La mayoría de hombres gays del Reino Unido respalda el uso de la legislación penal contra aquellas personas que transmiten el VIH a una pareja sexual, según un nuevo informe publicado por Sigma Research.
En general, el 57% de los hombres homosexuales apoyó la acusación y el encarcelamiento de personas con VIH que habían transmitido el virus de forma imprudente a una pareja sexual.
El informe, titulado Sexually charged, evidenció que los hombres que nunca habían realizado pruebas de detección del VIH eran los que más defendían este uso del derecho penal. Investigaciones anteriores han mostrado que los hombres gays que no han efectuado nunca pruebas de detección del virus son los que tienen menos probabilidad de conocer a alguien infectado y a menudo sienten que el VIH no está presente ni en su círculo social ni en su día a día.
En general, los varones que apoyan los procesamientos penales atribuyen la responsabilidad de prevenir las infecciones durante los encuentros sexuales al miembro de la pareja con VIH. También tienen una visión del virus altamente estigmatizadora y parecen tener poca confianza en la efectividad del tratamiento antirretroviral.
Los autores del informe percibieron que pocos hombres homosexuales piensan que la actuación judicial pueda ayudar a reducir la transmisión del VIH, y expresan preocupación respecto a que actuaciones de este tipo hayan creado expectativas no realistas de que las personas infectadas revelerán su estado serológico a sus parejas sexuales.
Desde el año 2001, la legislación penal de Inglaterra, Gales y Escocia se ha utilizado para acusar y encarcelar a personas por transmisión imprudente del VIH. Los casos así tratados han afectado a personas que no informaron a su pareja (o parejas) de su estado serológico antes de realizar unas prácticas sexuales sin protección que conllevaron la transmisión del VIH.
En el año 2006, los hombres que participaron en el sondeo Gay Men’s Sex Survey respondieron a una serie de preguntas para conocer sus opiniones acerca de esta criminalización. En aquel momento, los medios de comunicación estaban ofreciendo mucha información sobre los procesos.
Un total de 8.152 hombres respondieron a las preguntas indicando si estaban de acuerdo, en desacuerdo o tenían dudas en torno a los procesos judiciales. Una amplia mayoría de hombres (57%) indicó que consideraba “una buena idea encarcelar a aquellas personas que saben que tienen infección por VIH y lo transmiten a parejas sexuales que no lo saben”.
Un poco más de una cuarta parte de los varones (26%) manifestó oposición a esta idea y un 18%, que no estaba seguro.
Existieron diferencias significativas entre las características de los hombres que respaldaron el uso de la derecho penal para castigar la transmisión del VIH y las de quienes se opusieron o no estaban seguros.
Los hombres que nunca habían realizado pruebas diagnósticas de la infección por VIH fueron el grupo que se mostró más a favor (64%), mientras que los infectados tuvieron una menor tendencia a manifestarse favorablemente (49%). La mayoría de hombres sin VIH (57%) respaldó el encarcelamiento.
El apoyo de los procesamientos, además, estuvo relacionado con factores demográficos, sociales y conductuales. De forma notable, los hombres con más de 30 parejas sexuales al año fueron quienes más se opusieron a esta criminalización (54%), aún cuando los investigadores excluyeron a aquéllos con VIH.
La mayoría de los que respaldaron el empleo de leyes penales proporcionó información para explicar su postura. El daño causado por la transmisión del VIH emergió como el factor principal.
Muchos participantes destacaron el riesgo de muerte que percibían como derivado de la infección por VIH. Algunas personas equipararon la transmisión del virus con el asesinato.
“Estas respuestas revelan la percepción de que, cuando se vive con VIH, existen pocas posibilidades de vivir bien o de ser longevos”, afirmaron los investigadores. Y añadieron: “La infección por VIH es percibida como una absoluta catástrofe”. La efectividad del tratamiento antirretroviral fue poco valorada.
El daño moral, asimismo, fue considerado por quienes defendían el encarcelamiento. Por ejemplo, un hombre de 22 años de Gales que nunca había realizado pruebas de detección del VIH dijo: “Saber que tienes VIH y practicar sexo con alguien que desconoce que estás infectado sin decírselo es una de las peores cosas que se pueden hacer. Se debería condenar a estas personas a cadena perpetua”.
También se evidenció con claridad que aquéllos que apoyaban el encarcelamiento pensaban que la responsabilidad de prevenir la transmisión del virus recaía únicamente en el miembro de la pareja infectado. Como indicó un hombre seronegativo del sur de Inglaterra: “Una vez tienes infección por VIH, es tu responsabilidad asegurarte de no transmitirlo”.
En cambio, los hombres que se opusieron al encarcelamiento pensaban a menudo que la responsabilidad debería ser compartida por los dos miembros de la pareja. Una persona sin VIH de Londres resumió su posición así: “El tango se baila entre dos”.
Por otra parte, se manifestó que la cárcel era un castigo inapropiado para estos casos. Un hombre escocés sin VIH respondió: “No es una buena idea, es reaccionario”.
Cerca de una octava parte de quienes se opusieron indicaron que lo hicieron por el impacto que podría tener la criminalización sobre la epidemia del VIH. Una parte significativa de esos hombres expresó la opinión de que este tipo de acción sólo podría incrementar el estigma y la discriminación asociados al VIH. “Vivir con el virus es suficientemente malo como para encarcelar a quienes lo tienen”, afirmó un hombre de 33 años con VIH de los Midlands de Inglaterra. Además, hizo notar la forma excepcional en que la legislación penal trata la infección por VIH: “No se encarcela a quienes transmiten un catarro, la gripe u otros virus más graves. Este enfoque constituye un ejemplo más del prejuicio hacia quienes sufren la infección por VIH”.
Algunos hombres expresaron su creencia en que la criminalización podría desalentar la realización de las pruebas de detección del virus.
En torno a una cuarta parte de los varones no estaba seguro acerca de la criminalización. Las respuestas de estos hombres indicaban su opinión dependería de las circunstancias de cada caso, incluidos temas como la comprensión compartida y la intencionalidad. Cuando los investigadores examinaron en detalle las respuestas de estos hombres, se puso de manifiesto que un tercio de quienes no estaban seguros realmente dio respuestas que sugerían la existencia de grandes dudas sobre el encarcelamiento de personas por transmitir el VIH.
Los responsables de la investigación creen que los hallazgos del informe tienen implicaciones importantes en la promoción de la salud en el campo del VIH. También señalaron su preocupación por que “la mayoría de quienes apoyaron la criminalización considera que el VIH es inevitablemente mortal”. Además, comentaron el hecho de que “la percepción de que el VIH implica una muerte segura mantiene el estigma asociado al virus, lo que a su vez tiene un impacto negativo sobre el entorno en el que se realizan intervenciones preventivas”.
Los autores del estudio muestran su preocupación respecto a que quienes apoyan la criminalización parecen esperar que sus parejas con VIH desvelen su estado serológico. Asimismo, puntualizaron que este hecho no es realista, ya que un tercio de los hombres gays con VIH ignora que tiene el virus; también señalan que muchos hombres diagnosticados encuentran problemático el hecho de revelar su estado. Además, el hecho esperar que la otra persona desvele su estado serológico “asume que los hombres sin VIH no tienen ningún papel en protegerse de la infección”.
Otro tema derivado del informe y que destacan los investigadores es la necesidad de enfrentarse al evidente estigma con el que muchos hombres asocian el VIH. Así, subrayaron: “El grado en que está malentendida la realidad de vivir con VIH y el miedo y la aversión con que los hombres se refieren a esos ‘otros’ hombres gays o bisexuales infectados son evidentes”. Los autores del estudio concluyeron que “el hecho de considerar el VIH un asunto ‘de otros’ continúa siendo el reto subyacente más importante para la respuesta frente a la infección”.
Referencia: Dodds C, et al. Sexually charged: the views of gay and bisexual men on criminal prosecutions for sexual HIV transmission. Sigma Research, 2009.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).