Los investigadores hallaron que los pacientes afroamericanos tenían un riesgo superior de padecer efectos cardiovasculares graves y que las mujeres eran más susceptibles a padecer anemia grave.
La terapia antirretroviral puede implicar una vida más larga y sana, pero muchas personas que están tomando antirretrovirales desarrollan efectos secundarios. Investigaciones previas han identificado una serie de factores asociados con un aumento del riesgo de padecer efectos secundarios entre los cuales se incluyen la coinfección con el virus de la hepatitis B o C, recuentos de células CD4, factores genéticos e índice de masa corporal.
También hay algunas evidencias de que el sexo y la etnia pueden ser factores de riesgo para algunos efectos secundarios. Por ejemplo, las mujeres son más susceptibles que los hombres a desarrollar erupciones al comenzar la terapia con nevirapina (Viramune), y en pacientes de ascendencia africana, una menor eliminación de efavirenz (Sustiva) se asocia con un aumento del riesgo de efectos secundarios psiquiátricos.
La mayoría de los ensayos clínicos que se han realizado para obtener la aprobación de los medicamentos antirretrovirales han incluido sólo un pequeño porcentaje de minorías étnicas y mujeres, de manera que la información sobre el papel de estos factores en el riesgo de desarrollar efectos secundarios es limitada.
Por este motivo, un grupo de investigadores del estudio US FIRST condujo un estudio observacional de 5 años de duración para ver si la etnia o el sexo eran factores de riesgo de efectos secundarios asociados a los antirretrovirales.
Un total de 1.301 personas fueron incluidas en el análisis. Todos estaban iniciando una terapia antirretroviral de gran actividad por primera vez. Los participantes fueron distribuidos aleatoriamente a uno de tres brazos de tratamientos: un régimen basado en inhibidores de la proteasa (IP), otro basado en un inhibidor de la transcriptasa inversa no análogo de nucleósido (ITINN) y un tratamiento que incluyó tanto un IP como un ITINN.
La población del estudio fue étnicamente diversa, siendo un 54% afroamericanos y un 17% hispanos. Un 20% fueron mujeres.
Los investigadores registraron efectos secundarios graves (de grado 4) y llevaron a cabo análisis estadísticos para ver si éstos estaban asociados con la etnia o con el sexo.
Se dispuso de un total de 5.929 persona-años para el análisis, y 409 pacientes experimentaron uno o más efectos secundarios graves con una tasa de 9 episodios por 100 persona-años. Se registraron 176 muertes, lo que supuso una tasa de 3 por 100 persona-años. En general, los pacientes negros experimentaron una tasa mayor de efectos secundarios graves que los pacientes de otros grupos raciales (p=0,03), y fueron estadísticamente más susceptibles a experimentar episodios cardiovasculares (p=0,03) y efectos adversos asociados al riñón (p=0,01). Los hombres de etnia negra fueron más susceptibles a experimentar un efecto secundario de tipo psiquiátrico y las mujeres fueron más susceptibles que los hombres a desarrollar anemia (p=0,01).
Un total de 523 (40%) participantes cambiaron de tratamiento como consecuencia de los efectos secundarios, aunque los investigadores hallaron que los pacientes negros fueron ligeramente menos propensos que los pacientes de otras etnias a hacerlo.
A continuación, los expertos llevaron a cabo una serie de análisis multivariable, que mostró que, tras controlar por otros factores potenciales, las mujeres tenían un aumento del riesgo de anemia de grado 4 (CR ajustado= 2,34; IC del 95% [IC95%]: 1,09-4,99). La etnia negra se asoció con un aumento del riesgo de episodios cardiovasculares (CR ajustado=2,64; IC95%: 1,04-6,67) y de enfermedad renal (CR ajustado=3.83; IC95%: 1,13-5,30). Los análisis multivariable también mostraron que los pacientes negros eran menos propensos a cambiar de tratamiento por efectos secundarios (CR ajustado=0,82; IC95%: 0,66-1,01).
“Tras ajustar por factores de riesgo basales, este estudio demostró diferencias significativas asociadas a la etnia y el sexo para tipos específicos de efectos secundarios de grado 4, pero no para los efectos adversos en general…o para las tasas de interrupción de la terapia por toxicidad”, escribieron los investigadores.
Los investigadores observan que los pacientes afroamericanos tenían menores recuentos de linfocitos CD4 cuando empezaron la terapia antirretroviral y también presentaban una mayor prevalencia de hipertensión. Estos factores podrían haber contribuido al mayor riesgo de enfermedad cardiaca o renal observado en el estudio.
No sorprendió una mayor tasa de anemia grave entre las mujeres y los investigadores habrían esperado altas tasas de anemia entre las mujeres que tomaban una terapia que incluyese AZT. No obstante, cuando los investigadores controlaron por uso de AZT, hallaron que incluso así las mujeres tenían una alta tasa de anemia “lo que sugiere que otros factores no controlados en este estudio pueden haber contribuido a un mayor riesgo de anemia.”
Los investigadores concluyen: “El médico que trate a mujeres y minorías étnicas necesita considerar las enfermedades simultaneas subyacentes y el riesgo de complicaciones cardiovasculares, renales y psiquiátricas cuando seleccionan un tratamiento antirretroviral”, y añaden: “El éxito de la terapia antirretroviral a largo plazo, no obstante, depende en última instancia de la temprana identificación de las personas infectadas por VIH y estar bajo control médico para minimizar la toxicidad antirretroviral y maximizar la supervivencia.”
Referencia: Tedaldi EM y col. Ethnicity, race and gender. Differences in serious adverse events among participants in an antiretroviral initiation trial: results of the CPCRA 058 (FIRST Study). J Acquir Immune Defic Syndr 47: 441 – 448, 2008.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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