Los factores de riesgo estándar de enfermedad cardíaca pueden infravalorar el peligro en personas con VIH

Los algoritmos empleados para calcular el riesgo futuro de un ataque al corazón y decidir qué pacientes necesitan intervenciones clínicas pueden subestimar el riesgo en pacientes con VIH, según se informó recientemente en la Conferencia Europea del Sida.

Gus Cairns

El doctor Giovanni Guaraldi, de la Universidad de Módena (Italia), afirmó que el 41% de un grupo de pacientes a los que estudió cumplían los criterios para recibir intervenciones médicas (como la terapia con estatinas a fin de prevenir las cardiopatías), de acuerdo con los resultados de un escáner de tomografía directa por haz de electrones (o escáner TAC), que detectó la existencia de calcificación y endurecimiento de las arterias.

Por el contrario, dos algoritmos de predicción de enfermedad cardíaca (las directrices de la Sociedad Europea para la Hipertensión [ESH] y la Escala de Riesgo de Framingham [FRS]) sugirieron la necesidad de intervención médica en el 33% y 35% de los pacientes, de manera respectiva, omitiendo así el 6-8% de las personas en situación de alto riesgo.

Los algoritmos ESH y FRS fueron especialmente propensos a omitir a los pacientes más jóvenes y/o de sexo femenino con endurecimiento en las arterias, indicó el doctor Guaraldi.

Asimismo, señaló: “En la actualidad, tenemos que clasificar a los pacientes según el algoritmo de Framingham, pero no está validado en pacientes con VIH y puede subestimar la patología”.

No está nada claro lo que se debería hacer en particular con los pacientes con un riesgo ‘intermedio’ (es decir, una posibilidad del 10-20% de sufrir alguna enfermedad cardiovascular en los próximos diez años), y los estudios con imágenes de escáner podrían ayudar a identificar a las personas de este grupo que necesitan una intervención médica.

El equipo de Guaraldi estudió a un grupo de 724 pacientes con VIH. El 72% eran hombres y la media de edad fue de 47 años. Se aplicaron los algoritmos ESH y FRS, y todos los participantes realizaron un escáner TAC. El riesgo general Framingham, es decir, el riesgo de sufrir un ataque al corazón en los diez años siguientes por cada persona, promediado a todo el grupo, fue del 7,5%.

La puntuación FRS fue baja en el 71% de los pacientes, tuvo un valor medio en el 22% y fue elevada en el 7%: Por el contrario, el escáner TAC predijo un riesgo bajo en el 66% de los casos, medio en el 24% y alto en el 10%.

Las categorías de riesgo determinadas según la puntuación FRS y el escáner sólo coincidieron en el 83% de los casos, mientras que con las directrices ESH la correspondencia fue aún peor, sólo un 63% de coincidencia.

Las discrepancias fueron pronunciadas sobre todo en pacientes de sexo femenino y más jóvenes (en este contexto, se consideró ‘más joven’ a los menores de 55 años en el caso de los hombres y de 65 en el de las mujeres).

El 10% de las personas presentaron un valor bajo de FRS y alto riesgo según el escáner TAC. Si la valoración del TAC se tradujera en un equivalente de edad, una alta puntuación significaría que un hombre de 30 años tendría la edad biológica arterial de uno de 56. Al emplear estos valores en los algoritmos, en vez de la edad, la proporción de pacientes que no reunían los requisitos para recibir intervenciones preventivas a pesar de un elevado nivel de calcificación arterial fue del 3,5%, según FRS, pero sólo de un 1% si se utilizaran los resultados de los escáneres TAC para determinar la medicación.

Las directrices de tratamiento de la Sociedad Clínica Europea del Sida (EACS, en sus siglas en inglés), recién reeditadas, recomiendan que la puntuación FRS se use de forma estándar para decidir la idoneidad de las intervenciones médicas de personas en situación de riesgo cardíaco; el doctor Guaraldi sugirió, en la sesión de presentación de las directrices, que se empleen imágenes de escáner en la medida de lo posible de forma complementaria a esto.

En su propia sesión en la conferencia, al doctor se le preguntó si la técnica era aplicable en la práctica clínica, a lo que replicó: “Quizá no a diario, pero es importante reunir más datos, ya que, probablemente, estemos omitiendo tratamiento a nuestra población de pacientes con VIH en lo que se refiere a la prevención [de las enfermedades cardiovasculares]”.

Referencia: Guaraldi G, et al. Moving from risk factor assessment to atherosclerosis imaging to select the most appropriate patient for primary prevention. 12th European AIDS Conference, Cologne. Abstract BPD 2/2. 2009.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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