El sarampión sigue constituyendo una causa importante de mortalidad infantil en el África subsahariana antes de que los niños sean vacunados. Los anticuerpos maternos pasivamente adquiridos contra el virus del sarampión proporcionan protección a los bebés de menor edad. Sin embargo, estos anticuerpos podrían neutralizar también el virus de la vacuna e interferir con la inmunidad inducida por la misma.
Así pues, el momento de la vacunación contra el sarampión constituye un asunto crucial. En muchos países africanos, la vacuna del sarampión se administra durante una inmunización infantil rutinaria a los 9 meses de edad, cuando el 85% de los hijos de madres con inmunidad naturalmente adquirida responde a la vacuna. Aún no se conoce la utilidad de esta política en el caso de hijos de madres con VIH.
Actualmente, no existen datos sobre el momento en el que los anticuerpos anti-VS adquiridos por vía materna desaparecen en los bebés de madres con VIH. Esta información es crucial para determinar el momento adecuado de la vacunación del sarampión. A fin de abordar este asunto, un equipo de investigadores del Reino Unido, EE UU y Zambia comparó los anticuerpos anti-VS en bebés de entre 6 semanas y 9 meses y su estado serológico o de exposición al VIH.
El estudio tuvo lugar entre mayo de 2000 y noviembre de 2002 en una clínica pública para la realización de inmunizaciones infantiles rutinarias en Chawama Township, Lusaka (Zambia). Los integrantes del estudio fueron niños con y sin VIH que fueron llevados a la clínica para realizar la inmunización, pero que no fueron vacunados contra el sarampión. Se administró la vacuna Edmonton-Zagreb contra el sarampión a los 9 meses de edad en ambos grupos de niños.
En el momento de la inscripción se obtuvieron muestras de sangre de cada niño y se completó un cuestionario estándar respecto a su historial clínico. Después de la vacunación, se obtuvo una segunda muestra de sangre y se completó otro cuestionario.
Los ensayos de laboratorio consistieron en un inmunoensayo rápido del VIH, una determinación de ARN del VIH utilizando la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa de la transcriptasa inversa y una medida de los anticuerpos anti-VS neutralizadores mediante un ensayo de neutralización viral. Se emplearon métodos estándares para determinar las puntuaciones en las escalas antropométricas de crecimiento de los niños.
Se consideró que niveles de anticuerpos de 120 mUI/mL o más fueron protectores frente a la infección por VS de tipo salvaje; que niveles de anticuerpos de 50-120 mUI/mL fueron suficientes para interferir con las respuestas inmunológicas contra la vacuna del sarampión pero insuficientes para proteger frente a la infección por VS, y que los niveles de anticuerpos inferiores a 50 mUI/mL no tuvieron capacidad protectora y fueron insuficientes para interferir con las respuestas inmunológicas. Mediante un modelo estadístico, se valoraron potenciales factores de predicción de niveles de anticuerpos anti-VS, como la edad de la madre, y variables infantiles como sexo, emaciación, déficit de crecimiento, peso inferior al correspondiente y enfermedad en el momento del muestreo.
Se midieron anticuerpos neutralizadores anti-VS en 652 muestras de plasma provenientes de 448 niños, de los cuales, el 13,6% tenía infección por VIH-1, el 53,4% era seropositivo al VIH (tenía anticuerpos anti-VIH), pero no estaba infectado y el 33% era seronegativo al VIH. No hubo grandes diferencias entre los bebés atendiendo al estado de exposición al VIH o de infección. Sin embargo, los niños con VIH fueron más propensos a tener un peso inferior al normal, déficit de crecimiento, a estar sufriendo emaciación o a estar enfermos que los niños seropositivos al VIH pero sin infección y los seronegativos al VIH.
Los anticuerpos neutralizadores anti-VS fueron mínimos en los bebés infectados por VIH-1 y máximos en los bebés seronegativos al VIH. Esto se vio confirmado por un modelo estadístico que sugirió que, en el momento de nacer, los bebés infectados por VIH-1 tuvieron menores niveles de anticuerpos anti-VS pasivamente adquiridos que los bebés seronegativos al VIH. Aparte del estado respecto al VIH, no se encontró ningún otro factor relacionado con los niveles de anticuerpos.
A los 6 meses de edad, se estimó que el 91% de los bebés infectados por VIH-1, el 83% de los bebés seropositivos al VIH pero sin infección y el 58% de los bebés seronegativos al VIH poseían un nivel de anticuerpos maternos que era poco probable que interfiriera con la vacunación del sarampión. A los 9 meses de edad, el 99% de todos los niños presentaba niveles no protectores de anticuerpos.
Los hallazgos de Scott y su equipo de colaboradores muestran que los bebés infectados por VIH hijos de mujeres seropositivas al VIH en Zambia no presentan protección pasiva adquirida por vía materna contra el VS y, por tanto, corren un mayor riesgo de sufrir sarampión antes de la vacunación rutinaria a los 9 meses. Todo esto tiene una implicación política, ya que estos niños deberían ser inmunizados a los 6 meses, afirman tanto los autores del estudio como el artículo editorial.
Referencias: Scott S, et al. The influence of HIV-1 exposure and infection on levels of passively acquired antibodies to measles virus in Zambian infants. Clin Infect Dis 45: 1417-1424, 2007.
Katz SL. HIV’s challenge to measles control. Clin Infect Dis 45: 1425-1426, 2007.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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