Estas elevaciones están relacionadas con un engrosamiento más pronunciado de una arteria clave, un signo que actúa como un buen factor de predicción de sufrir posteriores enfermedades cardiovasculares.
Las personas con VIH parecen sufrir un mayor riesgo de patología cardiovascular, pero los motivos de ello son objeto de debate. Algunos datos apuntan, como posible causa, a unos mayores niveles de colesterol debidos al tratamiento antirretroviral (especialmente los que contienen inhibidores de la proteasa). No obstante, otras investigaciones han sugerido que el propio VIH provoca una inflamación crónica prolongada que contribuye al desarrollo de problemas cardíacos, apoplejías y enfermedades vasculares.
En el estudio, un equipo de investigadores de instituciones radicadas en Cleveland y Rochester (EE UU), y liderado por la doctora Grace McComsey, realizó un estudio transversal para examinar la relación entre marcadores de inflamación, activación endotelial y grosor íntima-media de la arteria carótida (una medida del estrechamiento de las arterias).
Los niveles elevados de diversos marcadores inflamatorios han sido relacionados con patologías cardiovasculares, como ha sucedido con la activación de las células que recubren los vasos sanguíneos [endotelio], lo que implica la existencia de cambios disfuncionales. El grosor íntima-media se ha correlacionado con elevaciones de los marcadores inflamatorios y de activación en algunos (aunque no todos) estudios sobre riesgo de enfermedad cardiovascular, lo que sugiere que la medida periódica de estos marcadores puede resultar útil en el estudio y predicción del riesgo de patología cardiovascular.
El estudio de Cleveland fue diseñado para determinar si existía una relación entre marcadores inflamatorios y signos físicos de cardiopatía en pacientes con VIH.
Los responsables del estudio seleccionaron a 73 pacientes con VIH que habían estado recibiendo terapia antirretroviral durante al menos seis meses y se compararon con un grupo control, emparejado por edad, compuesto por 21 pacientes sin VIH. En el estudio se excluyó a cualquier persona de la que se supiera que tenía una enfermedad cardiovascular, diabetes o cualquier dolencia inflamatoria.
Aunque los participantes en los dos grupos fueron muy semejantes en función de la edad, etnia, colesterol total e índice de masa corporal (IMC), los integrantes del grupo con VIH fueron más propensos a ser varones, a fumar y a presentar una mayor relación cintura/cadera (lo que a menudo es un indicativo de lipodistrofia). También tuvieron mayor tendencia a estar tomando medicaciones para reducir el nivel de lípidos, aunque no hubo diferencias en el uso de fármacos para la hipertensión o dosis pequeñas de aspirina.
Los pacientes con VIH presentaban una carga viral bien controlada (inferior a 50 copias/mL en el 81% de los casos) y ninguno tenía una carga viral superior a 1.600 copias/mL.
A pesar del tratamiento antirretroviral, las medidas evidenciaron que las personas con VIH mostraban unos niveles significativamente superiores de todos los marcadores inflamatorios, además de los receptores solubles 1 y 2 del factor de necrosis tumoral y de unos mayores niveles del marcador de activación sVCAM-1. También presentaron un mayor grosor íntima-media en dos medidas distintas.
El análisis multivariable en el grupo con VIH mostró que, tras tener en cuenta un amplio abanico de variables relacionadas con el riesgo cardiovascular, los únicos marcadores inflamatorios correlacionados de forma positiva con el grosor íntima-media fueron sVCAM-1, mieloperoxidasa y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α, en sus siglas en inglés).
El estudio, asimismo, puso de manifiesto que la edad constituyó el factor relacionado más firmemente con el mayor grosor íntima-media, lo que indica hasta qué punto los factores de riesgo cardiovascular típicos siguen siendo importantes en los pacientes con VIH. Los autores admiten que su estudio no fue capaz de tener en cuenta todos los factores de riesgo tradicionales, pero señalan que el fumar (que fue más frecuente en el grupo con VIH) no afectó a los niveles de los biomarcadores y no estuvo relacionado con el grosor íntima-media.
El equipo de investigadores afirma que son necesarios estudios de mayor tamaño que realicen el seguimiento de los pacientes con VIH a lo largo de períodos de tiempo prolongados, con objeto de valorar la relación entre los marcadores inflamatorios y las enfermedades cardiovasculares y de determinar hasta qué punto esta relación se ve afectada por un inicio más temprano del tratamiento antirretroviral o el uso de familias específicas de fármacos.
Referencias: Ross AC et al. Relationship between inflammatory markers, endothelial activation markers and carotid intima-media thickness in HIV-infected patients receiving antiretroviral therapy. Clin Infect Dis. 2009; 49: 1.119-1.126.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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