Inmigración y prevención: el efecto de la inmigración sobre el comportamiento de riesgo

Roger Pebody

Existe un abanico de comportamientos de riesgo que son más habituales entre los hombres después de emigrar, según informó el 5 de agosto un grupo de investigadores durante la XVII Conferencia Internacional del Sida, celebrada en México. La práctica de sexo con trabajadoras sexuales, las relaciones bajo los efectos de las drogas o el alcohol, el sexo a cambio de dinero y el sexo con hombres fueron los comportamientos identificados como más probables después de emigrar.

Estos datos provienen de una serie de estudios sobre la emigración mexicana a EE UU y, aunque algunos de los hallazgos serán específicos de ese entorno, también ponen de relieve diversas cuestiones que pueden ser relevantes para el trabajo preventivo con emigrantes en otros países, entre los que se incluyen los emigrantes gays.

Más de 11 millones de mexicanos viven en EE UU. El número de hombres que emigra es superior al de mujeres y la mayor parte de ellos se encuentra en edad laboral, su estancia en el país norteamericano puede ser temporal y cerca de la mitad son emigrantes sin documentos. La prevalencia de VIH es menor en México que en EE UU, pero en este último país la incidencia es relativamente alta entre la población de origen hispano/latino; asimismo, los emigrantes recientes dan cuenta de unos mayores niveles de comportamiento de riesgo. La Conferencia Internacional sobre el Sida, celebrada en la Ciudad de México, constituyó un entorno adecuado para realizar una sesión en la que se exploró la vulnerabilidad al VIH de los emigrantes mexicanos.

Melissa Sánchez, de la Universidad de California (EE UU), señaló diversos factores sociales que, probablemente, contribuyan a la vulnerabilidad entre los inmigrantes: pobreza, empleo precario, alojamiento inadecuado, movilidad constante (en especial para buscar empleo), aislamiento, depresión y acceso limitado a los servicios sanitarios.

Su estudio contó con 364 hombres que habían vivido en EE UU durante menos de cinco años o que volvían a México de forma regular. Los participantes fueron inscritos en los lugares de trabajo (granjas, sitios de recogida para el trabajo, campos improvisados), bares y clubes nocturnos (incluyendo aquéllos que emplean los hombres que practican sexo con hombres [HSH]), así como puntos de reunión comunitarios (hogares, tiendas de comestibles, iglesias, etc.).

En diversos estudios anteriores se ha constatado que los inmigrantes mexicanos en EE UU se exponen a un nivel elevado de comportamientos de riesgo, pero no han sido capaces de medir el cambio en dicho comportamiento a escala individual. En consecuencia, la autora de este estudio preguntó a los participantes sobre diversos comportamientos de riesgo, tanto antes como después de emigrar.

Descubrió que, si bien el 18% de los participantes había practicado sexo con trabajadoras sexuales antes de emigrar, el 29% lo había hecho posteriormente (p <0,0001). Del mismo modo, el porcentaje de personas que practicaban sexo bajo los efectos de drogas o alcohol aumentó de un 25 a un 41% (p <0,0001) y el número de ellas que declaró practicar sexo con otro hombre pasó del 4 al 7%. Respecto al sexo transaccional (sexo a cambio de dinero, comida, refugio, drogas o protección), el porcentaje aumentó del 1,4% antes de la emigración al 2,7% tras ésta.

Sánchez reveló que los comportamientos de riesgo fueron más habituales en los hombres inscritos en las sedes de trabajo, mientras que fue más probable encontrar hombres aislados de sus familias en los bares y clubes.

No obstante, el hallazgo más optimista de la ponente fue que el uso de preservativos tras la emigración fue superior. El porcentaje de hombres que declaró utilizar condón sólo en ocasiones, pocas veces o nunca disminuyó del 81 al 65% (p <0,0001).

Sobre este tema de los preservativos, Rene Leyva-Flores presentó resultados similares en la misma sesión de la conferencia. Los emigrantes masculinos mexicanos que entrevistó percibieron más habitualmente que California era un lugar donde existe el sida y donde es necesario usar condones. Sin embargo, cuando volvieron a México con sus esposas, el tema del sida no fue contemplado como relevante y no emplearon preservativos.

Por su parte, el estudio de Pilar Torres consistió en una investigación cualitativa sobre las actitudes frente a la emigración entre mexicanos jóvenes de entre quince y veinticuatro años. Habló tanto con los emigrantes que volvieron como con los que habían permanecido en México.

Aquéllos que se trasladaron a EE UU, a menudo, pretendían resolver sus problemas económicos, acompañar a otros miembros de la familia y eludir diversos problemas que tenían en México. Por otro lado, los que no emigraron, con frecuencia, referían menores problemas económicos y deseaban quedarse en México para cuidar de familiares o continuar su educación.

Se halló otra diferencia respecto a la actitud, que podría ser importante en relación con el VIH. Las personas que emigraron fueron caracterizadas como aventureras y tolerantes al riesgo, mientras que las que se quedaron fueron más temerosas y hostiles al riesgo. La emigración, en sí misma, está llena de peligros, desde encontrarse en un entorno desconocido y adverso hasta la probabilidad de morir cruzando la frontera. Torres sugirió que estas actitudes frente al riesgo y la incertidumbre tienen influencia sobre los comportamientos sexuales y de consumo de drogas.

Hombres gays y bisexuales: emigración sexual

También durante la conferencia, Héctor Carrillo -que presidió la sesión ya comentada anteriormente- presentó un informe sobre cuestiones relacionadas con los emigrantes mexicanos gays y bisexuales. Descubrió que muchos hombres se desplazaban a EE UU en búsqueda de un estilo de vida gay, pero que su falta de experiencia en dicho entorno les llevaba a adoptar riesgos para su salud.

El estudio se basó en entrevistas en profundidad realizadas en California a 77 hombres nacidos en México, a hombres que salieron con mexicanos y a hombres nacidos en Latinoamérica. Todos los varones se identificaron como gays o bisexuales y la mayoría fueron entrevistados de nuevo un año más tarde. También se efectuaron observaciones en los lugares donde los hombres mantenían contactos sociales.

Carrillo destaca que los hombres se trasladaron a EE UU por diversas razones. Muchos habían vivido una vida gay de manera pública o semipública en México, pero deseaban tener una vida más plena o abiertamente gay en el país norteamericano. Puede que hayan querido "proteger" a sus familias de los cotilleos sobre su forma de vida o que deseasen desarrollar una relación con un hombre americano que hubieran conocido en México. Con frecuencia, estos motivos se combinaron con otros de tipo económico (el fenómeno de la "emigración sexual" también ha sido examinado en el contexto del Reino Unido en un informe de Sigma Research sobre Hombres Gays Emigrantes, así como en el proyecto Gay Britain, de la Fundación Terrence Higgins).

El estudio encontró que, "para explicar cómo se producen los comportamientos de riesgo entre los hombres emigrantes gays y bisexuales mexicanos en EE UU, debemos prestar atención a dónde empezaron, cómo experimentaron el deseo por personas de su mismo sexo cuando vivían en México y de qué modo encajaban estas experiencias en sus conciencias y expectativas culturales".

Tales experiencias están muy influidas por la clase social, la educación y la localización geográfica. De manera más específica, algunos hombres habían tenido sexo con otros hombres principalmente dentro de un contexto definido de modo estricto en papeles "activos" y "pasivos" con poca noción de una identidad gay, mientras que otros hombres formaron parte de comunidades gays en grandes ciudades mexicanas.

Los emigrantes recientes, en especial aquellos hombres que no han disfrutado de un estilo de vida gay en México, a menudo se enfrentan a situaciones y contextos nuevos donde las "reglas del juego" son bastante diferentes a las que habían conocido previamente. La naturaleza audaz e impersonal de las saunas, las fiestas sexuales y las citas por internet pueden ser sorprendentes. Los hombres con unas habilidades lingüísticas limitadas y expectativas distintas respecto a cómo están organizadas las cosas pueden encontrar dificultades a la hora de mantener la protección en estos entornos.

Algunos hombres han tenido una experiencia reducida en las relaciones prolongadas con hombres. Para muchas otras personas, el deseo de confianza e intimidad puede llevar a que se abandone el uso de preservativos antes de que se hayan examinado los riesgos reales. Además, pueden existir grandes desequilibrios de fuerzas entre los miembros de la pareja, por ejemplo, entre un emigrante sin documentos en un entorno que no le es familiar y su pareja nacida en el país norteamericano.

Por otro lado, se ha encontrado que los hombres nacidos en México tenían tendencia a mostrar unas actitudes menos individualistas que los nacidos en EE UU. Los hombres criados en el país azteca (con o sin VIH), a menudo, expresaban la creencia de que las parejas sexuales deberían protegerse mutuamente, mientras que los hombres nacidos en el país norteamericano con frecuencia sugerían que cada uno era responsable de su propia salud. En ausencia de una conversación clara entre las parejas en cuanto al estado respecto al VIH y el riesgo, los hombres confían en suposiciones, que pueden ser especialmente poco fiables cuando cada uno está actuando de acuerdo con sus propias expectativas culturales.

En su conclusión, Héctor Carrillo señala que, en EE UU, se han iniciado programas de prevención específicos para hombres emigrantes y latinos, "pero que puede hacerse más para abordar los aspectos contextuales y situacionales relacionados con el riesgo de infección por VIH".

Referencias: Sánchez M, et al. The effect of migration on HIV high-risk behaviors among Mexican migrants. XVII International AIDS Conference, Mexico City, August 5 2008, abstract TUAD0203.

Leyva-Flores R, et al. Oaxacalifornia: transnational migration and the response to HIV/AIDS in Zapotec Mexican ethnic group. XVII International AIDS Conference, Mexico City, August 5 2008, abstract TUAD0202.

Torres P, et al. Migration to the U.S. and attitudes towards risk and uncertainty among Mexican adolescents. XVII International AIDS Conference, Mexico City, August 5 2008, abstract TUAD0206.

Carrillo H, et al. Risk across borders: sexual contexts and HIV prevention challenges among Mexican gay and bisexual immigrant men. Center for AIDS Prevention Studies, University of California, San Francisco, August 2008.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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