Sin embargo, presentó modelos que evidenciaron la posibilidad de reducir la actual epidemia en un 40% gracias al uso eficaz y orientado de los simples recursos preventivos de los que ya disponemos. Si a éstos se añaden los microbicidas y la profilaxis pre-exposición (PPrE) -que podrían estar disponibles en cinco años-, descendería en un 60%.
Gates declaró: “Si nos esforzamos en poner un nuevo foco de eficiencia tanto en el tratamiento como en la prevención y seguimos innovando con nuevas herramientas, podemos empezar a escribir la historia del fin del sida”.
Deberíamos estar poniendo en práctica impulsos de forma concertada para aumentar la provisión de tratamiento a fin de prevenir la transmisión del virus de madre a hijo, y para desplegar los programas de circuncisión, añadió.
“Estas medidas son potencialmente tan baratas y fáciles de proporcionar que, en realidad, resulta más caro el no implementarlas”.
El fundador de Microsoft admitió que había sido escéptico respecto al posible impacto de la circuncisión.
“Estaba de acuerdo en que era eficaz, pero no pensé que tantos hombres estarían dispuestos a realizarla. Estaba equivocado: Muchos jóvenes se están acudiendo voluntarios”, agregó, interrumpiendo su presentación para mostrar un corto sobre un hombre de 19 años en Suazilandia que acababa de hacerlo.
A pesar de todo, la circuncisión no está llegando, ni por asomo, a un número suficiente de hombres: apenas 150.000 hasta la fecha, de más de 40 millones que podrían beneficiarse de ella.
En el caso del tratamiento para prevenir la transmisión de madre a hijo, indicó: “Realmente, no entiendo por qué sólo el 45% de las mujeres tienen acceso al mismo. Esta cifra debería estar por encima del 90%. Tendríamos que ir a cada uno de los países implicados y convencer a los líderes políticos para que establezcan objetivos más altos. Me gustaría que incluso el próximo año ya se viera un gran cambio en este aspecto”.
Añadió que también se debería presionar a los políticos para que implementen programas de prevención dirigidos a las comunidades donde más beneficiosos podrían ser. En Kenia, el 10% de las infecciones se deben a la práctica de sexo entre varones y, a pesar de ello, pocas clínicas de distrito están orientadas a ofrecer servicios a los hombres que practican sexo con hombres (HSH). En algunos distritos de Rusia donde se han ofrecido jeringuillas limpias, el aumento de la prevalencia del VIH en la última década fue la décima parte del observado en los otros distritos.
“El problema no es la falta de datos”, advirtió. “El problema es que los países no están aprovechando los datos para tomar decisiones sobre financiación. En vez de ello, los políticos están tomando decisiones basadas en el miedo y el estigma”.
Unas intervenciones orientadas de manera adecuada (incluyendo aquéllas de tipo conductual convenientemente enfocadas e investigadas) podrían reducir a la mitad la epidemia mundial, afirmó Gates.
“Esto sería una buena noticia, pero no lo suficiente. Por fortuna, en el futuro podemos disponer de más herramientas”.
Se refirió a un modelo matemático desarrollado por un equipo de investigadores en el Imperial College de Londres [Reino Unido], que evidenció que, en un país con una epidemia generalizada (como por ejemplo Zimbabue), el uso de unas herramientas preventivas debidamente orientadas disminuiría en un 38% la prevalencia prevista en el año 2031. Si además se añaden los microbicidas y la PPrE, este porcentaje de reducción se iría al 53%.
En un país que aún tiene una epidemia focalizada [como es el caso de Benín], el impacto sería mayor: El modelo predice que las actuales herramientas de prevención, aplicadas de forma eficaz, reducirían en un 46% la prevalencia del VIH para el año 2031. Si se dispone de microbicidas y PPrE, disminuiría en un 64%.
Sin embargo, agregó: “Tenemos que afrontar que el aumento de nuestros esfuerzos preventivos no empezará a disminuir el número de muertes y el de personas que tenemos que tratar en una década. El único modo en que podremos reducir esto ahora es aumentando la cobertura del tratamiento”.
Cuando los fondos son limitados -indicó Bill Gates-, es necesario que descienda tanto el coste de los fármacos como el de su distribución. Al igual que Bill Clinton (véase el artículo de aidsmap: Clinton: ‘it’s the end of the beginning’ of the AIDS epidemic), considera que es poco probable que los costes de los regímenes de primera línea bajen mucho más, aunque es preciso seguir presionando en los precios de tenofovir y de los regímenes de segunda línea, que en la actualidad representan el 25% del coste en fármacos. Como Clinton, Gates estima que los mayores ahorros provendrían de realizar economías de escala en los planes de distribución y en aplicar estrategias de intercambio de tareas en el personal sanitario, de modo que la ayuda no especializada y la administración de fármacos las realicen auxiliares sanitarios.
“Si pudiéramos reducir el coste total a unos 300 dólares anuales, podríamos tratar al doble de personas”, dijo.
Gates comentó: “Otros países podrían precisar unas intervenciones distintas para alcanzar los resultados, pero el control del VIH estaría, junto con la erradicación de la viruela, como una de las grandes intervenciones médicas de la historia”.
Puedes ver el discurso de Bill Gates en el sitio web de la Fundación Kaiser Family.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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