Los hallazgos del último sondeo BASS Line sugieren que los hombres son más propensos que las mujeres a declarar comportamientos sexuales de riesgo, a presentar un menor nivel de conocimiento respecto a la infección y a tener menos probabilidades de haber realizado la prueba del VIH.
Los investigadores también recomiendan que el trabajo con varones preste especial atención a las necesidades tanto de los hombres que practican sexo con mujeres y con otros hombres como las de los hombres que sólo tienen sexo con hombres. Además, la necesidad es elevada entre los varones con bajo nivel de escolarización.
Tras un primer sondeo realizado en 2007, el segundo BASS Line se llevó a cabo entre octubre de 2008 y enero de 2009, y contó con una muestra de conveniencia de personas africanas que vivían en Inglaterra. Se recibieron 2.580 respuestas válidas de los participantes que completaron el sondeo, bien en su versión en folleto (distribuido por agencias de salud) o por internet (promovido por sitios web comunitarios africanos o comerciales).
Un gran número de resultados confirman los hallazgos del primer sondeo BASS Line (del que se informó de forma exhaustiva en aidsmap.com [en inglés] aquí, aquí y aquí). Con un total de 4.712 respuestas válidas, el estudio de 2007 fue el mayor jamás realizado sobre necesidades de salud sexual y prevención del VIH entre la población africana en Inglaterra.
La tercera parte de las personas encuestadas nunca había recibido el resultado de una prueba del VIH y un porcentaje similar no había hecho nunca una prueba para detectar otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Sólo la mitad de las personas que nunca habían realizado la prueba del VIH afirmaron que estaban deseando hacerlo.
Los hombres fueron menos propensos que las mujeres a haberse sometido a la prueba del VIH, a haber sido diagnosticados de la infección y a saber dónde acudir para hacerse la prueba.
El principal motivo esgrimido por los participantes para no haber realizado jamás la prueba fue que no percibían la necesidad (en consonancia con este dato, sólo un tercio de los encuestados sabía que al menos una de cada 20 personas africanas que residen en Inglaterra vive con VIH). Los responsables del sondeo recomiendan que, para aumentar la aceptación de la prueba, los promotores de salud deben aumentar la conciencia personal de la vulnerabilidad frente al VIH y de las posibles consecuencias de ignorar el estado serológico.
Tres cuartas partes de los participantes declararon haber sido sexualmente activos en el último año. Más de la mitad tenían una pareja sexual habitual, dato que fue más frecuente en hombres que en mujeres. Una de cada cuatro personas con pareja regular manifestó que mantenía otras relaciones sexuales fuera del vínculo de la pareja. De nuevo, esto fue más habitual en hombres que en mujeres.
Además, la décima parte de los que afirmaron haber practicado sexo en el último año declaró que, con seguridad, o probablemente, mantuvieron relaciones sexuales sin preservativo con alguien cuyo estado serológico al VIH era distinto al suyo. Los hombres y las personas con mayor número de parejas sexuales fueron más proclives a manifestar esto.
Por otro lado, en comparación con las mujeres, fue más probable que los hombres mostraran falta de preocupación respecto a verse implicados en la transmisión del VIH y más propensos a que el conseguir preservativos supusiera un problema. Asimismo, dieron cuenta de un nivel de conocimiento significativamente menor respecto al VIH en general.
Entre los hombres, aquéllos que practicaron sexo con hombres y mujeres fueron más tendentes a declarar haber tenido múltiples parejas, sexo fuera de la relación, sexo sin protección con alguien de estado serológico al VIH distinto y fallos del preservativo. Por su parte, los varones que sólo practicaron sexo con otros hombres fueron más proclives a presentar un diagnóstico de una infección de transmisión sexual o de VIH.
En consecuencia, el equipo de investigadores hizo un llamamiento a realizar más trabajo con los hombres africanos homosexualmente activos, incluyendo aquéllos que también practican sexo con mujeres.
Aunque en general la muestra tenía un nivel de educación bueno (tres cuartas partes tenían educación universitaria o equivalente), el 4% no contaba con educación formal o únicamente fue a la escuela primaria. El equipo de investigadores recomienda que se dirijan más recursos preventivos a este grupo de población. Pese a que fueron los menos propensos a realizar la prueba del VIH, fueron los que más probabilidad tuvieron de tener un diagnóstico de la infección o de otra ITS. El bajo nivel educativo, asimismo, estuvo relacionado de forma clara con los comportamientos de riesgo y el bajo nivel de conocimiento del VIH.
Intervenciones
En el sondeo se inquirió respecto al modo en el que los participantes preferirían recibir más información sobre el VIH. En general, un número superior de encuestados prefirió obtener estos datos por la lectura, en comparación con hablar con alguien, aunque muchas personas mencionaron ambos métodos.
“Leer en privado” fue la opción de lectura más popular, y entre los que especificaron un tipo en particular de formato escrito, la página web fue el más elegido. Sin embargo, las conversaciones cara a cara fueron preferidas a la charla con trabajadores sexuales mediante líneas telefónicas de ayuda o un chat de internet.
A los participantes se les preguntó quién desearían que les diera información o consejo acerca del VIH. Hubo una gran preferencia por los profesionales sanitarios, sobre todo los médicos (49%). Los autores comentan que los trabajadores de las organizaciones comunitarias tendrán que contar con la suficiente experiencia en VIH si van a atender eficazmente a usuarios. Muy pocas personas especificaron su predilección porque la persona que les diese la información fuera de una determinada etnia, sexo o edad, o que tuviera ella misma VIH.
Programa NAHIP
Este estudio se suma al trabajo efectuado como parte del Programa Nacional de Prevención Africana del VIH (NAHIP, en sus siglas en inglés), que ayudará a los promotores de salud a adecuar las intervenciones destinadas a las comunidades de origen africano en Inglaterra [todos los documentos enlazados están en inglés]:
- El marco de trabajo de planificación: “The Knowledge, the Will and the Power” (El conocimiento, la voluntad y la capacidad), en donde se perfilan los grupos y estrategias prioritarios para la prevención del VIH.
- El Manual de Prevención Africana del VIH, que ofrece consejos prácticos y comparte las mejores prácticas en la aplicación de diversas intervenciones preventivas del virus.
- El anterior sondeo BASS Line.
Referencia: Hickson F, et al. BASS Line 2008-2009: assessing the sexual HIV prevention needs of African people in England. Sigma Research, 2009.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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