Durante mucho tiempo se ha asumido que las saunas (conocidas en Estados Unidos como casas de baños), facilitan la práctica de sexo de alto riesgo entre hombres gay y bisexuales. Aunque estudios previos han sugerido que las saunas atraen a hombres que visitan diversos entornos públicos donde se practica sexo, un reciente estudio australiano sugirió que existen distintos tipos de riesgo relacionados con los tipos particulares de lugares públicos donde se practica sexo y que los hombres que practican sexo en la trastienda de un bar o club eran nueve veces más propensos a practicar sexo anal sin protección que los hombres que practican sexo en saunas.
El grupo de investigadores del Centro de Estudios para la Prevención del SIDA, en la Universidad de California, San Francisco, empleó un riguroso método de muestreo de probabilidades para determinar por primera vez el comportamiento de riesgo al VIH de los hombres en la sauna, en comparación con su comportamiento de riesgo al VIH en cualquier otro lugar en los tres meses anteriores a su visita a la sauna.
El estudio fue realizado en las últimas cinco semanas de 2001, en lo que el grupo de investigadores describe como "una típica casa de baños gay norteamericana". Los participantes fueron una muestra de hombres elegidos aleatoriamente a la salida de la sauna. Sus respuestas fueron sopesadas para asegurar que estos hombres fueran lo más representativos posible de toda la población que visitaba la sauna. La participación fue voluntaria, anónima y retribuida.
Casi una de cada doce personas, de las 440 que respondieron, declararon que no había practicado ningún tipo de sexo (es decir sexo anal u oral) durante la visita y el resto (91,5%) declaró haber practicado sexo oral durante la visita. El 44% declaró haber practicado sexo anal: el 33% practicó sólo sexo anal con protección y el 11% sexo anal sin protección. De este 44%, más hombres declararon haber practicado sexo anal insertivo (29% sólo con protección y 7% sin protección al menos una vez) más que sexo anal receptivo (14% sólo con protección y 5,5% sin protección al menos una vez).
Entre los 158 hombres que practicaron sexo anal insertivo, uno de cada cinco declaró haberlo hecho sin condón al menos una vez. Algo más de la mitad (52%) de los 24 hombres que practicaron sexo anal sin protección receptivo tenía VIH, mientras que menos de la tercera parte (29%) de los 31 hombres que practicaron sexo anal sin protección insertivo tenía VIH.
Por contra, más de la cuarta parte de los 440 hombres (27,5%) declaró haber practicado sexo anal sin protección en los tres meses anteriores a la visita a la sauna. Casi el doble de hombres declaró haber practicado sexo anal sin protección en privado que en público (21,5% frente a 12,5%; p<0,001).
De los hombres que practicaron sexo anal sin protección en los tres meses anteriores, la cuarta parte (24%) también practicó sexo anal sin protección durante su visita a la sauna, mientras que sólo el 5% de los hombres que no practicaron sexo anal sin protección en los tres meses anteriores lo hizo durante su visita a la sauna (p<0,0001).
De los 403 hombres que declararon haber practicado sexo oral o anal en la sauna, los hombres que declararon sexo anal sin protección en privado o en público en los tres meses anteriores y los hombres que habían ido a la sauna en el año anterior, fueron más propensos a declarar sexo anal sin protección durante la actual visita.
El grupo de investigadores señala que "la mayoría de los hombres en la sauna no realizó prácticas sexuales de riesgo en ningún lugar, ni en la casa de baños, ni otros entornos sexuales ni en entornos privados como en el hogar o un hotel… Sorprendentemente, muchos hombres que declararon haber tenido comportamientos sexuales de alto riesgo en otros entornos, realmente declararon haber practicado sexo más seguro durante su visita a la sauna. Estos estudios contradicen la aseveración de que las casas de baños facilitan la practica de sexo de alto riesgo a gran escala".
Los autores argumentan que, "la inmensa mayoría de la actividad sexual que se produce en ese entorno no contribuiría a la transmisión del VIH, incluso aunque algunos hombres en la sauna siguen practicando comportamientos de riesgo no sólo en la casa de baños, sino también en privado y otros entornos públicos".
Señalando que "los hombres que practican sexo anal sin protección tendieron a hacerlo en cualquier lugar que practicaran sexo", concluyen que las saunas constituyen "un punto de acceso para que una intervención adecuada llegue a estos hombres" y que "la salud pública tiene la oportunidad de diseñar intervenciones innovadoras de prevención que los hombres puedan llevar con ellos y que se centren en reducir su comportamiento de riesgo no sólo en la sauna sino en cualquier lugar en que practiquen sexo".
Referencia: Woods WJ et al. Probability sample estimates of bathhouse sexual risk behavior. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes 45(2): 231-238, 2007.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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