En un estudio tailandés, el inicio del tratamiento anti-VIH no aumenta las tasas de neuropatía

Un pequeño estudio tailandés ha encontrado tasas idénticas de neuropatía entre los pacientes que recibían terapia antirretroviral (TARV) y los que aún no la habían iniciado. El estudio está publicado en la edición de 1 de diciembre de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Michael Carter

La mayoría de las personas tratadas con antirretrovirales estaba tomando estavudina (d4T, Zerit®), lo que hace que este hallazgo sea sorprendente.

Existen dos causas principales de neuropatía en pacientes con VIH. La primera es la debilidad del sistema inmunitario y se calcula que el 30% de las personas con VIH desarrollaría esta dolencia si no recibiera una TARV. Sin embargo, la neuropatía también puede darse como un efecto secundario de algunos inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN), principalmente estavudina, un fármaco muy empleado en entornos con recursos limitados. Investigaciones previas realizadas en Tailandia sugirieron que el 7% de los pacientes que tomaban un régimen que contenía estavudina desarrolló una neuropatía en los dos primeros años del tratamiento.

Para entender mejor la prevalencia y los factores de riesgo de la neuropatía, un equipo de investigadores del centro médico Phramongkutkloa de Bangkok diseñó un estudio transversal que contó con 100 pacientes con VIH, sesenta y tres de los cuales estaban tomando TARV. La inscripción se realizó entre enero y julio de 2006.

A través de los registros médicos de los pacientes se obtuvo información respecto a la presencia de otras afecciones, el historial de enfermedades definirorias de sida, el empleo de fármacos antirretrovirales, el recuento de células CD4 y el nivel de carga viral.

Se realizaron diversas pruebas para comprobar si los pacientes presentaban algún daño sensorial relacionado con la neuropatía o algún síntoma asociado con esta dolencia, como entumecimiento y dolor.

La mediana del recuento de linfocitos CD4 fue de 132 células/mm3 y el 37% de los pacientes había sido diagnosticado de alguna enfermedad definitoria de sida, siendo la más habitual la tuberculosis (19%).

De los 63 pacientes que tomaban terapia antirretroviral, sesenta y uno seguían un régimen que contenía estavudina.

No constituyó ninguna sorpresa que los pacientes que tomaban TARV mostrasen un recuento de células CD4 superior al de aquéllos no tratados (213 células/mm3 frente a 44 células/mm3; p <0,01), así como un mayor índice de masa corporal [IMC] (21 frente a 19,7; p= 0,04).

Se hallaron síntomas propios de la neuropatía en una proporción idéntica de pacientes con y sin experiencia en tratamiento (35%). No obstante, ninguna de las personas sin experiencia en terapia declaró sufrir dolor neuropático, mientras que siete de las que tomaban TARV afirmaron notar este síntoma.

Además, una proporción similar de pacientes que recibían tratamiento para el VIH (28%) y de aquéllos sin experiencia en tratamientos (32%) mostró un posible daño sensorial relacionado con la neuropatía. Cuando el equipo de investigadores utilizó la definición de daño sensorial más estricta posible, de nuevo se encontró una proporción similar de personas que sufrían esta dolencia entre las que tenían experiencia en tratamiento y las que no (9,5% frente a 10,6%).

Tener un menor recuento de células CD4 estuvo asociado con un mayor riesgo general de neuropatía.

“Es interesante señalar la falta de divergencia en las tasas de neuropatía sensorial probablemente relacionadas con el VIH según el estado del tratamiento”, escriben los autores. Y añaden: “Este hallazgo es inesperado, teniendo en cuenta la alta frecuencia [94%] de uso de ITINd (basados en dideoxinucleótido), un factor que se consideraba que aumentaba las tasas de neuropatía tóxica antirretroviral”.

El equipo de investigadores plantea la hipótesis de que, en su cohorte, “la tendencia de los ITINd a inducir neuropatía puede haber sido sobrepasada por los efectos beneficiosos de la mejora inmunitaria gracias a la potente terapia antirretroviral, especialmente porque los participantes presentaban una inmunosupresión grave”.

En otro estudio también se encontró una relación entre tener unos recuentos bajos de CD4 y el mayor riesgo de padecer neuropatía en pacientes tratados con fármacos antirretrovirales. En consecuencia, estos investigadores señalan: “Los parámetros inmunitarios siguen constituyendo un factor de riesgo importante de sufrir neuropatía sensorial asociada con el VIH tras el uso de potentes fármacos antirretrovirales”.

Los autores concluyen instando a que se realice una mayor investigación para determinar las tasas de neuropatía tras el inicio de los regímenes antirretrovirales.

Referencia: Sithinamsuwan P, et al. Frequency and characteristics of HIV-associated sensory neuropathy among HIV patients in Bangkok, Thailand. J Acquir Immune Defic Syndr. 2008; 49: 456-458.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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