Aunque los hallazgos del estudio son convencionales en lo que se refiere a su predicción de la necesidad de un periodo de inducción de hasta un año de duración, la idea de intensificar el tratamiento tras iniciar el régimen de mantenimiento es nueva. La denominada terapia “de refuerzo” por los autores, emplearía un conjunto de fármacos completamente distinta a la del régimen base de “mantenimiento” y podría iniciarse hasta 40 días tras el tratamiento de mantenimiento.
Cuanto más corta sea la fase de tratamiento intensificado, más adecuado será iniciarlo tras el tratamiento de mantenimiento, afirman los autores.
“[La terapia de refuerzo] resulta en unas mayores tasas de erradicación debido a la predicción de que las poblaciones virales resistentes a fármacos descenderán de forma pasajera tras el inicio de la terapia de mantenimiento”. Mientras tanto, los virus resistentes al régimen de mantenimiento son suprimidos durantes esta segunda fase de descenso del tratamiento ya que la carga viral es suprimida aún más y, así, se evita que los virus resistentes a fármacos infecten a la población emergente de células que podrían apoyar a estos virus de replicación rápida.
Al erradicar tantos virus resistentes al régimen de mantenimiento como sea posible en esta etapa, el tratamiento “de refuerzo” limita la población disponible para socavar el tratamiento de mantenimiento después de que este régimen de refuerzo se interrumpa.
El modelo se basa en el potencial de desarrollar resistencia a terapias de tres fármacos y asume que podría desarrollarse resistencia de alto nivel a dos de los tres fármacos, al tiempo que podría emerger una resistencia parcial al tercer fármaco. Esto refleja los patrones habituales de resistencia observados tras el fracaso de regímenes que contienen efavirenz, 3TC y tenofovir o AZT, los regímenes de primera línea prescritos con más frecuencia en muchos países.
El modelo asume que la carga viral disminuye en dos fases: la primera fase, más rápida, dura diez días, la segunda (durante la cual la carga viral disminuye por debajo de las 50 copias), dura 120 días. El descenso de la población viral en células con infección latente empieza entorno al día 200.
El modelo también asume que los virus resistentes a fármacos tienen menos vigor que los sensibles a fármacos y, por tanto, no se replican igual de bien.
Pero los autores dicen que una de las principales limitaciones del modelo es la predicción precisa de la magnitud de la población viral y de la rapidez con la que mueren las células infectadas por VIH de vida moderadamente larga del sistema inmunológico.
Afirman que el modelo propuesto de tratamiento podría ser especialmente relevante en entornos de recursos limitados, donde las opciones de fármacos son limitadas, ya que podría reducir el riesgo de fracaso del tratamiento de primera línea.
“Nuestra experiencia nos dice que a menudo médicos y diseñadores de políticas dudan en tener en cuenta los enfoques con modelos matemáticos e incluso en ocasiones se muestran hostiles hacia ellos. En vez de eso, confían en la intuición o esperan los resultados de caros ensayos clínicos de larga duración”, afirmó John Mittler de la Universidad de Washington, Seattle, uno de los autores del documento.
Referencia: Curlin ME et al. Optimal timing and duration of induction therapy for HIV-1 infection. PLoS Computational Biology 3 (7): e133, 2007. doi:10.1371/journal.pcbi.0030133
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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