Se encontraron pocas diferencias en la proporción de pacientes que alcanzaron y mantuvieron una carga viral indetectable al tener en cuenta el subtipo del virus. La restauración inmunitaria, determinada por la ganancia de células CD4, fue también similar entre todos los subtipos estudiados.
El subtipo del virus más habitual en Europa occidental y EE UU es el B. En consecuencia, la mayoría de los ensayos clínicos y estudios observacionales se han realizado en poblaciones donde ése era el subtipo predominante. Pese a ello, el subtipo B representa únicamente el 12% de las infecciones mundiales por VIH, mientras que el C constituye cerca del 48%.
En el Reino Unido y algunos países de Europa occidental, la inmigración (en especial la proveniente del África oriental y meridional) supone que los médicos tengan que tratar pacientes con una mayor diversidad de subtipos del VIH. Los datos de laboratorio sugieren que los subtipos distintos al B pueden ser menos susceptibles a algunos fármacos antirretrovirales, pero se desconoce la implicación clínica de este hecho. Por otro lado, las investigaciones previas que analizaron los resultados del tratamiento del VIH según el subtipo del virus se han visto limitadas por diversos factores.
En consecuencia, un equipo de investigadores del Estudio de Cohorte de Colaboración del VIH del Reino Unido y del Grupo de Colaboración sobre VIH Resistente a Fármacos del país británico diseñó un estudio observacional para analizar el efecto del subtipo del VIH sobre las respuestas virológicas e inmunitarias al tratamiento antirretroviral.
Su investigación contó con 2.116 pacientes que iniciaron terapia antirretroviral por primera vez entre 1996 y 2006. Estos pacientes tenían diversos subtipos del VIH, incluyendo el subtipo B (73%), C (13%), A (3%), CRF_AE (3%) y D (2%). El 6% restante mostraba subtipos más raros, como el G, F, I, J u otros inclasificables.
Se observó una sólida relación entre el subtipo del VIH y el origen étnico y la pertenencia a un grupo vulnerable. La mayoría (86%) de los casos de infección por el subtipo B se produjo entre pacientes de etnia blanca y el 90% en hombres gays. Por el contrario, el 76% de las infecciones por el subtipo C se dio en personas de etnia negra africana y el 87% de las infecciones por este subtipo tuvo lugar en heterosexuales.
Se realizó el seguimiento de los pacientes durante una mediana de 39 meses y se alcanzó una carga viral indetectable en el 97% de los casos. Tras doce meses de tratamiento con una combinación triple de fármacos, el 89% de los pacientes con el subtipo B presentaba una carga viral indetectable, frente al 94% de los que tenían infección por el subtipo C y el 97% de los infectados por el subtipo A. Además, las personas con los subtipos C ó A alcanzaron una carga viral indetectable con más rapidez que los que tenían el subtipo B (p= 0,02).
A continuación, se restringió el análisis a los pacientes que lograron una carga viral indetectable en seis meses para comprobar si el subtipo del virus afectaba al riesgo de un posterior rebote a niveles detectables.
Se descubrió que se produjo un rebote en el 18% de los casos y el primer conjunto de análisis estadísticos mostró que el riesgo de que tuviera lugar el rebote fue un 39% superior entre las personas infectadas por el subtipo C que entre las que tenían el B. Sin embargo, al tener en cuenta en el análisis los posibles factores de confusión, esta diferencia desapareció.
De todos modos, el equipo de investigadores encontró que el rebote viral fue ligeramente más probable en los pacientes con el subtipo C que con el B (cociente de riesgo ajustado [CRA]: 1,40; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,00-1,95; p= 0,05).
Al excluir a los pacientes cuyo aumento de la carga viral se debió a la falta de adhesión o a la interrupción del tratamiento, no se apreciaron diferencias entre los subtipos en lo referente al tiempo hasta el rebote de la carga viral.
Se realizó un análisis para determinar el efecto del origen étnico y de la pertenencia a un grupo en situación de riesgo sobre los resultados virológicos del tratamiento. Se comprobó que el intervalo entre el inicio del tratamiento y la consecución de una carga viral indetectable fue menor en pacientes de origen negro africano que en pacientes de etnia blanca (p= 0,03), y entre las mujeres heterosexuales que entre los hombres gays (p= 0,04).
Finalmente, el equipo de investigadores examinó el impacto del subtipo sobre la recuperación del sistema inmunitario. Los pacientes infectados por los subtipos distintos al B presentaron unos recuentos basales de CD4 inferiores que los de los pacientes con VIH de subtipo B. Esta diferencia se mantuvo durante la terapia anti-VIH. Sin embargo, la tasa de aumento del recuento de CD4 no fue distinta en función de los subtipos.
“En general, las respuestas virológicas e inmunitarias fueron excelentes a lo largo de una mediana de 39 meses de seguimiento, lo que indica que los regímenes de tratamiento actuales son igual de eficaces con independencia del subtipo del virus”, concluyen los autores.
En un artículo editorial en el mismo número se afirma: “La moderna terapia antirretroviral funciona bien en el puñado de subtipos del VIH distintos al B estudiados hasta ahora y, con certeza, salvará vidas, independientemente del subtipo del virus”. No obstante, los investigadores creen que es necesario investigar más la eficacia del tratamiento anti-VIH frente a la gama completa de subtipos.
Referencias: Geretti AM, et al. Effect of HIV-1 subtype on virologic and immunologic response to starting highly active antiretroviral therapy. Clin Infect Dis. 2009; 48: 1.296-1.305.
Kosakovsky-Pond SL, et al. Are all subtypes created equal? The effectiveness of antiretroviral therapy against non-subtype B HIV-1. Clin Infect Dis. 2009; 48: 1.306-1.309.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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