Se hizo un seguimiento de las tasas de enfermedad y síntomas en más de 2.000 pacientes que iniciaron la terapia antirretroviral entre los años 2000 y 2007.
Después de tres años de tratamiento, la tercera parte de los pacientes presentaban indicios de neuropatía y el 9% mostraban síntomas. La mayor edad se establece como un importante factor de riesgo de desarrollar la enfermedad.
“La neuropatía periférica en pacientes con VIH persiste a pesar de la mejora en la función inmunitaria y el control virológico relacionado con la terapia antirretroviral combinada y el menor uso de [fármacos] neurotóxicos”, comenta el equipo de investigadores.
Las alteraciones neurológicas (como la neuropatía periférica) constituyen una complicación reconocida de la infección por VIH. El propio virus es el causante y algunos fármacos antirretrovirales antiguos (como el d4T, ddI y ddC) pueden provocar daños en los nervios. Además, el envejecimiento está vinculado con un deterioro de la función neurológica y algunas de las comorbilidades habituales en pacientes con VIH, como la diabetes, también pueden aumentar el riesgo de desarrollar desórdenes neurológicos.
En los países ricos ya no se recomiendan los tratamientos con los fármacos antirretrovirales que presentan el riesgo más elevado de producir neuropatía periférica.
Sin embargo, la comprensión de esta dolencia sigue siendo limitada, motivo por el cual un equipo de investigadores de EE UU diseñó un estudio para valorar:
- La prevalencia de la neuropatía periférica y sus síntomas entre pacientes que inician la terapia anti-VIH.
- Los factores de riesgo de sufrir esta dolencia y de mostrar sus síntomas.
- Los factores de predicción de recuperación de la neuropatía periférica tras interrumpir la terapia con fármacos neurotóxicos.
- Los factores de riesgo de desarrollar neuropatía y presentar sus síntomas cuando se toma terapia antirretroviral con efectos secundarios neurotóxicos.
En el estudio participaron 2.141 personas que iniciaban el tratamiento anti-VIH por primera vez.
Se realizó la valoración de la neuropatía periférica de los participantes empleando pruebas que midieron el reflejo en el tobillo y la sensación en los dedos gordos de los pies. A los pacientes se les pidió, por otra parte, que declararan cualquier síntoma de la dolencia, como insensibilidad, sensación de hormigueo y pinchazos o de quemazón.
Al principio, el 23% de los pacientes tenían una sensación periférica o reflejos en el tobillo reducidos y el 4% afirmaron presentar síntomas relacionados con la neuropatía periférica.
Los pacientes respondieron bien a la terapia antirretroviral: el 82% consiguió suprimir su carga viral por debajo de 400 copias/mL y el 70% experimentó un aumento de sus recuentos de CD4 por encima de 350 células/mm3.
Tres años después de iniciar el tratamiento, el 32% de los pacientes tenían una menor sensación o reflejos en los tobillos y el 9% mostraban síntomas de neuropatía periférica.
Entre los factores asociados con la neuropatía estuvieron el tener una mayor edad (p <0,001), un nivel bajo de CD4 tanto al inicio como en ese momento (p= 0,007), el uso de fármacos antirretrovirales con problemas neurotóxicos (p <0,001), ser de mayor altura (p <0,001) y ser de etnia negra (p= 0,004).
El presentar los síntomas de la enfermedad estuvo relacionado con una mayor edad (p <0,001), un bajo recuento de CD4 en el momento (p= 0,01), una mayor carga viral basal (p= 0,03), el empleo de medicamentos anti-VIH con efectos neurotóxicos (p <0,001), tener diabetes (p= 0,001), ser de mayor altura (p= 0,01), el uso de estatinas (p= 0,004) y una menor duración de la terapia antirretroviral (p= 0,04).
Los pacientes que interrumpieron la toma de antirretrovirales neurotóxicos tras desarrollar neuropatía periférica y sus síntomas fueron sometidos a seguimiento para evaluar su recuperación.
Más de la mitad de los pacientes (54%) siguieron sufriendo neuropatía; sus síntomas persistieron en el 18% de las personas.
Los participantes de mayor altura fueron menos propensos a recuperar la sensación en el dedo gordo del pie o el reflejo en el tobillo, y los síntomas tuvieron más probabilidades de persistir en los pacientes de mayor edad (p= 0,006).
Los fármacos antirretrovirales neurotóxicos siguen constituyendo un pilar principal de la terapia anti-VIH en muchos países con pocos recursos. En consecuencia, el equipo de investigadores examinó los factores relacionados con el desarrollo de neuropatía y sus síntomas cuando se tomaban dichas terapias.
La prevalencia de neuropatía entre los pacientes que tomaban terapia neurotóxica fue del 27% y el 9% presentaban síntomas.
La mayor edad estuvo relacionada con el desarrollo de neuropatía (p <0,001), al igual que la terapia con un inhibidor de la proteasa (p= 0,003), ser de etnia negra y presentar un recuento de células CD4 más bajo.
Los síntomas, asimismo, se relacionaron con una mayor edad (p <0,001), mostrar un historial de diabetes (p <0,04), tener una mayor altura (p= 0,03) y emplear un inhibidor de la proteasa (p= 0,003).
El equipo de investigadores cree que sus hallazgos tienen implicaciones en el futuro manejo de los pacientes y recomiendan: “Dado el rápido envejecimiento de la población con VIH debido al éxito de la terapia, la combinación del hecho de envejecer y el mayor riesgo de neuropatía hace presagiar que esta dolencia supondrá un problema constante en las terapias antirretrovirales”.
La relación entre diabetes y neuropatía también preocupó a los autores, que escriben: “Se trata de un hallazgo muy serio a causa del impacto creciente de la resistencia a insulina y la diabetes en el ámbito de la infección por VIH”.
Referencia: Evans SR, et al. Peripheral neuropathy in HIV: prevalence and risk factors. AIDS, online edition, doi: 10.1097/QAD.0b013e328345889d, 2011 (En esta dirección puedes encontrar el abstract de forma gratuita).
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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