ONUSIDA pide una simplificación radical del tratamiento para apoyar la prevención del VIH 

Hoy, ONUSIDA hizo un llamamiento para que se adopte un enfoque radicalmente simplificado de la terapia antirretroviral (TARV) a fin de maximizar los beneficios que este tratamiento tiene en la prevención del VIH. Este enfoque se denomina ‘Tratamiento 2.0’.

Keith Alcorn

En un informe publicado con antelación a la XVIII Conferencia Internacional del Sida que tendrá lugar en Viena (Austria) entre el 18 y el 23 de julio, el organismo de Naciones Unidas sobre el VIH/sida afirma que una transición exitosa al modo de manejar la infección por VIH descrita en ‘Tratamiento 2.0’ podría evitar 10 millones de fallecimientos debidos al sida para el 2025, así como un millón de nuevas infecciones al año.

‘Tratamiento 2.0’ exigirá el progreso en cinco áreas, señaló Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA:

  • Una combinación en dosis fija de administración diaria que sea menos tóxica, menos susceptible a que se produzcan resistencias si se salta el tratamiento y que pueda manejarse sin necesidad de un seguimiento con pruebas de laboratorio, junto con diagnósticos en el punto de atención que permitirían un seguimiento del VIH en cualquier instalación sanitaria.
  • Maximizar el acceso al tratamiento a todas las personas que precisan atención médica en la actualidad, con la previsión de que, al igual que sucedió en recientes estudios de cohorte en África, el tratamiento reducirá, en gran medida, el número de nuevas infecciones por el VIH.
  • Reducir el coste del tratamiento, especialmente los gastos no relacionados con fármacos, como el seguimiento, el personal y la hospitalización de las personas que comienzan la terapia muy tarde (hasta el 80% del coste del tratamiento puede no estar relacionado con los fármacos, indica ONUSIDA, aunque estudios recientes han encontrado profundas variaciones en función del país estudiado).
  • Maximizar la aceptación de las pruebas del VIH de modo que se puedan realizar antes los diagnósticos y las personas puedan empezar también antes el tratamiento. Esto tendrá un impacto tanto en el número de muertes como en el de nuevas infecciones y aumentará la expectativa de vida.
  • Reforzar la movilización comunitaria: Mediante la implicación de la comunidad en la gestión de los programas de tratamiento, pueden mejorarse el acceso y la adhesión a la terapia. La creación de demanda también ayudará a reducir los costes de un trabajo social extensivo y favorecerá la disminución de la carga sobre los sistemas sanitarios.

En la Conferencia Internacional del Sida, se presentarán nuevos datos que respaldan algunos de estos enfoques, pero la principal cuestión respecto al impacto a largo plazo de esta estrategia sigue siendo cuántas infecciones se podrán prevenir con el tratamiento anti-VIH.

ONUSIDA calcula que las nuevas infecciones por el virus podrían reducirse en un tercio en todo el mundo, pero no existe un consenso entre los modelos epidemiológicos en cuanto al impacto de un tratamiento más amplio de acuerdo con las actuales directrices. Un grupo sugiere que, en determinadas circunstancias, tendría un beneficio neto reducido en términos de rentabilidad, ya que la disminución en el número de infecciones sería insuficiente para compensar los costes adicionales del tratamiento.

La prevalencia del VIH desciende entre los jóvenes en los países más afectados

El Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/Sida también hizo pública información nueva sobre las tendencias de la prevalencia del VIH entre los jóvenes en países con una carga elevada de infecciones, lo que muestra que la prevalencia del virus entre esta población ha descendido en más del 25% en 15 de los 25 países más afectados por la epidemia. Estos descensos se deben, en gran medida, a la disminución de las nuevas infecciones por VIH entre los jóvenes.

En ocho países (Costa de Marfil, Etiopía, Kenia, Malaui, Namibia, la República Unida de Tanzania, Zambia y Zimbabue), los descensos notables en la prevalencia del VIH se han visto acompañados por cambios positivos en el comportamiento sexual entre la población joven.

Por ejemplo, en Kenia se registró una disminución en la prevalencia del VIH entre los años 2000 y 2005. En ese período, la prevalencia del virus pasó del 14,2 al 5,4% en las zonas urbanas y del 9,2 al 3,6% en las rurales. Del mismo modo, en Etiopía se produjo una reducción del 47% en la prevalencia del VIH entre las mujeres jóvenes embarazadas en las regiones urbanas y de un 29% en las rurales.

Los jóvenes de 13 países, incluyendo Camerún, Etiopía y Malaui, están esperando más tiempo antes de convertirse en sexualmente activos. Esta población también ha reducido el número de parejas en los 13 países; asimismo, aumentó en estos países el uso declarado de preservativos en la última relación sexual.

Hay cinco millones de jóvenes con VIH en todo el mundo, los cuales suponen, aproximadamente, el 40% de las nuevas infecciones.

Las inversiones han de mantenerse, pero el dinero debe invertirse mejor, afirma ONUSIDA.

“En la actualidad, la respuesta al sida necesita un paquete de estímulos. Los donantes no deben dar la espalda a las inversiones en un momento en el que la respuesta al sida está dando resultados”, indicó el señor Sidibé. “El objetivo del 0,7% en la ayuda internacional y el objetivo de Abuja del 15% destinado a salud no pueden enterrarse”.

Las recomendaciones de ONUSIDA apuntan a que los programas nacionales del VIH inviertan entre el 0,5% y el 3% de sus ingresos en la respuesta al sida. En los últimos años, muchos países han aumentado sus inversiones domésticas destinadas a la respuesta a este síndrome. Por ejemplo, el Gobierno de Sudáfrica incrementó su presupuesto asignado a esta epidemia en un 30%, pasando a 1.000 millones en 2010. Sin embargo, en la mayoría de los países gravemente afectados por la epidemia, las inversiones domésticas, por sí mismas, aunque se eleven a niveles óptimos, no bastarán para satisfacer todas sus necesidades de recursos.

ONUSIDA hizo un llamamiento a los países en vías de desarrollo más ricos para que cubran una parte importante de sus necesidades de recursos con sus propias fuentes. Actualmente, el 50% de las necesidades de recursos mundiales para los países de ingresos bajos y medios proviene de 68 países donde la necesidad nacional es inferior al 0,5% de sus productos nacionales brutos. Estos países tienen el 26% de las personas que viven con VIH y reciben el 17% de las ayudas internacionales para el sida.

Según el informe, las inversiones actuales en VIH pueden hacerse de forma más eficiente, efectiva y predecible. “Podemos reducir los costes de modo que las inversiones puedan llegar a más personas”, señaló Sidibé. “Esto significa hacer las cosas mejor, sabiendo qué hacer, canalizando recursos en la dirección adecuada y no malgastándolos, reduciendo precios y conteniendo gastos. Debemos hacer más con menos”.

Adaptado del comunicado de prensa de ONUSIDA.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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