Otro artículo publicado en British Medical Journal argumenta que "una agenda de derechos" gay marca el escenario que establece la excepcionalidad del VIH; asimismo, se mantiene que sólo es necesario el 10% del presupuesto anual para los programas del VIH y también que ONUSIDA debería ser desmantelada.
En muchos lugares del mundo, las infecciones por VIH se producen, principalmente, en grupos en situación de alto riesgo, como los hombres gay y los usuarios de drogas inyectables (UDI). Sin embargo, en zonas del África meridional, donde viven las dos terceras partes de las personas con VIH del mundo, se han desarrollado epidemias generalizadas. En nueve países de esa zona, más del 12% de la población adulta está infectada por el virus.
Los autores, de la Universidad de California, la Universidad de Harvard y el departamento de salud de la ciudad de San Francisco (EE UU), rechazan las explicaciones tradicionales (tales como pobreza, desigualdad entre sexos y guerras) para justificar la alta prevalencia del VIH en esos países, señalando que los datos sugieren que las infecciones, a menudo, se localizan en los sectores más ricos de algunas sociedades africanas y que el virus no es, "como se supone habitualmente", introducido en la relación por el hombre. Añaden que Ruanda, el Congo y Angola (países que han sufrido guerras, genocidios y violaciones) presentan una prevalencia de VIH menor que sus vecinos Swazilandia y Botsuana, más estables y pacíficos.
Con todo, en entornos donde no es habitual tener múltiples parejas sexuales (especialmente al mismo tiempo) y en que la circuncisión masculina es común, la prevalencia del virus es menor. Como ejemplo, cabe mencionar Níger, donde la prevalencia del VIH es inferior al 1%.
Los autores continúan perfilando lo que consideran como los puntos débiles de los enfoques de prevención actualmente empleados en los entornos africanos.
La promoción del uso del condón puede tener éxito en poblaciones en situaciones de alto riesgo, como la de hombres gay y personas trabajadoras sexuales, pero los expertos creen que el empleo del preservativo no ha provocado una reducción significativa de las infecciones por VIH en países con epidemias generalizadas. Señalan, por otra parte, que es difícil mantener una utilización constante del condón y que ese uso no ha llegado a un nivel suficiente como para afectar a la epidemiología del VIH, a pesar de las décadas de promoción agresiva.
La realización de pruebas y counselling voluntarios no produce una reducción sostenida de los comportamientos de riesgo de infección por VIH entre las personas no infectadas. Aunque los autores reconocen que constituye una cuestión esencial para el diagnóstico del VIH y la provisión de una terapia antirretroviral salvadora, creen que es poco probable que tenga un impacto sustancial sobre la epidemiología de la infección.
Los investigadores también mencionaron los recientes estudios desalentadores que revelan que el tratamiento de otras infecciones de transmisión sexual no reduce el riesgo de VIH. Creen que esto indica que, aunque el tratamiento de las ITS es esencial para la salud en general, "los indicios del impacto sobre la transmisión del VIH a escala poblacional, especialmente en el caso de epidemias generalizadas, parece ser mínimo".
La cuestión de la investigación en el campo de la vacuna es calificada como de “tristemente desalentadora” y el equipo de investigadores se muestra pesimista respecto al posible impacto de un microbicida sobre la propagación del VIH, ya que sugiere que es “poco probable que se emplee con la suficiente constancia, especialmente en parejas estables, como para ralentizar el curso de una epidemia generalizada”.
Aunque los investigadores están a favor de que se retrase el inicio de la práctica sexual por parte de los jóvenes, señalan que la mayoría de las nuevas infecciones por VIH se produce en personas ya veinteañeras, o incluso de mayor edad, “cuando la mayoría son sexualmente activas; por tanto, es poco probable que la abstinencia tenga un impacto epidemiológico de importancia”.
No obstante, los autores se muestran mucho más optimistas respecto a la eficacia de la circuncisión y comentan: “En los últimos años, más de 45 estudios observacionales, biológicos y de otros tipos han evidenciado que la circuncisión reduce de forma significativa el riesgo de infección heterosexual del VIH.” Los investigadores sugieren que la circuncisión presenta una ventaja significativa: “Se trata de una intervención que se realiza una vez y que confiere una protección de por vida.” Indican, asimismo, que los datos sugieren que la circuncisión es altamente aceptable y hacen un llamamiento a las agencias donantes para que apoyen de forma proactiva esta operación, así como a la sociedad civil y los gobiernos africanos para que “tomen la iniciativa” y promuevan la práctica de la circuncisión.
Si bien no hay muchos datos que indiquen que la circuncisión proteja a las mujeres frente a la infección por VIH, los autores afirman que esta “vacuna quirúrgica” probablemente “proteja a más mujeres, aunque de forma indirecta, que prácticamente cualquier otra estrategia factible de prevención del virus”.
También sugieren que la reducción del número de parejas ya ha tendido un “impacto significativo” sobre la epidemiología del virus, pero podría tener un efecto aún mayor en caso de que se promueva de forma decidida.
Los expertos concluyen: “Actualmente, las mayores inversiones de los donantes se están empleando en intervenciones cuyos datos referentes a su impacto a gran escala son cada vez más dudosos, mientras que se otorga una prioridad mucho menor a aquellas intervenciones que presentan mayores indicios de tener un impacto potencial (…) Tiene que revisarse este balance.”
Un artículo de British Medical Journal afirma que el VIH sólo “necesita el 10% de la financiación actual”
En otro artículo, publicado en British Medical Journal, Roger England, del Taller de Sistemas Sanitarios de Granada, hace un llamamiento para que se desmantele ONUSIDA, declarando que su existencia está dañando los sistemas sanitarios y distorsionando los esfuerzos mundiales de financiación sanitaria. Declara que el VIH ha sido tratado como algo excepcional desde que, al inicio de la epidemia, los hombres gay impulsaron una agenda de “derechos”. El autor argumenta que se ha gastado demasiado en el VIH respecto a otras necesidades sanitarias y que el dinero estaría mejor invertido en la prevención de la neumonía y la diabetes, que provocan más muertes que el virus de la inmunodeficiencia humana.
Asimismo, England añade que el VIH no constituye la catástrofe que se predijo que sería y que sólo es necesario el 10% de los fondos actuales para proporcionar el actual nivel de acceso a antirretrovirales en todo el mundo. Sin embargo, debería señalarse que la actual financiación del tratamiento y cuidado del VIH tiene un déficit de miles de millones de dólares respecto a lo que sería necesario, y que menos de la cuarta parte de las personas que necesitan terapia antirretroviral realmente la está recibiendo.
Referencias: Potts M, et al. Reassessing HIV prevention. Science. 2008; 320: 749-750.
England, R. The writing is on the wall for UNAIDS. British Medical Journal. 2008; 336: 1.072.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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