Los hallazgos, presentados en la IV Conferencia Sudafricana sobre el Sida, sugieren que la anemia constituye un factor de riesgo independiente que requiere ser tratado de forma separada del resto de dolencias relacionadas con el VIH.
Estudios previos han evidenciado que los pacientes que padecen un estado avanzado de sida pueden ver prolongada su vida mediante la actuación sobre las infecciones oportunistas con un tratamiento antibiótico o antifúngico agresivo unido a la terapia antirretroviral [TARV]. Por ejemplo, los pacientes coinfectados por VIH y tuberculosis tratados con fármacos antituberculosos presentan una probabilidad de morir mucho menor (tasa de mortalidad: 40%) que los que no toman tratamiento (tasa de mortalidad: 60%).
La anemia es un conjunto de síntomas que incluyen fatiga, dolor de cabeza y falta de aliento, debido a que los niveles de hemoglobina en sangre se reducen de forma anómala. Las personas con una infección avanzada por VIH sufren de anemia con frecuencia, ya que sus organismos dejan de producir (por diversos motivos) tres hormonas necesarias para estimular la elaboración de glóbulos rojos.
Publicaciones anteriores referidas a diversas cohortes en entornos de recursos limitados han sugerido que la anemia, una dolencia que no responde a los antibióticos, constituye un importante factor de riesgo de muerte en personas con una infección por VIH avanzada.
El equipo de investigación sudafricano, trabajando en el hospital Settlers en KwaZulu-Natal, evaluó el impacto de la anemia sobre la supervivencia de una cohorte sudafricana a partir de los datos sobre transfusiones sanguíneas, de niveles de hematínicos (sustancias necesarias para producir glóbulos rojos, como el hierro y el ácido fólico) y el historial de tratamiento antirretroviral de las personas admitidas en la sala de cuidados paliativos.
El equipo de investigadores descubrió que los pacientes con sida y anemia tuvieron una tasa de mortalidad del 59%. Se trata de un valor elevado en comparación con el de los pacientes que murieron por tuberculosis (tasa de mortalidad del 26%), sepsis (22%), nefropatía asociada al VIH [una enfermedad renal que se desarrolla con el VIH] (12%), sarcoma de Kaposi (10%), cáncer (7%), demencia (7%) y otras enfermedades (16%).
Además, a menudo, la media del recuento de CD4 en los pacientes con anemia que murieron fue similar a la de los no anémicos que sobrevivieron, lo que lleva a sospechar que la anemia, y no las infecciones oportunistas surgidas por la debilidad inmunitaria, constituyó una importante causa de mortalidad.
En la mayoría de los casos, las transfusiones sanguíneas y las inyecciones intravenosas de Venofer [una fuente de hierro] no parecieron servir para invertir el curso de la anemia. Asimismo, los niveles en sangre de ferritina (una proteína necesaria para almacenar y prevenir la anemia) no respondieron al tratamiento, dejando a la mayoría de los pacientes atrapados en un estado anémico de alto riesgo.
Estos hallazgos ofrecen más pruebas de que la anemia constituye un factor independiente de riesgo de muerte en el caso de pacientes que sufren un estado avanzado de sida.
El equipo de investigadores insta a invertir más dinero y recursos en el tratamiento de la anemia en personas con sida avanzado.
Referencia: Jamieson C. The investigation of the effects of anaemia on the outcome of patients with stage 4 AIDS. Fourth South African AIDS Conference in Durban, South Africa, abstract 408, 2009.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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