El VIH endurece las arterias
Los pacientes con VIH parecen tener un mayor riesgo de desarrollar dolencias graves, como enfermedad cardíaca o apoplejía.
Los motivos de esto han sido objeto de debate. El tratamiento con algunos fármacos antirretrovirales puede aumentar los niveles de grasas en sangre, un factor de riesgo de cardiopatía. Sin embargo, algunos investigadores han sugerido que la propia infección por VIH aumenta el riesgo de sufrir esta dolencia.
Un estudio de EE UU ha encontrado datos que respaldan la teoría de que el propio VIH constituye un importante factor de riesgo de sufrir enfermedad cardíaca.
Un equipo de investigadores del estudio FRAM demostró que la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana aumentaba la gravedad del endurecimiento de las arterias (ateroesclerosis) tanto como el tabaco o la diabetes.
Se determinó el grosor de la arteria carótida en el cuello de 433 personas con VIH y de más de 5.700 sin el virus.
Los resultados evidenciaron que la arteria carótida era significativamente más gruesa en las personas infectadas.
Se comprobó que esto seguía siendo así incluso cuando se consideraron factores como la edad, el género, el origen étnico y otras características tradicionalmente relacionadas con la enfermedad cardíaca y pulmonar, como el tabaco, la diabetes y la hipertensión.
Las mujeres con VIH parecieron correr un mayor riesgo de endurecimiento de la arteria carótida que los hombres seropositivos.
Los responsables del estudio comprobaron que la infección por VIH aumentó de forma independiente el grado de endurecimiento de las arterias aproximadamente en la misma medida en que lo hacen otros factores de riesgo que ya han demostrado estar vinculados con el riesgo de cardiopatía, como el tabaco o la diabetes.
Aunque el equipo de investigadores cree que existen diversos factores relacionados con el riesgo de enfermedad cardíaca en el caso de las personas con VIH, consideran que el efecto del propio virus es “muy grande” y mucho mayor que cualquier otro efecto vinculado con los fármacos antirretrovirales.
Se recomienda iniciar el tratamiento anti-VIH cuando el recuento de CD4 de una persona ronde las 350 células/mm3. Uno de los motivos aducidos era que las investigaciones evidenciaban que los pacientes con ese recuento de CD4 o superior mostraban un menor riesgo de sufrir cardiopatía que aquéllos con recuentos más bajos.
Rosiglitazona: Tratamiento para la pérdida de grasa y la resistencia a la insulina
Sin embargo, el fármaco no tuvo ningún efecto sobre la pérdida de grasa en el rostro.
El tratamiento con estavudina (d4T, Zerit®) y zidovudina (AZT, Retrovir®, y también combinado con otros fármacos en Combivir® y Trizivir®) se ha relacionado con la pérdida de grasa en el rostro, extremidades y nalgas. Actualmente se evita, en la medida de lo posible, el uso de estos fármacos debido a este efecto secundario, que puede llegar a ser muy angustioso.
Se llevó a cabo un ensayo controlado con placebo que contó con personas que habían tomado alguno de estos fármacos y experimentaron pérdida de grasa. Se pretendía comprobar si el empleo de rosiglitazona tenía algún efecto positivo.
Se encontró que, después de 48 semanas, los pacientes distribuidos de forma aleatoria para tomar rosiglitazona habían ganado una cantidad significativamente mayor de grasa en las extremidades que los que recibieron placebo.
La resistencia a la insulina también mejoró en las personas que tomaron rosiglitazona.
A pesar de ello, el tratamiento con el fármaco no tuvo ningún efecto sobre la pérdida de grasa facial (aquello que los pacientes suelen encontrar más angustioso). Por tanto, no está claro si la terapia con rosiglitazona tendrá ningún beneficio “en el mundo real” para las personas que han desarrollado lipoatrofia.
El único tratamiento para las personas que han desarrollado pérdida de grasa facial es mediante alguna intervención reparadora, como por ejemplo las inyecciones de ácido poliláctico (NewFill®).
Nuevas infecciones por VIH en zonas rurales de Sudáfrica: siguen siendo elevadas a pesar de los esfuerzos de prevención
Un equipo de investigadores examinó la incidencia del virus en una comunidad de 8.095 personas entre los años 2003 y 2007. Se produjeron 536 casos de infección por VIH. No se observaron cambios en la tasa de nuevas infecciones a lo largo del período de estudio, a pesar de las actividades preventivas llevadas a cabo.
Los resultados también mostraron que el 50% de las personas que dieron positivo contaba con un resultado negativo previo.
En general, la tasa de incidencia del VIH fue de 3,4 por cada 100 persona-años. Este valor fue muy superior entre las mujeres de veinte a veinticuatro años (7,7 por cada 100 persona-años) y los hombres de veinticinco a veintinueve (6,4 por cada 100 persona-años). Los resultados, asimismo, revelaron que el 80% de todas las nuevas infecciones tuvo lugar entre personas de menos de treinta años.
Tratamiento de la tuberculosis y el VIH
Se interrumpió un estudio debido a los resultados inferiores en pacientes que tomaban nevirapina y rifampicina
La tuberculosis constituye la principal causa de enfermedad grave y muerte en personas con VIH en todo el mundo.
Es posible curar la tuberculosis en personas con VIH. Sin embargo, es necesario tener precaución con el tratamiento antirretroviral en el caso de personas que toman terapia para la tuberculosis. Algunos fármacos anti-VIH pueden interactuar con los antituberculosos y también existe el riesgo de que se desarrolle un síndrome inflamatorio de reconstitución inmunitaria (SIRI).
Normalmente, la terapia antirretroviral en entornos con pocos recursos se basa en el uso de los inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN) efavirenz o nevirapina. En general, se prefiere el último por ser más barato, estar bien estudiado su uso en mujeres embarazadas y niños, y estar disponible en diversas combinaciones de dosis fija.
El equipo de investigadores interrumpió el estudio debido a estos resultados.
Tratamiento anti-VIH para niños que toman terapia antituberculosa basada en rifampicina
Incluso tras duplicar la dosis del inhibidor de la proteasa lopinavir/ritonavir (Kaletra®) que recibían los niños pequeños que además tomaban rifampicina como parte de un tratamiento antituberculoso, los niveles de Kaletra® siguen siendo demasiado bajos para tratar el VIH de forma eficaz, según se ha comprobado en un estudio realizado en Sudáfrica.
Los niños recibieron la formulación líquida de Kaletra® y su rango mediano de edad era de quince a diecinueve meses.
Los análisis mostraron que aunque se duplicó la dosis de Kaletra®, sus niveles en los niños que tomaban rifampicina como parte del tratamiento antituberculoso estuvieron entre el 82% y el 51% .
Los responsables del estudio concluyeron que este enfoque terapéutico “no debería recomendarse en el caso de niños pequeños (…) [y que] existe la necesidad urgente de determinar un tratamiento seguro, eficaz y viable para estos niños con tuberculosis asociada al VIH”.
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