El estudio, prospectivo y de gran tamaño, evidenció que un aumento en el recuento de CD4 de menos de 100 células/mm3 en los seis meses siguientes al inicio de la terapia antirretroviral (TARV) estuvo relacionado con un mayor riesgo de mortalidad, sobre todo en personas desnutridas.
Sin embargo, el riesgo de fallecimiento se redujo en todos los pacientes cuyo nivel de CD4 había aumentado al menos en 100 células/mm3, con independencia de su estado de nutrición.
“Que sepamos, este estudio es la primera gran cohorte en que se analiza el índice de masa corporal [IMC], la recuperación temprana de los CD4 y la posterior mortalidad en entornos con recursos limitados”, escribe el equipo de investigadores, que añade: “El análisis señala la importancia de contar con una sólida respuesta de CD4 en todos los pacientes que empiezan la TARV, pero especialmente en el caso de los que tienen un bajo IMC”.
Estudios previos habían mostrado que las personas con VIH que tienen un bajo índice de masa corporal presentaban peores resultados después de iniciar el tratamiento anti-VIH.
También se ha relacionado un descenso más lento del nivel de CD4 tras el inicio de la TARV con un mayor riesgo de mortalidad. Con todo, no se ha determinado el impacto del estado nutricional sobre la recuperación inmunitaria y la supervivencia.
En consecuencia, un equipo de investigadores de Lusaka (Zambia) analizó la relación entre el índice de masa corporal basal, el aumento a seis meses en el recuento de CD4 y el posterior riesgo de muerte entre los adultos que empiezan la terapia antirretroviral.
En el ensayo se incluyó un total de 33.097 personas que iniciaron el tratamiento anti-VIH entre 2004 y 2009, y que todavía seguían en atención médica seis meses más tarde.
Se realizó la medida del nivel de CD4 y del IMC de todos los participantes al comienzo del estudio (niveles basales).
Se consideró que las personas cuyo IMC estaba por debajo de 16 kg/m2 tenían un nivel grave de desnutrición, mientras que las que tenían un IMC entre 16 y 16,99 kg/m2 fueron catalogadas como moderadamente desnutridas, a las que tenían un IMC entre 17 y 18,49 kg/m2 se las calificó como con un grado leve de desnutrición y a las que presentaban un IMC superior a 18,50 kg/m2, se las consideró no desnutridas.
Los cambios en el recuento de CD4 a seis meses fueron clasificados en varias categorías: descensos, aumento de 0 – 99 células/mm3, aumento de 100 – 199 células/mm3, aumento de 200-299 células/mm3 y aumento superior a 300 células/mm3.
La mediana en el recuento de CD4 se incrementó en los pacientes de todos los grupos establecidos en función del estado nutricional (127 – 131 células/mm3).
En general, la tasa de mortalidad tras seis meses fue de 1,79 por cada 100 persona-años. Sin embargo, esta cifra varió dependiendo del valor basal del IMC. Fue menor entre los pacientes que no estaban desnutridos y alcanzó el valor máximo entre las personas gravemente desnutridas [1,59 frente a 3,17 por cada 100 persona-años].
El equipo de investigadores examinó la relación entre el estado nutricional al inicio, los aumentos de CD4 a los seis meses y el riesgo de mortalidad.
Los pacientes con un estado de nutrición normal al comienzo y un aumento de CD4 de 300/mm3 constituyeron el grupo de referencia.
Las personas con desnutrición al inicio y cuyo recuento de CD4 se incrementó menos de 100 células/mm3 vieron multiplicado casi por cuatro su riesgo de muerte en comparación con el grupo de referencia (cociente de riesgo [CR]: 3,93; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 2,66 – 5,80); asimismo, el riesgo de mortalidad fue incluso superior en el caso de pacientes que presentaban un nivel grave de desnutrición y cuyo recuento de CD4 disminuyó.
Además, los autores descubrieron que, con independencia del nivel basal de IMC, un aumento de CD4 inferior a 100 células/mm3 estuvo relacionado con un mayor riesgo de fallecimiento pasados seis meses.
No obstante, un incremento en el recuento de CD4 por encima de 100 células/mm3 resultó protector frente al riesgo de mortalidad, incluso en el caso de los pacientes que presentaban un mayor estado de desnutrición al comienzo.
“Un cambio en el recuento de CD4 de al menos 100 células/mm3 a lo largo de los primeros seis meses de TARV no estuvo asociado con un mayor riesgo de muerte en comparación con el grupo de referencia, con independencia del IMC basal”, observó el equipo de investigadores.
Y concluye: “Dada la superposición geográfica de las epidemias de VIH y de desnutrición en el África subsahariana, el éxito de los programas de administración de la TARV depende, en parte, de la mejora de los resultados nutricionales de estos pacientes especialmente vulnerables [desnutridos]”.
Referencia: Koethe JR, et al. Early immunologic response and subsequent survival among malnourished adults receiving antiretroviral therapy in urban Zambia. AIDS, advance online publication: DOI: 10. 1097/QAD. 0bo13e32833b784a, 2010.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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