El uso regular y correcto de condones en las prácticas de sexo con penetración constituye un método altamente eficaz para prevenir el VIH. Aun así, muchas personas encuentran que el uso de condón es difícil de mantener a largo plazo y han adoptado otras estrategias personales de prevención del VIH. Una de dichas estrategias, cada vez más declarada por hombres gay con VIH, es el serosorting (que implica que un hombre gay con VIH elige practicar sexo anal sin protección sólo con parejas casuales que también tengan VIH). Aunque no existe riesgo de que se produzca una transmisión primaria del VIH en estos encuentros, existen otras preocupaciones de salud, como las infecciones de transmisión sexual, la infección por hepatitis C y superinfección por VIH. Estudios realizados en Europa, EE UU, Canadá y Australia han descubierto todos ellos indicios de práctica de serosorting en hombres gay con VIH.
Aunque el serosorting puede suponer una estrategia de prevención del VIH viable para hombres con VIH (dado que conocen su estado al VIH y pueden revelarlo mutuamente), es mucho más problemático para los hombres sin VIH. Esto se debe a que la percepción de su estado al VIH puede ser distinto a su estado real al VIH y porque no pueden establecer de forma fiable si sus parejas sexuales casuales tienen el mismo estado al VIH.
Un estudio realizado recientemente en Sidney descubrió indicios de un aumento de las prácticas de serosorting en hombres sin VIH, un hallazgo que preocupa a los trabajadores de la prevención del VIH. A la luz del estudio de Sidney, el grupo de investigadores quería ver si existía algún indicio de práctica de serosorting entre hombres sin VIH en Londres en los últimos años. Por consiguiente, examinaron las tendencias en serosorting entre hombres sin VIH que participaron en una encuesta anual realizada en gimnasios del centro de Londres diseñada para valorar, entre otras cosas, los comportamientos de riesgo del VIH.
A los hombres se les preguntó si habían practicado sexo anal sin protección en los tres meses previos y que especificaran si fue con una pareja principal o casual. También se les pidió que proporcionaran detalles de su propio estado al VIH y que dijeran si conocían el estado al VIH de la(s) pareja(s) con la(s) cual(es) había(n) practicado sexo anal sin protección.
Se dispuso de información completa sobre el estado al VIH y el comportamiento sexual de riesgo de 3.430 hombres sin VIH en encuestas realizadas entre 1998 y 2005.
No hubo un cambio significativo en el porcentaje de hombres sin VIH que afirmaron que habían practicado sexo anal sin protección sólo con parejas casuales, que al igual que ellos, no tenían VIH. Por contra, hubo un aumento significativo del número de hombres gay con VIH que declararon practicar sexo anal sin protección en encuentros casuales con otros hombres gay con VIH durante ese periodo (p<0,01).
El grupo de investigadores también descubrió que entre 1998 y 2001, hubo un aumento significativo del número de hombres sin VIH que declararon haber practicado sexo anal sin protección con una pareja casual cuyo estado al VIH desconocían o que tenía VIH (p<0,01). Este porcentaje después se estabilizó entre 2002 y 2005. Aun así, para hombres sin VIH que sólo declararon practicar sexo anal sin protección con otros hombres sin VIH, no hubo una tendencia significativa ni en el periodo 1998-2001 ni 2002-2005. En todos los años estudiados, la inmensa mayoría (80%-90%) de hombres sin VIH que declararon practicar sexo anal sin protección con una pareja casual declaró que se había implicado en este comportamiento con hombres cuyo estado al VIH era desconocido o tenía VIH.
El grupo de investigadores proporcionó datos detallados de la encuesta de 2003 en gimnasios. De los 334 hombres sin VIH que completaron la encuesta ese año, menos del 1% afirmó que había buscado intencionadamente practicar sexo anal sin protección con una pareja casual sin VIH.
Los autores también examinaron sin los hombres sin VIH, al igual que los hombres con VIH, estaban empleando internet para realizar serosorting. Los indicios de un estudio realizado en una clínica de pruebas del VIH, y las respuestas de las encuestas del gimnasio, demostraron que los hombres sin VIH no eran más propensos a encontrar otras parejas casuales sin VIH para practicar sexo sin protección a través de internet que fuera de él.
“El porcentaje de hombres gay sin VIH que declararon practicar serosorting con parejas para sexo anal sin protección no aumentó entre 1998 y 2005”, concluye el grupo de investigadores, que señalan que esto supone un marcado contraste respecto a los hallazgos del estudio realizado en Sidney. Esto sugiere a los investigadores que “quizá haya una heterogeneidad entre ciudades y comunidades, que posiblemente reflejen distintos niveles de realización de la prueba del VIH”.
Referencia: Elford J et al. No evidence of increase in serosorting with casual partners among HIV-negative gay men in London, 1998 – 2005. AIDS 21: 243 – 245, 2007.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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