Si éste es el caso, y si las bacterias pueden ser eliminadas sin extirpar el prepucio, este procedimiento podría ofrecer una importante alternativa no quirúrgica a la circuncisión en aquellos entornos donde dicha intervención resulta culturalmente inaceptable o difícil de aplicar.
El reciente estudio (publicado en la edición de enero de 2010 de la revista PLoS ONE) analizó muestras de frotis de penes provenientes de doce participantes en el ensayo sobre circuncisión de Rakai (Uganda), en el que tomaron parte casi 5.000 hombres sin VIH no circuncidados, la mitad de los cuales fueron elegidos al azar para ser sometidos a la intervención.
Los doce miembros del estudio de la cohorte de seguimiento fueron elegidos de forma aleatoria entre el subgrupo de hombres que habían sido sometidos a la circuncisión y seguían sin VIH un año después de realizársela.
Existen muchos tipos diferentes de bacterias que viven en y sobre el cuerpo humano. Los cambios en los niveles de dichas bacterias pueden afectar a la salud a través de complejos mecanismos que no se comprenden bien.
El equipo del estudio de Rakai utilizó muestras de frotis de pene tomadas antes de la circuncisión y un año después de la intervención para estudiar cómo había cambiado la población bacteriana de estos doce hombres. Se encontró que las muestras contenían más de 40 familias distintas de bacterias, incluyendo tanto aeróbicas (que requieren oxígeno para vivir) como anaeróbicas (que no precisan oxígeno).
La diferencia más notable entre las muestras previas y posteriores a la circuncisión fue una reducción importante de la población de bacterias anaeróbicas. El equipo de investigadores propuso como explicación que la extirpación del prepucio puede haber eliminado un microentorno favorable al crecimiento de dichas bacterias anaeróbicas.
Su hipótesis se ve reforzada por la observación de que las parejas femeninas de los varones circuncidados tienen menos probabilidades de desarrollar vaginosis bacteriana, una infección vaginal asociada con la presencia de un nivel superior al normal de bacterias anaeróbicas.
Se cree que el mecanismo específico mediante el cual las bacterias anaerobias pueden facilitar la transmisión del VIH implica la participación de las células de Langerhans, un componente del sistema inmunitario que, en relación con el VIH, actúa de dos maneras distintas. Cuando estas células no activadas encuentran partículas de VIH, actúan contra éste. Sin embargo, las células de Langerhans activadas desempeñan un papel que favorece que el virus infecte al organismo.
Las bacterias anaeróbicas pueden activar las células de Langerhans en la zona genital, lo que ayudaría a explicar por qué la circuncisión confiere una protección parcial frente al VIH. La eliminación de bacterias anaeróbicas a través de la circuncisión puede ocasionar una menor activación de las células de Langerhans, restringiendo las posibilidades de que el virus provoque la infección.
El equipo de investigadores cree que su descubrimiento podría tener importantes implicaciones para la salud pública, en parte por la limitada demanda de la circuncisión (una intervención que se considera que reduce en un 60% el riesgo de que los hombres contraigan el VIH a través de relaciones heterosexuales).
"Los programas de circuncisión a gran escala a nivel poblacional no siempre son posibles debido a barreras culturales, logísticas y económicas", escriben los autores. "Por lo tanto, es importante entender mejor los mecanismos biológicos por los que la circuncisión reduce el riesgo de infección por VIH, ya que esto puede conducir al desarrollo de estrategias novedosas de prevención que no requerirían intervenciones quirúrgicas".
Según el comunicado de prensa que anunció la publicación del artículo, se calcula que el 70% de la población mundial de hombres es poco propensa a realizar la circuncisión.
El comunicado de prensa señaló que la reducción de las bacterias anaeróbicas es sólo una de las numerosas explicaciones propuestas de por qué la circuncisión dificulta que se produzca la infección por VIH. Tras la circuncisión, la capa superior de la piel del interior del prepucio se vuelve más gruesa, lo que tal vez ofrece una barrera más eficaz frente al virus.
Además, la reducción de la cantidad de tejido mucoso expuesto a las secreciones vaginales podría reducir las posibilidades de que el VIH interactúe con sus células inmunitarias diana.
"Estas posibles explicaciones no son mutuamente excluyentes y es posible que [estos mecanismos] actúen de manera conjunta en la reducción del riesgo de adquirir el VIH", declaró el doctor Lance Price, uno de los autores del artículo.
El equipo de investigación tiene previsto buscar bacterias específicas asociadas con un mayor riesgo de infección por VIH y estudiar el modo en que podrían eliminarse dichas bacterias.
Referencia: Price LB, et al. The effects of circumcision on the penis microbiome. PLoS ONE 5: e8422, 2010.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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