La capacidad de infección de las personas con VIH es mayor en los meses posteriores a la infección por el virus. A menudo, este periodo es denominado “infección aguda o primaria por VIH”; la investigación realizada sugiere que hasta el 50% de las transmisiones del virus puede atribuirse a personas en fase de infección aguda (aunque algunos investigadores rebaten este dato). Así pues, la reducción de los comportamientos que implican un riesgo de transmisión del VIH durante la fase de infección primaria podría ayudar a reducir la propagación del virus.
El equipo de investigadores del estudio quería saber si las personas diagnosticadas de infección aguda por VIH estaban eligiendo nuevas parejas sexuales con el mismo estado serológico al VIH. La selección de parejas del mismo estado serológico se conoce como serosorting.
El estudio contó con pacientes de dieciocho años o más de edad y con indicios de infección aguda por VIH en las pruebas de laboratorio. Estas personas completaron dos cuestionarios, el primero poco después de su diagnóstico y el segundo, ocho semanas más tarde. Estos cuestionarios fueron diseñados para obtener detalles sobre datos demográficos, historial de salud, comportamiento sexual de riesgo, consumo de drogas y alcohol y estado de salud mental.
En particular, a las personas se les pidió que proporcionaran información sobre el número de relaciones de sexo anal o vaginal (con o sin preservativo) realizadas en las ocho semanas anteriores al diagnóstico de infección primaria por VIH, y después, en las semanas que siguieron al diagnóstico. Se les pidió que declararan si interpretaron que sus parejas eran seropositivas, seronegativas o de estado serológico al VIH desconocido.
El análisis del equipo de investigadores contó con un total de veintisiete personas, todas ellas gay excepto una, el 48% era de raza blanca, el 41% de origen latino y el 7% de origen afroamericano. La media de edad fue de 33 años.
La media del número de parejas sexuales descendió significativamente después del diagnóstico de infección primaria por VIH, desde una media de aproximadamente nueve parejas en las ocho semanas anteriores al diagnóstico, a una media de tres en las primeras cinco semanas después del diagnóstico. En las siguientes cinco semanas, la media fue de otras tres parejas (reducción del número de parejas sexuales; p<0,05).
Más aún, el equipo de investigadores señaló que el número de parejas con VIH aumentó de forma significativa después del diagnóstico de infección aguda por VIH (p<0,001). En las ocho semanas anteriores al diagnóstico, la mayoría de las nuevas parejas fue percibida como sin VIH, pero en las diez semanas posteriores al diagnóstico, las personas declararon un promedio de una pareja sin VIH, una pareja con estado serológico desconocido y una media de 4,5 parejas con VIH.
El uso del preservativo aumentó después del diagnóstico. En las ocho semanas anteriores al diagnóstico de infección aguda por VIH, las personas declararon una media de 12 actos sexuales sin protección y 3 con protección. Sin embargo, en las diez semanas posteriores al diagnóstico, los pacientes declararon una media de 18 actos sexuales sin protección y 8 con protección. Este aumento del uso del preservativo fue estadísticamente significativo (p<0,001).
La actividad sexual que implicó un riesgo de transmisión del VIH descendió después del diagnóstico. En las semanas anteriores a la detección de la infección primaria por VIH, las personas declararon una media de 5 actos sexuales de riesgo con parejas de estado serológico al VIH desconocido, realizándose cuatro de dichos actos con parejas de las que se creía que eran seronegativas y 2 casos de prácticas sexuales de riesgo con parejas consideradas seropositivas. Sin embargo, en las diez semanas posteriores al diagnóstico, las personas declararon una media de dieciocho actos sexuales de riesgo con parejas consideradas seropositivas y una media de 0 (cero) actos con parejas consideradas seronegativas o de estado serológico al VIH desconocido. Este cambio en el comportamiento tras el diagnóstico fue estadísticamente significativo (p<0,001).También se realizaron entrevistas para establecer las motivaciones de los pacientes para este cambio de comportamiento.
Una persona explicó así sus motivos para abstenerse de practicar sexo: "Bueno, no he sentido ninguna atracción sexual… no quiero arriesgar o poner a nadie en riesgo, y creo que eso es lo que realmente me molesta en lo que respecta al sexo, ya sabes. Es como: ¿Y si…? ¿Y si…?"
Otra persona explicó así su decisión de renunciar a las actividades sexuales de más riesgo: "Ahora me siento algo más conservador y precavido. Y cuidadoso. Cuidadoso porque no quiero adquirir una infección de transmisión sexual (ITS) o infectar a otra persona."
Asimismo, un paciente explicó que tenía dos motivos para evitar a las parejas sexuales sin VIH: "Una, porque no saben por lo que he pasado y nunca lo entenderán… Además, no creo que pueda confiar en alguien o estar al 100% con alguien para quien yo puedo suponer una amenaza."
El equipo de investigadores concluye que "el propio diagnóstico podría constituir un componente importante de las intervenciones de reducción de riesgo en la fase de infección aguda por VIH". No obstante, los autores reconocen que se necesita trabajar más para determinar el tiempo que se prolonga este comportamiento de reducción de riesgo después del diagnóstico y para comprender cómo determinan las personas el estado serológico al VIH de sus parejas sexuales a la hora de practicar serosorting.
Referencia: Steward WT, et al. A move toward serosorting following acute HIV diagnosis: findings from the NIHM multi-site acute HIV infection study. US National Prevention Conference, December 5th, 2007.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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