La terapia anti-VIH eficaz se hizo disponible de forma generalizada en 1996 y supuso un inmediato y drástico descenso de las muertes relacionadas con SIDA. La mejora del tratamiento de las infecciones oportunistas, el desarrollo de nuevos fármacos antirretrovirales y la evolución de las directrices de tratamiento del VIH han contribuido a un mayor descenso de la mortalidad entre los pacientes con VIH.
Algunos estudios recientes han sugerido que las enfermedades que normalmente no se consideran relacionadas con el VIH se están convirtiendo en una causa cada vez más importante de muerte en personas con VIH. También se cree que los efectos secundarios de algunos fármacos anti-VIH contribuyen a la carga general de enfermedad y muerte observada en pacientes con VIH.
Estudios previos que examinaron la mortalidad desde la aparición de los tratamientos anti-VIH eficaces a menudo se han visto limitados por estar restringidos a una única sede, por contar con un tamaño de muestra pequeño o por reunir datos sólo del período entre 1996 y 2000.
Por tanto, un equipo de investigadores de Estados Unidos analizó los datos proporcionados por el proyecto ASD (siglas en inglés de Espectro de Enfermedades del VIH en Adultos/Adolescentes). El proyecto se prolongó de 1992 a 2004. El grupo investigadores atendió a las enfermedades "perimortales" (es decir, enfermedades diagnosticadas descritas en el certificado de defunción o presentes en el momento en que la muerte se incluyó en los registros médicos) que se produjeron en los pacientes con VIH en distintos períodos temporales:1992-1995: la era anterior a la terapia antirretroviral eficaz; 1996-1999: el periodo de los primeros potentes tratamientos anti-VIH y 2000-2003: la era del tratamiento anti-VIH contemporáneo.
Además de emplear estos datos para buscar tendencias en la mortalidad y causas de muerte, el equipo de investigadores también analizó los datos demográficos, la categoría de transmisión del VIH, el uso de fármacos anti-VIH y el recuento de células CD4 para ver si se podía detectar algún cambio en las características de los pacientes que murieron en los tres periodos de análisis.
Entre 1992 y 2003, se produjeron 13.895 muertes, pero el grupo investigadores restringió su análisis a las 9.225 en las que se registraron las enfermedades perimortales específicas.
De esas muertes, 5.407 (59%) se produjeron en el periodo anterior a la terapia anti-VIH eficaz, el 30% entre 1996 y 1999 y el 11% en la era de tratamiento anti-VIH contemporáneo.
A lo largo de los tres periodos de análisis, el sexo, la raza y el recuento más bajo de células CD4 (recuento nadir) de los pacientes que murieron cambiaron de forma significativa. El equipo de investigadores se dio cuenta de que los pacientes que morían tenían menos probabilidad de ser hombres, menos probabilidad de ser hombres gay, más probabilidad de ser de raza negra, más probabilidad de tener 55 años o más y más probabilidad de tener un recuento nadir de células CD4 de 100 células/mm3 o superior (p<0,001 en todos los casos).
Entre 1992 y 2003, el número de muertes debidas a enfermedad hepática, hepatitis viral, hipertensión arterial y consumo de alcohol aumentó de forma significativa, mientras que la mortalidad atribuible a neumonía PCP, enfermedad micobacteriana no tuberculosa y CMV (citomegalovirus) disminuyó significativamente.
Los cálculos de los investigadores mostraron entonces que la tasa de mortalidad estandarizada disminuyó desde la elevada tasa de 488 por 1.000 persona-años en 1995 a 101 por 1.000 persona-años en 2002. El descenso más acusado de la tasa de mortalidad anual se produjo durante los primeros años de la terapia antirretroviral eficaz (cociente de riesgo [CR]: 0,71; IC 95%: 0,69 – 0,97), produciéndose disminuciones menores en el periodo del tratamiento anti-VIH contemporáneo (CR: 0,93; IC 95%: 0,89 – 0,97).
De los 36.000 pacientes que entraron en ASD, el 76% recibió algún tipo de terapia anti-VIH. De forma poco sorprendente, la proporción de pacientes que recibía fármacos antirretrovirales aumentó bruscamente de aproximadamente el 60% en 1995 a aproximadamente el 80% en 1997.
"Este análisis de una gran cohorte de pacientes con VIH que recibió cuidados durante 1992-2003, demostró la existencia de cambios significativos en la mortalidad proporcionada de varias enfermedades perimortales y un descenso de las tasas de mortalidad anuales. Específicamente, las tendencias generales de la mortalidad proporcionada de muchas infecciones e infecciones oportunistas definidoras de SIDA descendieron significativamente", comentan los autores.
Sin embargo, también se dieron cuenta de que las enfermedades infecciosas seguían constituyendo una causa importante de muerte en la era más reciente. Creen que se debe a "la juventud comparativa de la cohorte, dado que es menos probable que sus muertes estén relacionadas con enfermedades crónicas no infecciosas, cuya prevalencia aumenta entre las poblaciones más envejecidas".
El equipo de investigadores también comentó el descenso de la mortalidad en los últimos años. Aunque afirma que "la identificación de los motivos de ello se encuentran más allá del ámbito de este estudio", sugiere que podría deberse al diagnóstico tardío de VIH en algunos pacientes, a efectos secundarios del tratamiento, a una mala adhesión y a la presencia de VIH resistente a fármacos.
El aumento observado de la mortalidad debida a diabetes, enfermedad cardiaca e hipertensión arterial podría, creen los autores, ser debido a los efectos secundarios de la terapia anti-VIH.
Referencia: Hooshyar D et al. Trends in perimortal conditions and mortality rates among HIV-infected patients. AIDS 21: 2093 – 2100, 2007.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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