En Norteamérica y Europa se aprobó la utilización de raltegravir a finales de 2008; este fármaco pertenece a una nueva familia de antirretrovirales denominados inhibidores de la integrasa. Actualmente, se reserva su empleo para pacientes con experiencia en tratamientos. Los ensayos clínicos con estas personas evidenciaron que el fármaco mostraba un poderoso efecto anti-VIH y que, por lo general, su uso era seguro.
Sin embargo, un equipo de médicos de Canadá observó cuatro casos de depresión poco después de iniciar la terapia con raltegravir en pacientes con una depresión previa que había sido tratada mediante un amplio abanico de antidepresivos y fármacos antipsicóticos.
Los cuatro pacientes eran hombres con edades comprendidas entre 40 y 55 años y, en su mayoría, presentaban un historial de trastornos del ánimo de tipo depresivo o bipolar que se prolongaba por periodos de entre uno y cinco años.
Uno de los pacientes estaba tomando efavirenz (Sustiva®) en aquel momento, un fármaco que ha sido relacionado con la depresión y otras alteraciones del ánimo, pero no se había registrado ningún problema de salud mental. No obstante, un segundo paciente había abandonado previamente la terapia con este fármaco, ya que sus síntomas depresivos habían empeorado.
Hubo dos motivos por los que los pacientes iniciaron el tratamiento con raltegravir: el cambio de T-20 (enfuvirtida, Fuzeon®) o unos problemas gastrointestinales provocados por un inhibidor de la proteasa (IP).
En el plazo de un mes desde el inicio de la terapia con raltegravir, los cuatro pacientes desarrollaron síntomas depresivos. En uno de ellos, éstos fueron tan graves que requirió hospitalización. Se cambió el tipo o la dosis de fármaco psicotrópico a los cuatro pacientes, y todos experimentaron una mejoría de su salud mental en un plazo de tres meses desde la aparición de la depresión. Ninguno de los pacientes interrumpió su tratamiento con raltegravir.
La depresión no era uno de los efectos secundarios registrados en los ensayos clínicos de raltegravir realizados durante el desarrollo del fármaco, pero el equipo de investigadores señala que se excluyeron de esos estudios a los pacientes con depresión previa. Por tanto, los autores comentan: “Que sepamos, se trata de los primeros casos en los que se describe una relación entre iniciar el tratamiento con raltegravir y el empeoramiento de la depresión”.
Los expertos no dudan que raltegravir sea la causa más probable del empeoramiento de la depresión de estos pacientes, e indican: “La relación es incuestionable en términos de asociación temporal y del hecho de que los pacientes no empezaron la toma de otros fármacos nuevos distintos a raltegravir, excepto en un caso, que recibió también darunavir (del que no se tiene constancia de estar relacionado con la depresión)”.
Se cree que la interacción entre raltegravir y los fármacos psicotrópicos, que aún no se entiende del todo, es la causa más probable de los síntomas que mostraron los pacientes. Dos de ellos estaban tomando citalopram y tres bupropión. Junto con estos fármacos, los cuatro pacientes tomaban una amplia variedad de otros medicamentos antidepresivos y antipsicóticos.
El equipo de investigadores concluye: “Pendientes de un estudio más detallado, se aconseja prudencia y un seguimiento estrecho cuando los pacientes que inician la toma de raltegravir tienen un historial de depresión que esté siendo tratada con antidepresivos y otras medicamentos psicotrópicos.”
Referencia: Harris M, et al. Exacerbation of depression associated with starting raltegravir: a report of four cases. AIDS. 2008; 22: 1.890 – 1.892.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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