Los problemas renales asociados con tenofovir no siempre pueden revertirse

La función renal no vuelve en todos los casos a su nivel normal una vez interrumpido el tratamiento con tenofovir debido a la toxicidad en los riñones, según informa un equipo de investigadores en la edición digital de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes.

Michael Carter

Unos 13 meses después de interrumpir la terapia con tenofovir, más del 40% de los pacientes aún presentaban signos de una función renal dañada.

Se identificó el descenso gradual de la función renal durante la terapia con tenofovir como un factor de riesgo de la persistencia de los problemas en los riñones.

El uso de tenofovir (Viread®, y también en las pastillas combinadas Truvada® y Atripla®) está recomendado como parte de la terapia anti-VIH de primera línea. Por lo general, el fármaco se considera seguro, pero el 1-2% de los pacientes desarrollan un daño renal grave mientras lo toman. Entre los factores de riesgo de sufrir este efecto secundario se incluyen el empleo de otros fármacos que pueden provocar toxicidades renales, coinfecciones, un bajo recuento de CD4 y el consumo de drogas inyectables.

Los informes sugieren que la función renal (determinada mediante la velocidad de aclaramiento de la creatinina) regresa a niveles normales poco después de interrumpir la terapia con tenofovir.

Sin embargo, un equipo de investigadores australianos mostró su recelo respecto al seguimiento de la función renal mediante el aclaramiento de la creatinina, por no considerarlo una medida sensible.

En consecuencia, decidieron hacer un seguimiento de la tasa de filtración glomerular estimada (una medida más precisa de la función renal) en 24 hombres con VIH que interrumpieron la terapia con tenofovir debido a la aparición de disfunciones renales.

Los autores del estudio definieron el daño renal como una tasa de filtración glomerular estimada inferior a 90 mL/m-1/1,73-2.

Todos los participantes varones eran de etnia blanca, el 79% recibieron terapia con un inhibidor de la proteasa y el 81% presentaron una carga viral inferior a 50 copias/mL.

La mediana de duración del tratamiento con tenofovir en el momento de su interrupción fue de 30 meses.

La mayoría de los pacientes mostraban indicios de disfunción renal antes de iniciar el tratamiento con tenofovir.

No obstante, durante la terapia con el fármaco, la mediana de la tasa de filtración glomerular estimada descendió de 74 mL/m-1/1,73-2 a 51 mL/m-1/1,73-2.

Los pacientes recibieron seguimiento durante una mediana de 13 meses después de retirar el tratamiento con tenofovir y se monitorizaron los cambios en la función hepática.

Durante este tiempo, la mediana de la tasa de filtración glomerular estimada aumentó a 70 mL/m-1/1,73-2. Las mayores mejoras se produjeron en el primer mes siguiente a la interrupción del tratamiento con tenofovir.

Al final del período de seguimiento, tanto la tasa de filtración glomerular estimada que más mejoró como la más retrasada estuvieron significativamente por debajo de los niveles registrados antes de empezar la terapia con tenofovir (p= 0,028 y p= 0,0008).

El equipo de investigadores comparó las características de los pacientes que presentaron unas mejoras en la tasa de filtración glomerular superiores a 20 mL/m-1/1,73-2 y las de los que tuvieron unas mejoras por debajo de este nivel.

Su análisis evidenció que un descenso más rápido de la función renal (p= 0,009), el tratamiento con un inhibidor de la proteasa (p= 0,02) y una menor duración de la terapia con tenofovir (p= 0,08) fueron todos ellos factores relacionados con mayores aumentos en la tasa de filtración glomerular estimada una vez se interrumpió la toma de tenofovir.

Los autores sugieren que los cambios agudos de la función renal fueron menos tendentes a conducir a problemas a largo plazo que los descensos lentos y graduales de la misma.

“Las mejoras de la función renal tras la pausa en la toma de tenofovir varían y son incompletas, sobre todo en el caso de los pacientes que presentan un descenso más gradual en su tasa de filtración glomerular estimada que no están recibiendo un inhibidor de la proteasa”, comenta el equipo de investigadores.

En consecuencia, concluyen: “Un descenso en la tasa de filtración glomerular estimada, aunque se produzca de forma gradual y se sitúe en un nivel por encima de 60 mL/m-1/1,73-2, puede justificar la interrupción de la toma de tenofovir para evitar que se produzca una disfunción renal permanente”.

Referencia: Wever K, et al. Incomplete reversibility of tenofovir-related renal toxicity in HIV-infected men. J Acquir Immune Defic Syndr (online edition), 2010.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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