Estudio SMART: interrupciones de tratamiento reducen la calidad de vida

Las personas con VIH en el estudio SMART que estaban en el brazo de conservación del tratamiento, experimentaron un descenso significativo de la calidad de vida a medida que el estudio progresó, según datos presentados el 17 de agosto en la XVI Conferencia Internacional del SIDA celebrada en Toronto.

Michael Carter

El estudio SMART fue el mayor ensayo clínico del VIH jamás realizado que contó con 5.472 pacientes de varios países. Los pacientes fueron distribuidos de forma aleatoria bien para permanecer en un brazo de conservación del tratamiento (interrupción de la terapia antirretroviral una vez el recuento de células CD4 llega a 350 células/mm3, y reiniciar la terapia cuando cae a 250 células/mm3) o para continuar tomando su terapia anti-VIH sin interrupción. El estudio fue terminado prematuramente por motivos de seguridad después de que se estableciera que los pacientes en el brazo de interrupción de tratamiento eran significativamente más propensos a sufrir una progresión de la enfermedad o muerte.

Se había teorizado que la interrupción de la terapia anti-VIH mejoraría la calidad de vida de las personas en el brazo de conservación del tratamiento al reducir su exposición a fármacos antirretrovirales potencialmente tóxicos. Para valorar el efecto de la interrupción de tratamiento frente al tratamiento continuo según la calidad de vida autodeclarada, el grupo de investigadores realizó un subestudio que contó con 1.225 pacientes inscritos en las 64 clínicas de EE UU que participaban en el estudio SMART.

Al inicio, y después a los meses cuatro, ocho y doce y posteriormente de forma anual, los pacientes completaron valoraciones sobre calidad de vida, diseñadas para determinar la percepción sobre su salud física y mental.

La mediana del recuento de células CD4 al inicio fue de 575 células/mm3, tres cuartas partes de los pacientes tomaban una potente terapia anti-VIH y el 25% eran mujeres.

Al inicio del estudio, la mediana de la puntuación del estado de salud fue de 75 sobre 100, y el 50% de las personas calificaron su salud como muy buena o excelente. A continuación se realizó un seguimiento de las personas durante una mediana de 2,4 años.

Durante este periodo, las percepciones sobre la salud puntual y general habían disminuido significativamente en el brazo de conservación del tratamiento, pero aumentaron entre los pacientes a los que de forma aleatoria se les asignó la continuación de la terapia del VIH todo el tiempo (p=0,02).

Los pacientes que interrumpieron su tratamiento puntuaron su estado de salud física de forma significativamente más baja que los pacientes que tomaban tratamiento continuo (p=0,005) y declararon poseer menor niveles de energía (p=0,05). Además, las personas del brazo de conservación de fármaco experimentaron mayores niveles de dolor que los pacientes asignados a recibir terapia continua (p<0,001), así como menor salud mental (p<0,001) y menor actividad social (p<0,001).

Por consiguiente, el grupo de investigadores concluyó que el empleo episódico de la terapia del VIH no mejoró la calidad de vida.

Referencia: Burman W et al. The effect of episodic CD4-guided antiretroviral therapy on quality of life: results of the quality of life substudy of SMART. Sixteenth International AIDS Conference, Toronto, abstract THPE0145, 2006.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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