Jueves, 01 de marzo de 2007
Prevención de la enfermedad y muerte
Las personas con VIH aún enferman y mueren
Pero las noticias en el boletín de hoy muestran que en gran parte, eso puede prevenirse con medidas como la provisión de fármacos profilácticos baratos y seguros durante los primeros meses de terapia del VIH, el adecuado manejo de la tuberculosis y el empleo de fármacos para prevenir la transmisión de madre a hijo de modo que las futuras opciones de tratamiento de la madre no se vean amenazadas.
Para las personas con VIH en países más ricos, cada vez más investigación está mostrando que la principal causa de muerte ya no son las tradicionales enfermedades definidoras de SIDA. La última investigación muestra que los cánceres que no son contemplados como definidores de SIDA (como de pulmón, hepático y anal) actualmente provocan más muertes en personas con VIH que los tradicionales cánceres definidores de SIDA: linfoma no de Hodgkin, sarcoma de Kaposi y cáncer cervical.
Enfermedades y mortalidad
Factores de riesgo de muerte tras iniciar terapia antirretroviral en entornos de recursos limitados
Un estudio ugandés ha mostrado que el riesgo de muerte durante las primeras etapas de terapia antirretroviral está relacionado con factores como la supresión inmunológica cuando se inicia el tratamiento del VIH, tuberculosis activa, anemia grave y baja masa corporal.
El estudio contó con 1.120 pacientes inscritos en el proyecto para el Cuidado del SIDA Centrado en el Hogar. En consonancia con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el inicio del tratamiento del VIH en entornos de recursos limitados, todos los pacientes tenían SIDA o un recuento de células CD4 inferior a 250 células/mm3 (mediana de 120 células/mm3) cuando iniciaron tratamiento del VIH.
La tasa de mortalidad fue de 16,4 muertes por 100 persona-años durante los primeros tres meses de terapia antirretroviral, disminuyendo a 1,3 muertes por 100 persona-años tras un año y a la mi tad a los dos años de tratamiento.
Iniciar terapia del VIH con un recuento de células CD4 inferior a 50 células/mm3, anemia grave (indicativa de malaria), tuberculosis y un índice de masa corporal de 18kg/m2 o inferior (indicativo de síndrome de emaciación), fueron todos ellos factores que estuvieron relacionados con un mayor riesgo de muerte en los primeros meses de tratamiento del VIH.
El grupo de investigadores recomendó que las personas que inician terapia del VIH deberían ser examinadas en búsqueda de anemia y malaria y después ser tratadas adecuadamente y que deberían proporcionarse también, en los casos necesarios, suplementos nutricionales y profilaxis con isoniazida para la tuberculosis.
Profilaxis con cotrimoxazol
Un estudio retrospectivo realizado en Malaui que contó con más de 1.000 pacientes ha descubierto que cuando se proporciona terapia antirretroviral junto con profilaxis con cotrimoxazol, la mortalidad se reduce en más de un 40%.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que las personas con VIH con un recuento de células CD4 inferior a 500 células/mm3 deberían recibir profilaxis con cotrimoxazol ya que puede ayudar a prevenir numerosas infecciones entre las que se incluyen neumonía por pneumocystis (PCP), toxoplasmosis y malaria.
Los datos del estudio fueron reunidos en verano de 2005, momento en el que a pacientes con VIH en Malaui con un recuento de células CD4 inferior a 200 células/mm3 o SIDA se les proporcionó terapia antirretroviral.
Las personas que recibieron cotrimoxazol, así como fármacos anti-VIH estaban significativamente más enfermas que las que sólo tomaron terapia para el VIH, siendo más propensas a tener un recuento de células CD4 inferior a 200 células/mm3 y a tener tuberculosis activa o un historial de esta infección.
Las personas que tomaron terapia antirretroviral más cotrimoxazol fueron un 41% menos propensas a morir que aquellas que sólo tomaron terapia antirretroviral en los primeros seis meses de terapia del VIH.
Terapia para la tuberculosis
El retrasar tres meses la terapia del VIH en pacientes con VIH con un bajo recuento de células CD4 y diagnosticados de tuberculosis aumenta el riesgo de muerte en un 50%, según un estudio realizado en Suráfrica.
Existe la preocupación de si iniciar con poca diferencia una terapia para la tuberculosis y un tratamiento antirretroviral puede conducir a que se desarrolle el síndrome inflamatorio de reconstitución inmunológica (SIRI).
El estudio implicó a 888 pacientes que iniciaron tratamiento del VIH en Ciudad del Cabo. Algo más de la cuarta parte de las personas tenía tuberculosis al entrar en el programa de tratamiento y una tercera parte recibió terapia antituberculosis en algún momento.
Dos terceras partes de las muertes que se produjeron en los primeros tres meses de terapia del VIH fueron en pacientes que tenían tuberculosis, pero no estaban recibiendo terapia para el VIH.
Un total de 73 pacientes tenía tuberculosis y 48 de ellos iniciaron terapia antirretroviral entre cuatro y diez semanas después de su diagnóstico de tuberculosis. Diez pacientes murieron antes de que se iniciara el tratamiento del VIH y siete de ellos murieron en el primer mes de terapia de la tuberculosis.
Cuatro pacientes que tomaban tratamiento para el VIH murieron y dos muertes fueron atribuidas a SIRI.
El grupo de investigadores cree que este estudio tiene implicaciones en el manejo de pacientes con VIH y tuberculosis y sugiere que el periodo entre el inicio de la terapia de la tuberculosis y del VIH podría reducirse a un mes.
Cánceres
Los resultados de un estudio que contó con más de 23.000 personas con VIH en la era TARGA ha descubierto que los cánceres no definidores de SIDA ahora se producen con más frecuencia que los cánceres definidores de SIDA.
Un grupo de investigadores de D:A:D (siglas en inglés de recopilación de datos sobre acontecimientos adversos de los fármacos anti-VIH) informó que se habían producido 193 muertes desde 1999 debido a cánceres no definidores de SIDA, pero sólo 112 fueron atribuidas a enfermedades definidoras de SIDA.
Los cánceres no definidores de SIDA más habituales observados fueron los cánceres de pulmón, estómago o hígado, linfoma no de Hodgkin y cáncer anal.
La terapia anti-VIH había sido utilizada en algún momento por el 95% de las personas con cáncer, y el 61% de las personas con cánceres no definidores de SIDA estaba tomando tratamiento anti-VIH en el momento de morir, frente al 46% de las personas con cáncer relacionado con SIDA.
Los pacientes con cánceres no definidores de SIDA tuvieron mayores recuentos de células CD4 en el momento de morir (211 células/mm3 frente a 75 células/mm3)
El riesgo de morir en cada categoría de cáncer aumentó al disminuir el recuento de células CD4. Fumar y una edad mayor fueron factores también relacionados con un mayor riesgo de padecer cánceres.
El grupo de investigadores resaltó la importancia de aumentar el recuento de células CD4 para la prevención de cánceres, haciéndose eco de los hallazgos del estudio FIRST presentado esta semana en CROI.
Un curso corto de terapia del VIH para prevenir la transmisión de madre a hijo es malo para la salud de la madre
Un tratamiento corto con AZT/3TC con o sin nevirapina para prevenir la transmisión de madre a hijo del VIH puede implicar que las mujeres respondan peor cuando inicien terapia anti-VIH por su propia salud, según sugiere un estudio realizado en Costa de Marfil.
Transmisión sexual del virus de la hepatitis C
Un estudio realizado en el Reino Unido ha descubierto indicios de transmisión sexual del virus de la hepatitis C (VHC) en hombres sin VIH. Varios estudios europeos habían encontrado previamente indicios de transmisión sexual de la infección en hombres gay con VIH.
El grupo de investigadores de Brighton registró 16 casos de transmisión sexual del VHC en hombres con VIH, cinco casos en hombres sin VIH y cuatro casos en hombres de estado serológico al VIH desconocido. Todos los hombres sin VIH que tenían infección por hepatitis C se implicaron en prácticas de fisting (introducción del puño en el ano), sexo anal sin protección, eran usuarios de drogas recreativas y tenían otras infecciones de transmisión sexual. Además, todos se infectaron por VIH.
Estudios previos (que contaron con miles de personas) han descubierto pocos indicios de transmisión sexual del virus de la hepatitis C entre hombres gay sin VIH.
El equipo de médicos de Brighton sugiere que todos los hombres gay deberían someterse a un examen que compruebe la existencia de infección por hepatitis C durante los chequeos de salud sexual.
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