El tratamiento de la infección crónica por hepatitis B empleando análogos de nucleósido como lamivudina (Epivir®) y entecavir (Baraclude®) puede reducir el riesgo de desarrollar un carcinoma hepatocelular, incluyendo la recurrencia del cáncer tras una extirpación quirúrgica exitosa del tumor, según se extrae de los datos presentados en The Liver Meeting 2012, el 63 Encuentro Anual de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (AASLD, en sus siglas en inglés), publicados en Journal of the American Medical Association.
La infección crónica por hepatitis B puede conducir, con el transcurso de años o incluso décadas, a la aparición de problemas hepáticos graves, como fibrosis avanzada, cirrosis o incluso el carcinoma hepatocelular, un tipo de cáncer de hígado. Se cree que este crecimiento anómalo de células en el hígado está relacionado con el intento de autorreparación del órgano tras sufrir una lesión y se sabe que, aunque la extirpación es de los tratamientos más eficaces frente a tumores aislados, el cáncer de hígado reaparece al menos la mitad de las ocasiones.
Un equipo de investigadores de Taiwán examinó el efecto del tratamiento contra la hepatitis B sobre la recurrencia del mencionado carcinoma tras una extirpación exitosa del tumor, para lo que llevaron a cabo un estudio de cohorte en el que se emplearon datos procedentes de pacientes de todo el país recopilados entre octubre de 2003 y septiembre de 2010, procedentes del programa sanitario del país.
En el estudio, de un total de 100.938 nuevos diagnósticos de carcinoma hepatocelular, se identificaron 4.569 pacientes con cáncer hepático relacionado con el virus de la hepatitis B (VHB), que fueron sometidos a una extirpación quirúrgica del tumor. Más del 80% de estas personas eran hombres y la media de edad fue de unos 55 años. No se dispuso de datos relativos a la carga viral del VHB y la función hepática, pero los autores del estudio señalaron que el programa sanitario nacional taiwanés solo asume el precio de los análogos de nucleósido de las personas consideradas en situación de alto riesgo de sufrir una progresión de la enfermedad hepática.
El equipo de Wu comparó el riesgo de que se produjera la reaparición del tumor entre las personas que tomaban análogos de nucleósido y las que no tomaban fármacos anti-VHB. En la cohorte tratada, 487 pacientes recibieron únicamente un análogo de nucleósido, incluyendo 159 personas que tomaron lamivudina, 292 que tomaron entecavir y 36 que recibieron telbivudina (Sebivo® o Tyzeka®). El resto recibió una combinación que contenía más de un nucleósido. Los participantes tratados emplearon la terapia durante una duración media de 1,5 años.
Se descubrió que las personas tratadas con análogos de nucleósido tenían un riesgo significativamente menor que las no tratadas de sufrir una recurrencia de su carcinoma (21% frente a un 44%, de forma respectiva) o de fallecer (11 frente a 28%), a pesar de tener una prevalencia más elevada de cirrosis hepática (49 frente a 39%).
Después de tener en cuenta otras posibles causas de muerte, se observó que los pacientes tratados con análogos de nucleósido presentaban una tasa de recurrencia de carcinoma hepatocelular significativamente menor a seis años en comparación con las personas no tratadas (46 frente a 55%, de forma respectiva). Las tasas de mortalidad general a seis años fueron del 29% en el caso de los pacientes tratados, frente al 42% en el caso de los no tratados.
Las principales causas identificables de fallecimiento tanto para las personas tratadas con análogos de nucleósido como para las no tratadas fueron el carcinoma o la mortalidad relacionada con el tratamiento de este cáncer, la cirrosis hepática, la sepsia y la neumonía.
Al realizar un análisis multivariable, los factores relacionados de forma independiente con un menor riesgo de recurrencia del carcinoma hepatocelular fueron el uso de análogos de nucleósido, el empleo de estatinas y la utilización de fármacos antiinflamatorios no esteroideos o aspirinas. Estas relaciones se detectaron en todos los subgrupos de pacientes, incluidos los que tienen cirrosis hepática.
A raíz de estos hallazgos, los autores concluyen que el uso de análogos de nucleósido estuvo relacionado con un menor riesgo de reaparición del carcinoma entre los pacientes tras la extirpación tumoral. En sus conclusiones, el equipo de investigadores señaló que, aunque estudios previos habían relacionado el empleo de estatinas con un menor riesgo de cáncer hepático, este es el primero en detectar dicha relación también con fármacos antiinflamatorios no esteroideos o aspirina.
En un artículo editorial en el mismo ejemplar de la revista, se señala que la extirpación quirúrgica es el tratamiento de elección para los pacientes con carcinoma con tumores solitarios y sin presencia de cirrosis. Sin embargo, la recurrencia de este cáncer tras la extirpación resulta habitual, produciéndose en el 50-70% de los pacientes tras cinco años. La recurrencia precoz a menudo se debe a la metástasis del tumor primario original, mientras que la recurrencia tardía a menudo se debe a tumores primarios que surgen con posterioridad en personas que presentan una infección activa por VHB o cirrosis.
Dado el largo intervalo de tiempo que transcurre entre el daño celular y el desarrollo del tumor, es poco realista esperar que la administración de terapia antiviral durante un año o dos permita evitar la recurrencia precoz del carcinoma, debido a que probablemente ésta se deba a metástasis no eliminadas del tumor anterior.
No obstante, los análogos de nucleósido/nucleótido pueden hacer decaer la mortalidad a corto plazo tras la extirpación hepática, sobre todo en pacientes que presentan una cirrosis subyacente, elevados niveles de replicación del VHB o una inflamación hepática activa. En el caso de los pacientes que no experimentan una recaída temprana del carcinoma, la continuación de la terapia con análogos de nucleósido/nucleótido puede evitar la aparición de nuevos tumores primarios y ralentizar la progresión de la hepatopatía, lo que a su vez redundaría en una menor tasa de carcinomas tardíos y una reducción de la mortalidad a largo plazo.
Fuente: Aidsmap
Referencias: Wu C-Y, et al. Association between nucleoside analogues and risk of hepatitis B virus-related hepatocellular carcinoma recurrence following liver resection. Journal of the American Medical Association 308 (18): 1.906-1.913, 2012.
Wu C-Y, et al. Effect of lamivudine on hepatitis B virus-related hepatocellular carcinoma following liver resection: a nationwide experience in Taiwan. 63rd Annual Meeting of the American Association for the Study of Liver Disease, Boston, abstract 66, 2012.
Lok AS. Does antiviral therapy prevent recurrence of hepatitis B virus-related hepatocellular carcinoma after curative liver resection? Journal of the American Medical Association 308 (18): 1.922-1.924, 2012.
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