Una de cada seis personas interrumpe el tratamiento dos años después de su inicio

Las tasas son superiores en las mujeres

Marion Zibelli
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Varios estudios muestran que interrumpir la terapia antirretroviral puede llevar a la progresión de la enfermedad por VIH, aunque la controversia sobre las interrupciones de tratamiento sigue en curso y existen resultados contradictorios, algunos avalando esta estrategia, otros refutándola (véase La Noticia del Día 07/09/2006).

Pese a este posible riesgo, según un estudio reciente publicado en el número de agosto de la revista Journal of Acquired Immune Deficiency Síndrome, una de cada 6 personas que viven con VIH dejan de tomar su régimen de terapia antirretroviral de gran eficacia (TARGA) durante al menos 2 semanas al segundo año del tratamiento.

Los autores del estudio CASCADE, siglas en inglés de Acción Concertada sobre SeroConversión al SIDA y Muerte en Europa, caracterizaron la frecuencia y los valores de predicción de las interrupciones de tratamiento e investigaron las consecuencias de éstas sobre los marcadores inmunológicos y virológicos.

Para su análisis, usaron a una cohorte de 8.300 personas cuya fecha de seroconversión se conocía. En este grupo identificaron a 1.551 personas que habían empezado TARGA después de la infección primaria (es decir 1 año o más después de la fecha estimada de seroconversión) y llevaban al menos 90 días tomando de forma estable su régimen TARGA. Se consideró como interrupción del tratamiento cualquier suspensión de la toma de los antirretrovirales durante al menos 14 días.

Los resultados de esta investigación revelan que de 1.551 personas que empezaron TARGA, un total de 299 (19,3%) interrumpió el tratamiento al cabo de 2 años. La duración mediana de la interrupción fue de 189 días (rango intercuartil 101-382 días).

La probabilidad acumulada de interrumpir el tratamiento a los 2 años de su inicio fue del 15,9% (intervalo de confianza del 95%; 14%-18,1%). Por otra parte, otro 16,3% cambió de régimen en el mismo periodo de tiempo.

Se observó que existían más probabilidades que las mujeres dejaran el tratamiento en comparación con los hombres del mismo grupo.

Entre las personas usuarias de drogas, las tasas de interrupción del tratamiento a los 2 años de su inicio fueron del 35,8% para las mujeres y del 24,2% para los hombres. Estas tasas fueron respectivamente del 22,1% y del 13,3% en el grupo de personas que supuestamente se había infectado a través de un contacto sexual.

Las cargas virales más altas y una pobre respuesta inmunológica insatisfactoria a TARGA (es decir una recuperación limitada de los CD4) se asociaron con una probabilidad mayor de interrupción de tratamiento.

Durante el periodo de interrupción, las personas experimentaron un descenso mediano del número de CD4 de 94 células/mm3 (rango intercuartil 1-220 células/mm3).

Además, los factores siguientes se relacionaron de forma significativa con una mayor pérdida relativa de CD4 durante la interrupción del tratamiento: edad superior a los 40 años en el momento del inicio de TARGA; nadir (número de CD4 más bajo jamás alcanzado) por debajo de 200 células/mm3 antes del tratamiento; número de CD4 por debajo de 350 células/mm3 antes de iniciar el tratamiento.

Los autores concluyen que, según sus estimaciones, “cerca de 1 de cada 6 personas en TARGA interrumpe el tratamiento al cabo de 2 años”. Añaden que se necesita más
investigación sobre las razones por las cuales las tasas de interrupción del tratamiento son superiores en las mujeres
. Sugieren que esto podría deberse a factores sociales y comportamentales y a la posibilidad de que existan diferencias entre hombres y mujeres por lo que hace a la aparición de efectos secundarios.

Los investigadores declaran además que “interrumpir el tratamiento parece seguro para las personas con un sistema inmunitario bien preservado”. Para las personas con números de CD4 inferiores, recomiendan que “si se contempla una interrupción del tratamiento, es imprescindible tomar precauciones y efectuar un control muy estricto [del VIH] para asegurarse de que los riesgos sean mínimos”.

Lo destacable de este estudio es que la interrupción del tratamiento no se asoció con un riesgo significativamente superior de progresión clínica de la enfermedad durante el periodo de seguimiento.

Fuente:www.hivandhepatitis.com
Referencia: G Touloumi, N Pantazis, A Antoniou, and others (the
CASCADE Collaboration). Highly active antiretroviral therapy interruption: predictors and virological and immunologic consequences. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes 42(5): 554-561. August 2006.

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