Un estudio publicado en Clinical Infectious Diseases ha concluido que los repuntes virales (aumentos temporales de la carga viral por encima de las 50 copias/mL, también conocidos como blips) se asociarían a un mayor riesgo de fracaso virológico del tratamiento a corto o medio plazo. Así, dichas situaciones deberían considerarse señales de problemas de adherencia y/o de resistencia emergente al tratamiento antirretroviral. En todo caso, la mayoría de las personas que experimentan blips no acabarían experimentando un fracaso virológico.
Los repuntes virales son un fenómeno común en el marco del tratamiento antirretroviral que no ha tenido una interpretación claramente consensuada entre los expertos en el ámbito del VIH. Siendo cierto que estudios realizados años atrás ya apuntaban hacia cierta relevancia de los blips de cara a inferir un posible mayor riesgo de fracaso virológico (véase La Noticia del Día 27/07/2014), en la práctica clínica no se suele dar demasiada importancia a la aparición de repuntes temporales de la carga viral.
Para arrojar más luz a este asunto, investigadores de EuResist, una colaboración europea que evalúa la resistencia a los antirretrovirales, investigó el impacto de los blips y la viremia de bajo nivel en 22.532 personas que habían iniciado el tratamiento antirretroviral entre los años 2005 y 2015 y de quienes se contaba con un mínimo de 12 meses de seguimiento por participante. En el estudio se incluyeron participantes de Alemania, España, Italia, Luxemburgo, Bélgica y Portugal.
Los participantes fueron clasificados en tres grupos en función de su evolución:
- Participantes con carga viral continua por debajo de 50 copias/mL (supresión virológica)
- Participantes con un único blip por encima de 50 copias/mL
- Participantes con varios casos de viremia entre 50 copias/mL y 199 copias/mL separados por un mínimo de 30 días (viremia de bajo nivel)
Los casos de fracaso virológico fueron definidos como aquellos con dos mediciones de carga viral consecutivas por encima de 200 copias/mL o una única medición por encima de 1.000 copias/mL.
Durante una mediana de 2,8 años de seguimiento se dieron 1.424 casos de fracaso virológico. El 72% tuvieron lugar en personas con supresión virológica previa, el 15% en personas que habían experimentado un blip y el 13% en personas con viremia de bajo nivel.
Tras el primer episodio de carga viral detectable, el 12% de las personas con viremia de bajo nivel acabaron experimentando fracaso virológico en los dos años siguientes. El porcentaje en personas con un blip que sufrieron fracaso virológico en los dos años siguientes fue del 5%.
Tras ajustar los resultados por factores clínicos y demográficos, respecto a aquellas personas con carga viral indetectable continua, la viremia de bajo nivel duplicó el riesgo de padecer fracaso virológico (cociente de riesgos instantáneos ajustado [aHR, en sus siglas en inglés]: 2,2; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,6-3,0) y los blips lo aumentaron en un 70% (aHR: 1,70; IC95%: 1,3-2,2).
Además de los blips y la viremia de bajo nivel, los investigadores detectaron otros factores que se relacionaron –aunque de forma más modesta– con el riesgo de fracaso virológico. Dichos factores fueron tener una menor edad, ser mujer, tener recuentos de CD4 más bajos, tener una mayor carga viral basal, tener mayor experiencia en tratamientos y tener historial de uso de drogas intravenosas.
Las relaciones observadas entre blips o viremia de bajo nivel y un mayor riesgo de fracaso virológico se mantuvieron al restringir el análisis a personas que habían iniciado el tratamiento después del año 2014, pero dejaron de ser significativas al restringirlos a personas en tratamiento con inhibidores de la integrasa, aunque los pocos casos de viremia en este grupo deben hacer interpretar estos resultados con precaución.
En los casos de viremia de bajo nivel se realizaron algunas pruebas de resistencia, que apuntaron que la mutación más prevalente era M184V, que confiere resistencia a lamivudina (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Ziagen®, en Kivexa®, Triumeq® y Dovato®) o emtricitabina (EFG, Emtriva®, en Truvada® y otras coformulaciones).
Los autores del estudio apuntan a que la aparición emergente de mutaciones de resistencia en casos de viremia de bajo nivel debería hacer –en la línea de lo ya recomendado por la Sociedad Clínica Europea del Sida (EACS, por sus siglas en inglés)– que los médicos se plantearan realizar pruebas de resistencia en esos casos de cara a detectar mutaciones emergentes que permitirían reajustar el tratamiento antirretroviral en consecuencia de cara a evitar futuros fracasos virológicos.
Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia:Elvstam O et al. Virologic failure following low-level viremia and viral blips during antiretroviral therapy: results from a European multicenter cohort. Clinical Infectious Diseases, published online 14 September 2022 (open access). DOI: 10.1093/cid/ciac762
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