Ayer se inauguró en Melbourne (Australia) la XX Conferencia Internacional del Sida con un sentido homenaje a los seis delegados que viajaban en el avión de Malaysia Airlines derribado el pasado jueves por un misil en el este de Ucrania. La Sociedad Internacional del Sida (IAS, en sus siglas en inglés), organizadora de la conferencia, ha decidido no cancelar este evento mundial que se celebra cada dos años como homenaje al compromiso y a la entrega profesional y humana de los fallecidos en la respuesta frente al sida.
Durante la ceremonia inaugural se guardó un minuto de silencio en recuerdo de los delegados con la presencia en el escenario de 11 presidentes que han liderado la IAS a lo largo de su historia junto con representantes de las organizaciones a las que pertenecían las personas fallecidas: la Organización Mundial de la Salud, STOP AIDS Now, Female Health Company, Amsterdam Institute for Global Health and Development –del que era miembro el prestigioso investigador Joep Lange quien, además, en el pasado ocupó el cargo de presidente de la IAS–, y miembros de la comunidad investigadora del VIH en Holanda. Durante el acto, Lambert Grijns, embajador holandés por los derechos y la salud sexual y reproductiva y por el VIH/sida, leyó una carta de condolencia y apoyo.
Además, durante toda la conferencia, los delegados tendrán la oportunidad de firmar y dejar sus mensajes de pésame en libros de condolencias. El jueves 21, el día previo a la clausura de la conferencia, se celebrará una vigilia en memoria de las personas fallecidas en este trágico accidente.
La conferencia, que este año se celebra bajo el lema ‘Acelerando el Ritmo’, reúne en Melbourne a unos 12.000 participantes procedentes de todo el mundo. Los delegados tendrán la oportunidad hasta el próximo viernes de asistir a plenarios, simposios, reuniones y talleres sobre diferentes temas clave en la respuesta frente al VIH como por ejemplo: estrategias de curación del VIH y sus retos; la prevención del VIH a través de la profilaxis preexposición (PPrE); el tratamiento como prevención del VIH; la circuncisión médica voluntaria en hombres; las coinfecciones por tuberculosis y hepatitis C; y la anticoncepción hormonal y el VIH. Además, varios estudios analizarán y discutirán el impacto de las leyes discriminatorias y los costes asociados a la prevención y la atención del VIH.
Durante la sesión de inauguración, los oradores invitados analizaron los datos alentadores a escala mundial relacionados con el acceso al tratamiento antirretroviral y la disminución de la nuevas infecciones por VIH. Con todo, los expertos recordaron a la audiencia que la epidemia del VIH continúa estando lejos de ser derrotada y que el estigma y la discriminación que todavía afectan a las poblaciones clave suponen una de las principales barreras.
“La extraordinaria expansión de los programas de VIH ha permitido que, para muchas personas, la infección haya dejado de ser una sentencia de muerte para convertirse en una enfermedad crónicamente manejable”, ha señalado a la audiencia la profesora Françoise Barré-Sinoussi, directora internacional de AIDS 2014, presidenta de la IAS y directora de regulación de la Unidad de Infecciones Retrovirales del Instituto Pasteur en París (Francia).
Si bien es cierto que se ha logrado que, a escala mundial, una tercera parte de las personas con VIH que necesitan tratamiento puedan acceder a él, no se puede olvidar que “22 millones de personas todavía no pueden beneficiarse del tratamiento”. Según Barré-Sinoussi, el lema oficial de la conferencia nos recuerda que tenemos que acelerar el paso y redoblar nuestros esfuerzos. “Todavía hay demasiados países luchando para hacer frente a sus epidemias de VIH siendo las personas más vulnerables las que se están quedando atrás de manera sistemática”, apunta la investigadora francesa.
En la misma línea se pronunció Michel Sidibé, director ejecutivo de la ONUSIDA, señalando que los esfuerzos por aumentar a escala mundial el acceso al tratamiento están dando sus frutos. En 2013, 2,3 millones de personas con VIH más pudieron tener acceso al tratamiento. Esto eleva a casi 13 millones el número mundial de personas que estaban recibiendo terapia antirretroviral a finales de 2013. De acuerdo con los datos más actualizados sobre el aumento escalonado del tratamiento, ONUSIDA estima que a fecha de julio de 2014 nada menos que 14 millones de personas estarían recibiendo tratamiento antirretroviral.
“Si somos capaces de acelerar la ampliación de los servicios relacionados con el VIH para el año 2020, estaremos en camino de terminar con la epidemia para el año 2030”; así de rotundo se han manifestado Michel Sidibé durante su intervención. “De lo contrario, corremos el riesgo de aumentar de manera significativa el tiempo que se tardaría, añadiendo una década o incluso más”.
Por su parte, Sharon Lewin –codirectora local de AIDS 2014, jefa del departamento de Enfermedades Infecciosas en el Alfred Hospital/Universidad Monash y codirectora del Centro de Investigación Biomédica en el Instituto Burnet en Melbourne– expresó que hay mucho que aprender de la respuesta bien documentada de Australia frente al VIH. “Su enfoque político bipartidista, la inclusión de las comunidades afectadas clave y el desarrollo de capacidad en ciencia e investigación han permitido a Australia tener una de las tasas más bajas de infección por VIH en el mundo.”
Con todo, Lewin considera que por mucho que la respuesta australiana haya sido un éxito, “nuestros vecinos en la región de Asia y el Pacífico no han vivido la misma experiencia”. Por este motivo, uno de los objetivos clave de la XX Conferencia Internacional sobre el SIDA es arrojar luz sobre los hombres que practican sexo con otros hombres, las y los trabajadores sexuales, las personas transexuales y las usuarias de drogas “que no tienen el mismo acceso al tratamiento, atención y prevención que sus colegas occidentales”
Durante la sesión de inauguración, los oradores invitados también hicieron referencia a la Declaración de Melbourne lanzada en ocasión de AIDS 2014 y en la que se reafirma sobre la importancia de la no discriminación con el objetivo de lograr una respuesta eficaz al VIH y, más en general, a los programas de salud pública. La aplicación de leyes discriminatorias, estigmatizantes, que penalizan y son perjudiciales conduce a la implementación de políticas y prácticas que aumentan la vulnerabilidad al VIH. Estas leyes, políticas y prácticas no sólo incitan a la violencia extrema hacia las poblaciones discriminadas, refuerzan el estigma y socavan los esfuerzos proporcionados por los programas de VIH, sino también suponen un retroceso significativo en la justicia social, la igualdad, los derechos humanos y el acceso a la atención médica.
La Declaración de Melbourne ya ha sido firmada por líderes mundiales, científicos, filántropos, premios Nobel, pacientes con VIH y activistas, así como por cientos de organizaciones. Las personas que quieran respaldar con su firma la declaración todavía pueden hacerlo en el siguiente enlace.
Fuente: AIDS 2014/Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Comunicado oficial de prensa de AIDS 2014 – Día 1: Tributes paid to lost colleagues flight MH 17 at the Opening Session of the 20th International AIDS Conference in Melbourne, Australia.
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