La dispensación “a demanda” de la profilaxis postexposición al VIH (PEP) se muestra como una estrategia útil en la prevención del VIH en personas con baja frecuencia de exposiciones al VIH de alto riesgo. De acuerdo con esta nueva modalidad, se proporciona la PEP con antelación para que una persona pueda tomarla inmediatamente en el caso de que se produzca una exposición al virus. Esta intervención estaría dirigida a personas seronegativas que no cumplen los criterios o no desean tomar la profilaxis preexposición al VIH (PrEP), pero que están dispuestas a emplear una herramienta biomédica para prevenir la infección por el VIH. Este es uno de los principales resultados de un estudio canadiense cuyos resultados fueron publicados a finales del pasado año en la revista AIDS.
La profilaxis postexposición al VIH (PEP) consiste en la administración de un régimen de tratamiento antirretroviral de corta duración inmediatamente después de una posible exposición al VIH con el fin de reducir el riesgo de que se produzca la transmisión del virus. Este tratamiento suele consistir en una terapia triple, similar a la que reciben las personas con infección crónica y su duración es de cuatro semanas.
La PEP debe empezar a tomarse lo antes posible ya que su efecto protector disminuye cuanto más tiempo se tarde en empezarla. Idealmente debe iniciarse en las 4-6 primeras horas tras la exposición de riesgo y a partir de las 72 horas desde la exposición se considera que su efecto protector es tan escaso que ya no se recomienda iniciarla.
Actualmente existen dos herramientas biomédicas principales para prevenir la transmisión del VIH: la profilaxis preexposición frente al VIH (PrEP) y la profilaxis postexposición al VIH (PEP). Sin embargo, la utilidad de cada una de estas herramientas de prevención en personas con exposiciones de alto riesgo al VIH poco frecuentes sigue siendo incierta.
Con el fin de arrojar un poco más de luz a esta cuestión, investigadores de la Universidad de Toronto (Canadá) decidieron llevar a cabo un estudio retrospectivo donde evaluaron las características clínicas de una cohorte de personas a las que se les recetó PEP “a demanda”, también conocida como PEP en el bolsillo (PIP, en sus siglas en inglés).
La estrategia PIP, además de estar orientada a evitar posibles infecciones por el VIH, también intenta reducir las desventajas del protocolo habitual por el que las personas reciben la PEP. Por ejemplo, en caso de una posible exposición al VIH en un momento en que la persona no pueda acceder en un plazo de tiempo razonable a un hospital que dispense esta profilaxis o que tenga que esperar demasiado en un centro de urgencias que puede estar saturado de pacientes.
Entre el 1 de enero de 2016 y el 31 de mayo de 2019, la clínica de prevención del VIH del Hospital General de Toronto y la clínica del VIH del Hospital St. Michael, también en Toronto, ofrecieron a las personas que refirieron tener una baja frecuencia de exposiciones de alto riesgo al VIH (definida en el estudio como no más de 4 exposiciones de alto riesgo al VIH al año) la posibilidad de acceder a la PIP.
Durante este periodo en total 79 personas optaron por la PIP. A estas personas se les recetó tenofovir/emtricitabina y dolutegravir (a las mujeres en edad fértil se les recetó raltegravir como tercer fármaco) durante 28 días y se les recomendó que recogieran el tratamiento en una farmacia y que lo mantuvieran accesible en caso de exposición. También se les indicó que, en el caso de necesitarla, iniciaran la PEP antes de las 72 horas tras una posible exposición al VIH, se les dijo que asistieran a la clínica después de una semana tras comenzar la PEP para poder realizar un examen de referencia del VIH y de salud sexual, y que completaran los 28 días de tratamiento.
La mayoría de los participantes (95%) eran hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH), con una mediana de seguimiento de 15 meses y donde el 41% había utilizado previamente la PEP.
Finalmente 21 personas (26,6%) tomaron la PEP y 7 de estas personas la tomaron en varias ocasiones . Todos los tratamientos se iniciaron dentro de las 72 horas recomendadas y en todos los casos se completó con un alto grado de adherencia. No se produjo ninguna infección por el VIH durante el transcurso del estudio . Al inicio del mismo, el 6% de los participantes presentaba una infección de transmisión sexual de tipo bacteriano, porcentaje que se redujo al 3% durante la fase de seguimiento.
Trece personas que inicialmente tomaban PrEP cambiaron a PIP y otras 22 cambiaron de tomar PIP a PrEP . En este último grupo se incluyeron a cinco de las siete personas que tomaron la PIP en múltiples ocasiones.
De acuerdo con los resultados del estudio, los investigadores afirman que la dispensación “a demanda” de la PEP es una estrategia útil en la prevención del VIH para las personas que tienen una baja frecuencia de exposiciones de alto riesgo al VIH.
Asimismo, los autores refieren que la PIP permite el inicio rápido del tratamiento tras una posible exposición al VIH, elimina la necesidad de ir a urgencias y la posterior derivación al departamento especializado y también brinda autonomía a las personas sobre el cuidado de su salud sexual. Por otro lado, también apuntan que el seguimiento continuado de las personas puede garantizar que estén utilizando la estrategia de prevención del VIH que mejor se adapte a sus necesidades individuales.
Fuente: Aidsmap/ Elaboración propia ( gTt-VIH )
Referencia: Alghamdi A., Hempel A., Heendeniya A., et al. HIV post-exposure prophylaxis-in-pocket (“PIP”): long-term follow-up of individuals with low-frequency, high-risk HIV exposures. AIDS: 14 de noviembre de 2019 .
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