El éxito de la terapia antirretroviral ha llevado a que la osteopenia y la osteoporosis, afecciones propias de la edad, sean cada vez más frecuentes en las personas con VIH. Sin embargo, también se sospecha que el propio efecto del virus, y ciertos fármacos antirretrovirales como tenofovir (Viread®, y en Truvada® y Atripla®) y didadosina (véase La Noticia del Día 21/10/08), podrían contribuir a este aumento en la incidencia de la enfermedad ósea.
No obstante, los estudios realizados siguen arrojando resultados contradictorios, por lo que el posible papel de estos fármacos en el desarrollo de anomalías óseas sigue siendo objeto de debate.
En el Congreso sobre Desarrollo de Fármacos para Terapias Antirretrovirales del VIH (HIV DART, en sus siglas en inglés), celebrado la semana pasada en Río Grande [Puerto Rico], se presentó un estudio retrospectivo del Cedars-Sinai Health System en Los Ángeles (EE UU) que sugería un riesgo ligeramente más elevado de fracturas en el pie entre aquellos hombres que tomaron tenofovir en comparación con quienes no recibieron este fármaco.
En colaboración con investigadores de GlaxoSmithKline [compañía responsable de abacavir (Ziagen®, y coformulado en Kivexa® y Trizivir®), un fármaco competidor de tenofovir], los autores del estudio analizaron las historias médicas de todos los hombres con VIH en el sistema de Cedars-Sinai que mostraban fracturas en el pie, confirmadas mediante resonancia magnética.
De un total de 30 casos, diecisiete (57%) habían tomado antes de la fractura un régimen que contenía tenofovir, mientras que trece (43%) no habían estado expuestos a este inhibidor de la transcriptasa inversa análogo de nucleótido (ITINt). La mediana de tiempo desde el inicio de la toma de tenofovir hasta la fractura en el pie fue de 2,57 años (1,17-5,69 años).
Ambos grupos tenían características similares en cuanto a la edad en el momento de producirse la fractura: mediana de edad de 49 años con tenofovir y de 48 sin. Otras características fueron: mediana de carga viral en torno a 50 copias/mL en los dos grupos, mediana de tiempo transcurrido desde el diagnóstico de VIH de 17 años en ambos casos, incidencia de fractura metatarsofalángica (12 y 15%, respectivamente), incidencia de fractura vertebral (12 y 15%), historia familiar de osteoporosis (24 y 23%), uso concomitante de bifosfonatos (65 y 69%), empleo concomitante de calcitonina o diuréticos, frecuencia del síndrome de malabsorción, fallo renal, deficiencia de calcio y vitamina D similar en ambos grupos.
Por el contrario, una mayor proporción de hombres en el grupo de tenofovir (35 frente a 8%) fumaba más de un paquete de cigarrillos al día, lo que puede aumentar el riesgo de menor densidad mineral ósea (DMO). Asimismo, el 24% de los pacientes en la rama de tenofovir tomó prednisona (un corticoesteroide que también eleva el riesgo de pérdida ósea), por ninguno en el otro grupo. En cambio, el grupo de tenofovir incluía una menor proporción de personas cuyo historial indicaba alcoholismo (12 frente a 31%), que es otro factor de riesgo óseo.
Las tasas de otras variables óseas eran más altas en el grupo de tenofovir, aunque no está claro si fue como consecuencia del empleo del fármaco o algo fortuito: osteoporosis (35 frente a 8%); una puntuación T en la prueba de la absorciometría dual de rayos X [DEXA, en sus siglas en inglés] inferior a 2,4 para el fémur (24 frente a 9%) y para la columna vertebral (47 frente a 36%); fracturas por estrés (53 frente a 31%); otras fracturas concomitantes (12 frente a 0%); empleo de suplementos de calcio (100 frente a 85%), de vitamina D (100 frente a 85%), de testosterona (47 frente a 23%), de teriparatida (29 frente a 8%); uso concomitante de inhibidores de la proteasa (71 frente a 46%), de no nucleósidos (24 frente a 0%); síndrome de emaciación (29 frente a 15%); obesidad central (18 frente a 8%).
El análisis de regresión logística no identificó el uso de tenofovir como un factor de predicción independiente de fractura en el pie. Este análisis encontró que una puntuación T en la prueba DEXA inferior a 1,5 estaba correlacionada con un bajo peso (p= 0,036) y un elevado nivel sérico de glucosa (p= 0,034).
Así pues, este estudio no arroja resultados concluyentes. En comparación con el otro grupo, sólo cuatro hombres más sufrieron este tipo de fractura en el grupo de tenofovir. Además, no es posible discernir el efecto de este fármaco entre todas las variables implicadas.
Sin embargo, en tanto que la mayoría de las investigaciones sobre osteopenia y osteoporosis en personas con VIH se centran en la cadera y la columna, este estudio tiene la virtud de llamar la atención sobre otras fracturas potencialmente frecuentes y, por tanto, de estimular el análisis de los factores de riesgo involucrados en las mismas.
Fuente: NATAP / Elaboración propia.
Referencias: Joseph R, Horizon A, Liao Q, et al. Foot fractures in HIV-infected patients previously treated with tenofovir (TDF)- versus non-TDF-containing highly active antiretroviral therapy. HIV DART 2008, December 9-12, 2008, Río Grande, Puerto Rico. Abstract 5.
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