Más del 80% de las relaciones sexuales anales realizadas por usuarios de profilaxis preexposición (PrEP) se realizan sin preservativo, mientras que en el caso de las relaciones con parejas ocasionales, se recurrió además al condón en una de cada cinco ocasiones, según ha concluido el estudio Ámsterdam PrEP (AMPrEP) elaborado por investigadores del Servicio de Salud Pública de Ámsterdam y publicado en la revista AIDS.
La profilaxis preexposición consiste en el uso de fármacos antirretrovirales para prevenir la infección por el VIH y es una intervención que ha demostrado una elevada eficacia tanto en estudios como al ser usada en entornos reales. No obstante, también ha sido diana de múltiples quejas sobre su posible papel en desincentivar el uso del preservativo (a pesar de que las directrices recomiendan el uso conjunto del preservativo y la PrEP), algo que provocaría una consecuente subida de las ITS. A pesar de estas preocupaciones, un equipo de investigadores de Ámsterdam observó que a pesar de que se produjo una disminución en el uso de los condones durante dos años tomando PrEP, esto no se tradujo en un aumento significativo en las tasas de ITS.
El estudio contó con datos procedentes de Apps para móviles de 352 participantes que, entre 2015 y 2019, informaron diariamente sobre sus relaciones sexuales y el uso de PrEP y preservativos con sus parejas sexuales, ya fuesen estables o casuales. En total se registraron 48.949 prácticas sexuales anales durante todo el transcurso del estudio, de las que 11.632 se dieron con parejas estables, 19.547 con parejas casuales conocidas y 17.770 con parejas casuales desconocidas.
La mayoría de los participantes del estudio eran hombres homosexuales, bisexuales o que tienen sexo con otros hombres (GBHSH) y solo una persona en el estudio era una mujer trans. La edad media cuando se inició el estudio era de 39 años, el 86% eran de raza blanca y un 77% tenían un nivel educativo universitario. En cuanto al modo de utilización de la PrEP, el 74% escogió la dosificación diaria mientras que el resto prefirió la PrEP a demanda (es decir, programaban sus tomas en función de los encuentros sexuales). Además, para recabar conocimientos cualitativos sobre la PrEP y el uso de condones, entrevistaron a 43 participantes cuyas características conjuntas solo se diferenciaban de las de la muestra total en que tenían una media de edad de 41 años y que dos tercios de ellos tomaban PrEP a diario.
El 81% de los participantes comentaron que el único método preventivo del VIH que usaban en sus relaciones sexuales era la PrEP. No se observaron diferencias entre los participantes por el tipo de régimen de administración de la profilaxis o del tiempo que llevaban tomándolo. Entre las razones por las que escogieron esta estrategia se encontraban la confianza en la PrEP por su efectividad en la prevención. No obstante, otras de las razones aducidas fueron el placer producido por no usar preservativo durante el sexo, que no consideraban el preservativo como muy eficaz a la hora de prevenir las ITS, la percepción de que otras ITS eran curables o la dificultad de volver a usar el preservativo una vez se han acostumbrado al sexo sin él.
El uso conjunto del preservativo y la PrEP fue mayor en aquellas personas cuyas parejas sexuales eran casuales, especialmente si eran desconocidas: el 21% en el caso de los hombres tomaban PrEP a demanda y el 20% de los que la tomaban diariamente. Este porcentaje se redujo en las relaciones con parejas estables hasta un 6% en el caso de usuarios de PrEP a demanda y al 3% en aquellos que tomaban PrEP diaria.
Entre las razones aducidas para usar el condón además de la propia PrEP estuvieron el haber recibido el diagnóstico de otras ITS (en especial de hepatitis C), el miedo a adquirir una ITS debido a un aumento del riesgo (como por ejemplo prácticas de sexo grupal o ChemSex), la decisión de usar una barrera adicional con una pareja seropositiva o la duda respecto al nivel de adherencia en la toma de la profilaxis.
Por sus repercusiones, es interesante destacar que uno de los motivos aducidos fue la percepción de que comunicar el uso de la PrEP podría suponer un estigma o incluso un rechazo. Por ese motivo, muchos hombres prefirieron usar preservativo y no tener que comunicarle a su pareja sexual que estaba tomando profilaxis.
Aunque pocos, también hubo participantes que solo usaron condones en sus prácticas sexuales. Esto se dio en un 4% de los usuarios de PrEP a demanda, especialmente cuando mantenían relaciones sexuales con parejas casuales. Las razones de este motivo eran por planificación de sus tomas (dejando la PrEP para los fines de semana y usando el preservativo el resto de días), para evitar el estigma asociado a la PrEP o si consideraban que no era necesario tomar la PrEP por sentirse protegidos con el uso únicamente de preservativos. Por otro lado, apenas el 0,4% de los usuarios de la PrEP diaria optaron por usar únicamente preservativos alguna vez. El motivo principal en este caso estuvo relacionado con dificultades para mantener la adherencia a la profilaxis.
Por último, cabe señalar que el 1% del tiempo de los usuarios de PrEP diaria y el 9% del tiempo de los que tomaban PrEP a demanda no usaron ni dicha profilaxis ni tampoco preservativos. Las dos principales razones aducidas para ello era por mantener prácticas sexuales con una pareja seropositiva que tuviera una carga viral indetectable o en los casos en que no percibieran riesgos durante el sexo. Sin embargo, otros motivos también enunciados fueron no tener dosis de la PrEP u olvidarse del uso del preservativo durante la propia práctica sexual.
En sus conclusiones, el equipo de investigadores destaca que multitud de usuarios de PrEP solo usan esa estrategia para la prevención del VIH y pueden sentirse incómodos o criticados si las intervenciones de counselling se centran demasiado en el uso del preservativo. No obstante, sus resultados también constatan que el uso de preservativos sigue siendo considerado por estos hombres como una herramienta esencial para la prevención de ITS, VIH y hepatitis víricas, por lo que no se justificarían enfoques dando por supuesto conductas de ‘compensación por riesgo’. Por último, los autores advierten que la percepción de estar en una situación de bajo riesgo de infección por el VIH fue uno de los principales motivos para no usar ni PrEP ni preservativos, pero esta percepción no siempre es acertada, como demuestra el hecho de que algunos estudios apuntan que entre el 32% y el 68% de las infecciones por el VIH se producen dentro de relaciones estables.
Fuente: AIDSMAP / Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencias: Zimmermann HM et al. Decision-making regarding condom use among daily and event-driven users of preexposure prophylaxis in the Netherlands, AIDS: December 1, 2020 – Volume 34 – Issue 15 – p 2295-2304 doi: 10.1097/QAD.0000000000002714
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