Problemas de lípidos en mujeres con VIH

Un estudio estadounidense confirma la relación entre el propio VIH y las anomalías en las grasas

Juanse Hernández
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Cada vez con más insistencia, la investigación en el campo del VIH está aportando nuevos datos que muestran que los problemas de lípidos en mujeres pueden variar dependiendo del estado serológico al VIH, de si se toma o no tratamiento antirretroviral, y en tal caso, de los medicamentos que se estén utilizando. Un artículo publicado en la edición del 1 de mayo del Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes sugiere que los regímenes de fármacos en los que no se incluyen inhibidores de la proteasa (IP) presentan ventajas en términos de reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres que viven con VIH.

A partir de la pubertad, los niveles de colesterol difieren entre hombres y mujeres. Los estudios han mostrado que las mujeres premenopáusicas, por termino medio, tienen niveles más bajos de colesterol total y del colesterol ‘malo’ o LDL que los hombres de la misma edad. Después de la menopausia, se produce el fenómeno contrario: las mujeres presentan niveles más elevados de colesterol total y colesterol LDL que los hombres de edades similares. Los niveles de colesterol ‘bueno’ o HDL son, por término medio, más altos en mujeres durante toda la edad adulta.

A lo largo de los años, la investigación realizada en el campo del VIH ha mostrado que las anomalías lipídicas no son nuevas en personas con VIH. Desde 1989 (mucho antes de que los IP estuvieran disponibles y del uso generalizado de las terapias combinadas), se han documento en personas con VIH, sobre todo en aquéllas con enfermedad más avanzada, aumentos de los niveles de colesterol total, LDL y HDL. Más recientemente, se ha mostrado que el uso de IP, de análogos de nucleósido (ITIN) y no análogos de nucleósido (ITINN) influye de forma distinta en los niveles de lípidos.

Mucho de lo que se sabe sobre anomalías de lípidos en VIH y durante el tratamiento antirretroviral, procede de estudios en los que la amplia mayoría de participantes han sido hombres. Dado que el número de mujeres que se infectan con y reciben tratamiento para el VIH es cada vez mayor, se requiere entender mejor las alteraciones de los lípidos en este grupo de población.

En el estudio que ahora se publica, que forma parte del Estudio Interagencias sobre el VIH en Mujeres (WIHS, en sus siglas en inglés), participaron 623 mujeres sin VIH y 1.556 con VIH, de las cuales 419 estaban tomando un régimen que no contenía IP y 501, una combinación que incluía IP.

El primer análisis contempló las diferencias en el promedio de las mediciones del colesterol LDL. Los niveles no difirieron entre las mujeres sin VIH y las mujeres con VIH no tratadas o las que tomaban un régimen antirretroviral sin IP. Sólo las mujeres que utilizaron un régimen que contenía un IP tuvieron niveles más altos de colesterol LDL.

Los niveles medios de colesterol HDL fueron “notablemente más bajos” en las mujeres con VIH que no recibían tratamiento en comparación con los niveles medios documentados en todos los otros grupos. Las mujeres con VIH que estaban tomando un régimen que no contenía IP tuvieron niveles de colesterol HDL similares a los de las mujeres sin VIH. El colesterol HDL fue significativamente más alto en las mujeres que tomaban regímenes que no incluían IP que en aquéllas que sí incluyeron IP en su combinación.

Por lo que respecta al colesterol total, las mujeres con VIH no tratadas tuvieron niveles más bajos (166mg/dL) que las mujeres con VIH (175mg/dL), una diferencia que fue estadísticamente significativa. Las mujeres que incluyeron IP en sus regímenes tuvieron niveles significativamente más altos de colesterol total en comparación con las mujeres sin VIH y las mujeres con VIH que no recibían tratamiento, pero no fue así en las mujeres con VIH que tomaron regímenes sin IP.

Los investigadores también informan que las mujeres con VIH que no tomaban tratamiento tuvieron niveles más elevados de triglicéridos que las mujeres sin VIH, pero estos niveles fueron más bajos que los observados en aquellas mujeres con VIH que tomaban regímenes antirretrovirales tanto con IP como sin IP.

El grupo de investigadores del estudio WIHS también evaluó la influencia de los medicamentos antirretrovirales por separado. Lamivudina (3TC), ddI (didanosina), nevirapina y efavirenz se asociaron independientemente con niveles más altos de HDL. Ritonavir, indinavir potenciado con ritonavir y nelfinavir se asociaron con niveles más elevados de colesterol LDL. Estavudina (d4T), abacavir y todos los fármacos potenciados con ritonavir se asociaron con niveles de triglicéridos más elevados. Tenofovir se asoció con niveles de triglicéridos más bajos.

En conclusión, con este estudio los autores confirman la observación de que, incluso en mujeres, la propia infección por VIH se asocia con anomalías lipídicas. Estas anomalías pueden ser incluso más graves en aquellas mujeres cuyos regímenes de tratamiento incluyen IP, en comparación con las pocas anomalías remarcables observadas en mujeres que tomaban combinaciones sin IP, “lo que sugiere que los regímenes sin IP podrían ser superiores a la hora de evitar el riesgo cardiovascular en mujeres con VIH”.

Fuente: Aidsmeds.
Referencia: Anastos K, Lu D, Shi Q, et al. Association of serum lipid levels with serostatus, specific antiretroviral agents, and treatment regimens. J Acquir Immune Defic Syndr 45(1):34-42, 2007.

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