Un estudio estadounidense publicado en JAMA Oncology ha concluido que las personas con el VIH que reciben quimio o radioterapia pueden experimentar descensos en sus niveles de CD4 que se asociarían a un mayor riesgo de fallecer. Este tipo de efectos secundarios deberían, a juicio de los autores, ser tenidos en cuenta en el balance riesgo-beneficio de uso de estas terapias en personas con el VIH e incluidos en las correspondientes guías de práctica clínica.
A medida que las personas con el VIH envejecen, la incidencia de cáncer va aumentando y lo hace a unos niveles muy superiores a los observados en la población general de edades similares ( véase La Noticia del Día 23/10/2019 ). En la actualidad, las recomendaciones de tratamiento de dichos cánceres son similares para personas con o sin el VIH. La quimio y la radioterapia son terapias citotóxicas que, teniendo como objetivo eliminar las células cancerosas, eliminan de forma colateral también células sanas, entre las que se encuentran las células CD4 y otras células inmunitarias. Ello se traduce en un mayor riesgo de infecciones y en el contexto de la infección por el VIH ello podría verse agravado por el carácter inmunosupresor del VIH (incluso en personas con buen control de la infección).
Para intentar cuantificar estos riesgos, los autores del presente estudio decidieron incluir a 196 personas con el VIH atendidas en la unidad del VIH del Hospital Johns Hopkins (Baltimore, EE UU) y que tenían un diagnóstico reciente de cáncer. El estudio incluyó datos entre los años 1997 y 2016.
Los cánceres más frecuentes en los participantes fueron linfoma no Hodgkin (17% del total), cáncer de pulmón (12%), sarcoma de Kaposi (11%), cáncer hepático (8%), cáncer anal (7%), cáncer de próstata (7%) y linfoma de Hodgkin (7%).
Casi el 70% de los participantes eran hombres, el 75% de etnia negra y la mediana de la edad era de 50 años. Aunque casi el 90% se encontraban en tratamiento antirretroviral, solo el 65% tenían carga viral indetectable. La función inmunitaria del conjunto –en consecuencia- estaba bastante comprometida. Así, el 60% de los participantes tenían al inicio del estudio –antes de comenzar tratamiento contra el cáncer- unos niveles de CD4 inferiores a 350 células/mm3 y un 50% tenía historial de diagnóstico de sida.
El 60% de los participantes recibieron quimio o radioterapia en monoterapia o combinadas con otras aproximaciones terapéuticas. Una cuarta parte recibió una intervención quirúrgica sin quimio o radioterapia. Solo unos pocos participantes recibieron terapias hormonales (para cánceres de próstata o de mama) o terapias más modernas (inmunoterapias tales como los inhibidores del punto de control inmunitario [ véase La Noticia del Día 13/02/2019 ]) o terapias dirigidas). El 13% no recibieron ningún tratamiento contra el cáncer.
Tras recibir quimioterapia, radioterapia o la combinación de ambas estrategias, las personas con niveles de CD4 iniciales superiores a 500 células/mm3 experimentaron un descenso promedio de 203 células/mm3 tan pronto como empezaron a tomar tratamiento. Entre quienes tenían menos de 350 células/mm3 la disminución promedio fue de 45 células/mm3. Estos descensos no se observaron entre quienes recibieron cirugía o no trataron su cáncer.
La quimio y la radioterapia no presentaron efectos aparentes sobre la carga viral del VIH. De hecho, en algunos participantes que no tenían supresión virológica al iniciar el estudio se produjo un descenso de la carga viral. Los autores del estudio consideraron que ello pudo deberse a una mayor monitorización y vinculación con la atención médica, que se traduciría en una mayor adherencia. También podría deberse dicho descenso a la reducción de los niveles de CD4, que, a fin de cuentas, son necesarias para la replicación del VIH.
Tras el tratamiento del cáncer, las personas que habían recibido quimio o radioterapia presentaron un mayor riesgo de fallecer que aquellas que habían sido intervenidas quirúrgicamente o no habían recibido tratamiento alguno . Tras ajustar los resultados por carga viral, tipo de cáncer y otros factores, un descenso de 100 células/mm3 en los niveles de CD4 se relacionó con un aumento de la mortalidad del 27% . No se observaron cambios notables en las tasas de mortalidad al ajustar los resultados en función del recuento de CD4.
Las buena noticia es que los niveles de CD4 aumentaron de nuevo al finalizar la quimio y/o radioterapia . Las personas con hasta 500 células/mm3 al inicio del estudio, sobrepasaron dichos niveles entre uno y tres meses después de finalizar la quimio y/o radioterapia. Aquellas personas con niveles de CD4 iniciales superiores a 500 células/mm3 necesitaron más tiempo para recuperar sus niveles de CD4 basales (frecuentemente más de un año) e incluso tenían niveles de CD4 a los 5 años de finalizar el tratamiento del cáncer inferiores a participantes con niveles de CD4 basales similares los suyos que solo habían recibido solo cirugía .
Los resultados del presente estudio ponen de manifiesto la necesidad de evaluar en profundidad el balance riesgo-beneficio de la quimio y la radioterapia en personas con el VIH . Siendo cierto que el perfil de los participantes era particular (bajos niveles de adherencia y de supresión virológica antes de comenzar tratamiento contra el cáncer), los resultados son suficientemente alarmantes como para realizar una buena evaluación de las terapias contra el cáncer en el contexto de la infección por el VIH. Priorizar intervenciones quirúrgicas (cuando son posibles) o –principalmente- terapias hormonales, inmunoterapias o terapias dirigidas quizás sean soluciones válidas para lograr un mejor balance riesgo-beneficio en el tratamiento del cáncer de las personas con el VIH .
Fuente: POZ / Elaboración propia ( gTt).
Referencia: Calkins KL, Chander G, Joshu CE, et al. Immune Status and Associated Mortality After Cancer Treatment Among Individuals With HIV in the Antiretroviral Therapy Era. JAMA Oncol. 2019 Dec 5. doi: 10.1001/jamaoncol.2019.4648. [Epub ahead of print]
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