Uso de alcohol y progresión del VIH

Un estudio relaciona la disminución de CD4 con el consumo abundante de alcohol en personas que no toman TARGA

Gonzalo Mazuela
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Un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, EE UU, ha hallado una relación entre consumo de alcohol y progresión del VIH en personas infectadas con este virus. El estudio ha sido publicado en la edición de agosto del Journal of Adquired Immune Deficiency Syndromes.

El uso de alcohol es común en muchas personas con VIH y su impacto sobre la progresión de la enfermedad ha sido estudiado tanto en estudios in vitro como in vivo. El alcohol podría afectar negativamente a la función inmunológica en personas con VIH a través de varios mecanismos, entre los que se incluye el incremento de la replicación del VIH en los linfocitos.

El objetivo del estudio que ahora se publica fue evaluar la relación entre el consumo de alcohol y los marcadores de laboratorio de progresión del VIH. Los investigadores calcularon prospectivamente los recuentos de CD4, los niveles de carga viral y el consumo de alcohol durante un período de hasta 7 años en 595 personas con VIH con problemas de alcohol en el pasado o en la actualidad y que habían sido inscritas entre 1997 y 2003.

La cohorte incluyó un 25% de mujeres, un 66% de personas no blancas y un 27% de personas sin techo con una media de edad de 41 años. El uso de drogas inyectables fue el comportamiento de riesgo de infección por VIH en más de la mitad de los participantes.

La principal variable independiente utilizada fue el uso de alcohol en los últimos 30 días, que se clasificó como abundante, moderado o abstemio. Para la categoría de uso ‘abundante’ se utilizó la definición del Instituto Nacional sobre Abuso de Alcohol y Alcoholismo de EE UU, que establece las cantidades que suponen un riesgo: más de 14 bebidas por semana o 5 o más bebidas en una sola ocasión para hombres menores de 66 años; y más de 7 bebidas por semana o 4 o más bebidas en una sola ocasión para hombres de 66 años o mayores y para todas las mujeres. El consumo moderado de alcohol se definió como cualquier ingesta de alcohol inferior a las cantidades de uso abundante.

Los cálculos del uso de alcohol en los últimos 30 días revelaron un consumo abundante en el 30% de los participantes y un consumo moderado en el 10%; el 59% era abstemio. Una cuarta parte (128 de 595) de todos los participantes usaba alcohol y drogas (heroína o cocaína), el 19% consumía únicamente alcohol y un 15% hacía uso de heroína o cocaína sola. La media diaria de consumo de alcohol en las personas que bebieron en los últimos 30 días fue de 5,4 copas. Entre las personas con un historial de uso de drogas inyectables, el 32% (114 de 354) se había inyectado drogas en los seis meses previos.

Tras controlar por edad, raza, comportamiento de riesgo de VIH, no tener hogar, depresión, adhesión y duración en el estudio, los investigadores hallaron que las personas que no tomaban TARGA y que consumían alcohol de forma abundante tenían recuentos de células CD4 que eran, en promedio, 48,6 células/mm3 más bajos que los de las personas con VIH que no bebían. Los bebedores moderados no mostraron ninguna diferencia significativa respecto a personas abstemias.

En las personas que tomaban terapia antirretroviral no se observó diferencias significativas en el recuento de CD4 y en la carga viral según la ingesta de alcohol. Sin embargo, las personas que bebían alcohol de forma abundante tenían más probabilidades de no ser adherentes al inicio del estudio.

En sus conclusiones, los investigadores señalan que el consumo abundante del alcohol tiene un impacto negativo en los recuentos de CD4 en personas infectadas con VIH que no reciben tratamiento antirretroviral. Sus hallazgos implican que algunas personas con VIH con niveles de uso de alcohol que podrían parecer moderados según los estándares de algunas ciudades o comunidades podrían estar ya cerca del umbral de inicio de tratamiento en el momento que reciben su diagnóstico de VIH. Por otro lado, si el consumo de alcohol se incrementa después del diagnóstico y permanece alto, podría afectar de forma moderada a la progresión de la enfermedad.

Fuente: NATAP, Aidsmap

Referencia: Samet, J. et alii. Alcohol Consumption and HIV Disease Progresión. J Acquir Immune Defic Syndr (advance online publication), 2007.

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