El inicio de la terapia antirretroviral durante los primeros días después de la infección limitó la diseminación del VIS (un virus que se comporta de forma similar al VIH en monos) en el cuerpo y la creación de reservorios celulares y en los tejidos de un grupo de macacos rhesus. Sin embargo, no evitó que este virus volviera a rebotar tras la interrupción del tratamiento, según revela un estudio presentado en el transcurso de la XXI Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), recientemente celebrada en Boston (EE UU).
Desde las primeras etapas de la infección, el VIH se “oculta” en lo que se denominan reservorios, algunos de ellos celulares (como las células-T de memoria) o anatómicos, como el cerebro o el intestino. Diversos datos procedentes de estudios y algunos casos anecdóticos habían apuntado a la posibilidad de que el inicio del tratamiento en una fase muy temprana de la infección podría limitar o incluso evitar la creación de estos reservorios y constituir una estrategia para la cura.
Esta es la explicación que se considera más plausible en el caso de las dos niñas que parecen haber aclarado la infección tras recibir el tratamiento antirretroviral a las pocas horas de nacer, la denominada “niña de Mississippi” (véase La Noticia del Día 11/03/2014) y la conocida como “niña de Los Ángeles” (véase La Noticia del Día 06/03/2014), aunque en este segundo caso la niña no ha abandonado el tratamiento, a diferencia de la primera.
Por otro lado, algunas personas de la cohorte VISCONTI, compuesta por personas con VIH que iniciaron el tratamiento durante la fase de primoinfección (los primeros meses tras haber adquirido el virus) parecen ser capaces de controlar la infección por sí mismas tras haber interrumpido la terapia (véase Actualización en Tratamientos especial de la IAS del 03/07/2013).
Todos estos casos sugieren que los reservorios virales creados en las primeras fases de la infección, antes de que se produzca el pico de replicación viral, pueden ser diferentes (cualitativa y cuantitativamente) a los que establece el VIH más adelante, durante la fase de infección crónica y es posible que sean también más fáciles de erradicar.
En este estudio, los monos fueron expuestos por vía intravenosa al VIS y, posteriormente, iniciaron una terapia antirretroviral 7 días después (2 animales), 10 días después (2 animales) o al día 42 (18 animales). La terapia antirretroviral consistió en tenofovir y emtricitabina (combinados en la pastilla Truvada®), dolutegravir (un inhibidor de la proteasa, de nombre comercial Tivicay®) y darunavir potenciado con ritonavir (Prezista®).
Los monos que iniciaron la terapia antes de que se produjera el pico de replicación viral posteriormente presentaron un pico de carga viral en plasma más bajo y tardaron menos en alcanzar una carga viral indetectable.
Los dos monos tratados desde el día 7 de la infección, la carga viral en plasma siguió aumentando incluso cuando ya recibían terapia antirretroviral, y el pico de concentración viral se alcanzó al día 12, para luego descender a niveles indetectables a las seis semanas de tratamiento. En el caso de los macacos que iniciaron el tratamiento en el día 10, el pico de carga viral también se produjo el día 12, pero no llegaron a niveles indetectables (definidos en este estudio como una carga viral inferior a 30 copias/mL) hasta la semana 18 de tratamiento.
En el caso de los 18 monos tratados más tarde, la carga viral alcanzó un pico entre los días 12 y 14 y algunos animales no alcanzaron un nivel indetectable de carga viral ni siquiera después de 32 semanas de tratamiento.
Al analizar la presencia del material genético (ADN) del VIS en los linfocitos circulantes y los tejidos, se observó un aumento exponencial entre los días 7 y 10 de la infección. Sin embargo, el inicio temprano de la terapia redujo los niveles de ADN viral en los linfocitos circulantes y todos los tejidos estudiados. Transcurridas 32 semanas de tratamiento, se observó que los niveles medios de ADN del VIS en los linfocitos circulantes fueron mayores cuanto más se había pospuesto el inicio de la terapia: Unas 300 copias/mL entre los macacos que recibieron tratamiento al día 7, de unas 3.000 copias/mL en el caso de los que lo hicieron al día 10 y de más de 25.000 en el de los monos que lo empezaron al día 42.
Además, no se encontraron virus capaces de replicarse en ninguno de los monos que empezaron la terapia antirretroviral a los 7 y 10 días de la infección, pero sí en todos los que recibieron la terapia a partir del día 42.
No obstante, al retirar la terapia antirretroviral se comprobó que poco después se produjo un rebote viral incluso en los animales que habían iniciado pronto la terapia antirretroviral. Esto es un indicio de que seguían presentes virus con capacidad de replicación.
Los autores del estudio concluyen que la realización de un seguimiento intensivo para detectar la infección aguda, junto con el inicio inmediato de la terapia antirretroviral podría tener una gran influencia en los resultados del tratamiento y mejorar la perspectiva de las posibles estrategias para erradicar la infección.
En la sesión de la conferencia en que se presentaron estos resultados se mencionaron explícitamente por los dos casos mencionados de niñas que parecen haber curado la infección y se sugirió que el inicio del tratamiento transcurridos siete días de la exposición podría ser demasiado tarde. Estos resultados son relevantes especialmente en el caso de la infección perinatal, en donde se sugiere que el tratamiento debería empezar antes de las 36 horas.
De todos modos, habrá que esperar a los resultados de la mencionada cohorte VISCONTI para poder arrojar más luz sobre esta prometedora estrategia.
Fuente: Aidsmap/Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Okoye A et al. Early treatment in acute SIV infection limits the size and distribution of the viral reservoir. 21st Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, Boston, abstract 136LB, 2014.
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