En el ensayo participaron 40 niños que cambiaron su régimen doble de inhibidores de la proteasa potenciados por una monoterapia con lopinavir/ritonavir. Un año después del cambio, casi tres cuartas partes de los niños seguían tomando ese tratamiento y mantenían una carga viral indetectable.
"Se trata del primer informe sobre el empleo de la monoterapia con lopinavir/ritonavir como terapia de mantenimiento en población infantil infectada por VIH", comentan los autores.
Existen diversos estudios que han examinado la seguridad y eficacia de la simplificación de la terapia anti-VIH en adultos. La mayor parte de la investigación ha contado con pacientes que han interrumpido el tratamiento tradicional de tres fármacos y han pasado a una monoterapia con lopinavir/ritonavir (Kaletra®).
En Tailandia, la terapia antirretroviral de segunda línea recomendada para los niños con VIH resistente a los análogos y no análogos de nucleósido [ITIN y ITINN, respectivamente] consiste en un régimen de dos inhibidores de la proteasa potenciados. Este tratamiento supone que hay que tomar un gran número de pastillas, resulta caro, puede ocasionar efectos secundarios y existe el riesgo de que se produzcan interacciones entre fármacos.
En consecuencia, el equipo de investigadores decidió comprobar si resultaba seguro y eficaz cambiar el tratamiento a los niños que tenían una carga viral indetectable con una combinación de dos inhibidores de la proteasa potenciados, pasando a darles una monoterapia con lopinavir/ritonavir. A los niños se les devolvió de nuevo a su combinación doble de inhibidores de la proteasa potenciados en el caso de que presentaran dos mediciones consecutivas de carga viral por encima de 500 copias/mL, o tres cargas virales consecutivas con valores entre 50 y 499 copias/mL.
En el estudio participaron un total de 40 niños, la mayor parte de los cuales (36) tomaban lopinavir/ritonavir más saquinavir, mientras que los cuatro restantes estaban siendo tratados con lopinavir/ritonavir junto con indinavir. Los pacientes habían estado recibiendo estos regímenes durante una mediana de 3,6 años. La media de edad de los participantes estaba un poco por debajo de los doce años y el 50% eran varones.
Al inicio del ensayo, el porcentaje de células CD4 fue del 27%. Aunque todos los niños presentaron una carga viral indetectable cuando fueron inscritos en el estudio, el 10% tenían un nivel detectable de VIH en sangre en la primera visita del mismo.
No se produjo ningún fallecimiento y ninguno de los pacientes experimentó una progresión de la infección a lo largo de las 48 semanas del estudio. Tampoco se observaron cambios significativos ni en el recuento ni en el porcentaje de células CD4.
Al final del periodo de estudio, un total de 31 pacientes (73%) seguían tomando la monoterapia con lopinavir/ritonavir y su carga viral era inferior a 50 copias/mL.
Cinco niños sufrieron un ‘blip’ de carga viral (un aumento temporal de la misma por encima de 50 copias/mL). La mediana del tiempo entre el cambio de tratamiento y el ‘blip’ fue de 12 semanas y la viremia varió entre 52 y 94 copias/mL. Los recuentos de píldoras evidenciaron que tres de los niños tenían un bajo grado de adhesión al tratamiento y uno presentaba unos niveles bajos de su medicación en sangre. De todos modos, al terminar el estudio a la semana 48, los cinco niños tenían una carga viral inferior a 50 copias/mL y seguían tomando la monoterapia.
Un total de nueve pacientes (23%) volvieron a tomar su régimen doble de inhibidores de la proteasa potenciados. La mediana del tiempo transcurrido hasta el fracaso de la monoterapia fue de 24 semanas. Al final del estudio, el 44% de los niños que habían reanudado la terapia doble de inhibidores de la proteasa potenciados tenían una carga viral indetectable y su virus no presentaba resistencias importantes a esta familia de fármacos.
El uso de la terapia anti-VIH se ha relacionado con un aumento de los niveles de lípidos, motivo por el cual se realizó un seguimiento estrecho de las concentraciones de colesterol, triglicéridos y glucosa en los pacientes. Los investigadores quedaron defraudados al advertir que el cambio a la monoterapia no tuvo un efecto significativo sobre los lípidos y comentan: “Aparentemente, lopinavir/ritonavir era el principal responsable del impacto negativo sobre los lípidos en los regímenes que incluían este fármaco”.
El análisis estadístico evidenció que el único factor relacionado de forma significativa con el fracaso virológico de la monoterapia con lopinavir/ritonavir fue tener una carga viral basal por encima de 50 copias/mL (cociente de riesgo ajustado: 5,9; intervalo de confianza del 95%: 1,5-24,2; p= 0,01).
“A la semana 48 de tratamiento simplificado de monoterapia con lopinavir/ritonavir (tras abandonar la terapia doble de inhibidores de la proteasa potenciados), el 72,5% de los niños seguían manteniendo el control virológico de la infección”, escriben los investigadores, que creen que su estudio “resultará útil para la futura investigación sobre monoterapias con inhibidores de la proteasa potenciados en niños con VIH”.
Por último, concluyen: “Nuestros datos justifican una mayor evaluación de la eficacia y seguridad a largo plazo de la monoterapia con inhibidores de la proteasa potenciados como estrategia de simplificación del tratamiento en niños”.
Referencia: Bunupuradah T, et al. Monoboosted lopinavir/ritonavir as simplified second-line maintenance therapy in virologically suppressed children. AIDS 25, online edition: DOI: 10. 1097/QAD.0b013e32834231f5, 2011 (aquí podrás encontrar el abstract gratuito del estudio).
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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