"Se registró un aumento significativo de aproximadamente el 67% en la proporción de pacientes hospitalizados por infarto cerebral que presentaban una infección por VIH", escriben los autores, que atribuyen este aumento a "circunstancias cambiantes propias de los pacientes con el virus", tales como los efectos inflamatorios a largo plazo ocasionados por la infección.
Los investigadores llevaron a cabo el estudio por la escasa información disponible respecto a la prevalencia de apoplejías, y sus factores de riesgo, en pacientes con VIH. Consideraron que este ensayo resultaba especialmente oportuno debido a que muchas personas seropositivas ya alcanzan edades avanzadas, y porque la investigación sugiere que tanto el propio VIH como, posiblemente, su tratamiento pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
En el estudio se incluyeron aquellas personas hospitalizadas a causa de una apoplejía entre los años 1997 y 2006. Se recogieron datos provenientes de hospitales de todas partes de EE UU que aportaron información para la Muestra Nacional de Pacientes Ingresados.
Se clasificaron tanto los pacientes con VIH como sin el virus en función del tipo de accidente cerebrovascular que motivó la hospitalización: isquémico, debido a la obstrucción de una arteria, o hemorrágico, por la pérdida de sangre dentro del cerebro.
En 1997, el 0,09% de todos los pacientes hospitalizados por una apoplejía tenían VIH, porcentaje que se incrementó de forma significativa hasta llegar a un 0,15% en 2006 (p <0,001).
Al mismo tiempo, se produjo un descenso del 7% de las hospitalizaciones por esa causa entre la población general de EE UU (de 100.000 a 97.000 anuales).
El número real de ingresos en el hospital debidos a apoplejías que afectaron a pacientes con VIH aumentó un 43%, pasando de 888 en 1997 a 1.425 en 2006.
Además, a partir de 2001 la tasa de hospitalizaciones de pacientes con VIH aumentó alrededor de un 43%, pasando de 90 por cada 100.000 en 2001 a 129 ingresos hospitalarios por cada 100.000 en 2006, un incremento estadísticamente significativo (p= 0,02).
La proporción de pacientes ingresados en el hospital por un ictus isquémico se incrementó en más del doble a lo largo del período del estudio (de 0,08% en 1997 a 0,18% en 2006; tendencia, p <0,001). Sin embargo, la proporción de apoplejías causadas por hemorragias se mantuvo estable. Los autores describen estos resultados como "dignos de ser desatacados".
La mediana de edad de los pacientes con VIH que sufrieron una apoplejía fue de 43 años en 1997 y de 48 años en 2006.
Entre los factores relacionados con un mayor riesgo de apoplejía entre las personas con VIH se incluyeron factores de riesgo de tipo demográfico bien conocidos, como ser de sexo masculino, la mayor edad y ser de etnia negra (p <0,0001 en todos los casos).
El padecer otros problemas de salud también incrementó el riesgo de que se produjera un infarto cerebral, como por ejemplo, tener antecedentes de ataques al corazón (p= 0,03), enfermedad vascular periférica (p <0,0001), demencia (p <0,0001), enfermedad hepática (p <0,0001), diabetes (p <0,0001), enfermedad renal (p <0,0001) y cáncer (p <0,0001).
"Aunque el número absoluto de hospitalizaciones debido a apoplejías en pacientes con VIH es relativamente pequeño (…) el pronunciado aumento en este corto período de tiempo puede considerarse un problema de salud pública", escriben los investigadores.
Pese a que el estudio fue incapaz de demostrar por qué se había dado este incremento, el equipo de expertos plantea la hipótesis de que "la infección por VIH, o su tratamiento, está directamente relacionada con la fisiopatología de la apoplejía en esta población".
"La edad promedio en la que tuvieron lugar las apoplejías entre la población seropositiva fue en torno a la quinta década de vida, mucho menor que entre la población sin el virus. Este hallazgo sugiere que el VIH, o los tratamientos anti-VIH, pueden estar directamente relacionados con la aparición de estos accidentes cerebrovasculares", indicó el doctor Bruce Ovbiagele, de la Universidad de California en San Diego, que realizó el estudio junto con el doctor Avindra Nath, de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore.
"De hecho, una posible explicación podría ser el uso cada vez más generalizado de las terapias antirretrovirales combinadas por parte de las personas con VIH. Si bien estos tratamientos han aumentado la esperanza de vida, también es posible que potencien los factores de riesgo presentes asociados con la apoplejía. Otra posibilidad es que la exposición prolongada al VIH, debido a la mayor supervivencia, puede hacer que el virus aumente el riesgo de sufrir este accidente cerebral, incluso en el caso de que la carga viral sea baja".
Referencia: Ovbiagele B, et al. Increasing incidence of ischemic stroke in patients with HIV infection. Neurology, online edition, 2011.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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