Sin embargo, mientras que el Presidente de la Asamblea General, Jan Eliason, alabó la declaración y atribuyó mérito a la sociedad civil por su contribución sin precedentes en las negociaciones, una gran coalición de activistas publicó una declaración condenando el documento en la que se afirma que "los estados miembro de la ONU rechazaron comprometerse en objetivos más difíciles sobre financiación, prevención, cuidado y tratamiento".
La Declaración Política de 2001 y el camino hacia la reunión de alto nivel de Naciones Unidas sobre VIH/SIDA de 2006
La Declaración Política esbozada en 2001, que puede descargarse aquí en inglés, constituyó una elocuente declaración que comprometía a las naciones del mundo a tomar acciones concretas para detener y revertir la expansión y el impacto de la epidemia del VIH/SIDA. Fue el primer compromiso que la ONU realizó en materia de VIH/SIDA, allanó el camino para el establecimiento del Fondo Global para la lucha contra el VIH/SIDA, la Tuberculosis y la Malaria y dio paso a una nueva era en la que el acceso a tratamiento y cuidado se convirtió en una posibilidad real (aunque lejos de estar implementada de forma universal) incluso en los entornos con menor disponibilidad de recursos.
La sociedad civil acudió al encuentro de alto nivel de Naciones Unidas sobre VIH/SIDA de 2006 con la expectativa de que podría trabajar sobre la anterior declaración y animar a las delegaciones para que desarrollaran los detalles de un borrador incluso más progresivo y comprometer a los países para que tomen las acciones necesarias para proporcionar acceso universal a prevención, tratamiento y cuidado del VIH/SIDA. Tenía un buen motivo para esperar esto, dado que había sido prometido por los líderes de las naciones industriales del G8 durante la cumbre celebrada el pasado julio en Gleneagles, y anteriormente este año en Abuja, los líderes africanos también había alcanzado un acuerdo para hacer campaña para alcanzar un tratamiento universal en 2010.
Negociaciones sobre la declaración de compromiso de 2006
En lugar de ello, los activistas en el tratamiento y la prevención se encontraron a sí mismos luchando por evitar que las delegaciones de los países más conservadores eliminaran de la nueva declaración muchos de los compromisos realizados en 2001, lo que potencialmente menoscababa el apoyo internacional a actividades e instituciones como el Fondo Global que han demostrado ser vitales en la lucha contra el SIDA en el mundo en desarrollo.
Algunos países pretendían eliminar toda referencia a derechos humanos, grupos vulnerables, fármacos genéricos o acceso a condones, material de inyección estéril y esfuerzos en materia de reducción de daños relacionados con el uso de drogas. Además, varios países quieren privar al documento de cualquier referencia que apoye el empoderamiento de las mujeres, a pesar de que actualmente está reconocido que las desventajas sociales, políticas y económicas que sufren las mujeres constituyen uno de los principales motores de la pandemia.
Al fin, la presión realizada por los activistas fructificó en la restauración de mucho de lo que había sido eliminado de la declaración original, aunque el lenguaje de la nueva declaración a menudo es más ambiguo y suavizado. Por ejemplo, en la declaración de 2001 el término "derechos humanos" es empleado once veces, mientras que en el nuevo documento los derechos humanos sólo son mencionados una vez, y únicamente en relación a las mujeres, no en relación a otros grupos vulnerables y personas que viven con VIH/SIDA. La declaración original también dedicaba casi dos páginas a un debate sobre la asignación de recursos que en el nuevo documento se redujo a un párrafo o dos.
Los Estados miembros de la ONU en su mayoría se resistieron al llamamiento realizado por la sociedad civil de aumentar la declaración de compromiso. Por ejemplo, los activistas deseaban que se detallaran en la declaración las poblaciones específicas vulnerables en mayor situación de riesgo de sufrir o que ya sufren VIH/SIDA, pero aparte de una nueva referencia a los usuarios de drogas inyectables (UDI), el documento progresa poco en esta área. Además, a pesar de que la declaración menciona el acceso a material de inyección estéril y reducción de daños (ambos también en la declaración original) no realiza un llamamiento específico para el acceso a tratamiento sustitutivo de drogas (como metadona) que no se lleva a cabo en Rusia y que coloca a los UDI de una situación de riesgo continuo.
Activistas descontentos con la respuesta de la ONU
"El fracaso a la hora de abordar completamente la necesidad de estos grupos y especialmente de oponerse al estigma y discriminación mediante la despenalización del consumo de droga y las conductas sexuales, los hará más invisibles y finalmente conducirá a tasas aún mayores de VIH/SIDA", afirmó Raminta Stuikyte de la red de reducción de daños del centro y este europeos.
En una conferencia de prensa celebrada varias horas antes de la adopción final de la declaración, el presidente Eliasson realizó un comentario sobre la frustración de los activistas. "Los grupos vulnerables están aquí dentro. Son diferentes en los diferentes países. Todos sabemos quiénes son. Esto ha sido una negociación. Esto es lo que hemos concluido."
"Pero", según el señor Eliasson, "no en poca medida debido a la sociedad civil internacional y al examen de nuestras propias ideas y gobiernos, creo que hemos alcanzado un texto sustancial y progresista… siempre existen cosas que se querrían añadir o realizar de forma más ambiciosa, pero si se examina este texto se ve que hemos realizado una reafirmación de todo lo que se dijo en 2001 [en el párrafo 18] y de la necesidad de asegurar que todo lo que está contenido en él sea alcanzado, y eso es lo fundamental".
"Sé que ninguno de vosotros ha conseguido lo que quería con esta declaración", afirmó en la conclusión del encuentro. "Ésa es la naturaleza de las negociaciones. Pero sé que gracias en parte a la influencia realizada por la sociedad civil, el borrador finalmente se ha visto más fortalecido que debilitado."
Una de las áreas en las que los activistas están de acuerdo en que la declaración se vio mucho más fortalecida fue en el firme reconocimiento de la feminización del VIH/SIDA (el hecho de que mujeres y chicas están llevando la carga principal de la pandemia). "Se realizaron compromisos para asegurar que las mujeres pueden ejercer su derecho a tener control sobre su sexualidad y sobre el objetivo de alcanzar acceso universal a la salud reproductiva para el año 2015", según la nota de prensa realizada por la sociedad civil. De cualquier modo, señalaron que algunos gobiernos entre los que se encuentran los de Siria, Egipto, Yemen, Irak, Pakistán y Gabón lucharon contra los esfuerzos de empoderar a las chicas y proporcionarles una educación sexual integral.
Los activistas también querían que la declaración estableciera objetivos claros para el acceso universal a la prevención, cuidado y tratamiento y para la financiación necesaria para realizarlos. Aunque el documento realiza una referencia sobre el tema, sólo compromete a los Estados a "perseguir… esfuerzos… hacia el objetivo de la acceso universal". Según Paul Davis de HealthGAP, "incluso el poner a un paciente más en tratamiento constituye un paso hacia el objetivo del acceso universal. No es un compromiso concreto".
En la conferencia de prensa realizada sobre la declaración final, el doctor Peter Piot, director ejecutivo de ONUSIDA, coincidió con el presidente Eliasson en considerar que el borrador final constituía un documento firme, pero admitió que la falta de objetivos concretos era algo decepcionante. Afirmó que actualmente el objetivo principal debería ser animar a los países individuales a establecer sus propios objetivos ambiciosos, sin embargo esto podría ser más difícil en algunos países que en otros, especialmente en ausencia de la presión moral de, y la rendición de cuentas a, otras naciones miembro que la declaración podría haber establecido.
Existen también discrepancias sobre la firmeza de los compromisos financieros realizados en la declaración final. El doctor Piot calificó el lenguaje empleado sobre la financiación en la declaración original como más débil que el empleado en la declaración actual. Aun así, la declaración anterior especificaba que los gobiernos: "Asegurarían que los recursos proporcionados para la respuesta mundial del abordaje del VIH/SIDA fueran sustanciales, sostenidos y… para 2005, a través de una serie de pasos progresivos, alcanzasen un objetivo general de gasto anual en la epidemia de entre 7.000 y 10.000 millones de dólares en países de pequeños y medianos ingresos".
Sin embargo, en la nueva declaración los estados miembros simplemente "reconocen" que se necesitará una estimación de entre 20.000 y 23.000 millones de dólares anuales para 2010 [realmente la cantidad de 23.000 millones de dólares se requiere para 2008] para apoyar el rápido escalado de la respuestas al SIDA y por tanto comprometerse a tomar medidas para asegurar que se contará con recursos nuevos y adicionales por parte de los países donantes y también provenientes de los presupuestos nacionales y otras fuentes de financiación nacionales".
Técnicamente, la nueva declaración no compromete a los países a proporcionar todos los fondos, mientras que el antiguo lenguaje dejaba poco margen a la duda.
"En esta etapa de la pandemia, esperábamos un compromiso de los gobiernos para cubrir el déficit de financiación mundial", afirmó Kieran Daly, del Consejo Internacional de Organizaciones con Servicios en SIDA. "En lugar de ello, han intentado escurrir el bulto".
De hecho, si la declaración final es finalmente firme o débil podría ser por este punto. Lo que quizás fue más descorazonador es la intensa negociación entre pasillos de países como Estados Unidos para debilitar la declaración y evitar realizar compromisos financieros firmes. Esto parecería indicar un menor compromiso por parte del país que más fondos aporta. Según Eric Sawyer, un veterano activista de ACT UP-NY, "hora tras hora, mi gobierno peleó por sus propios intereses egoístas en lugar de hacerlo por las vidas de millones de personas que mueren innecesariamente en el mundo".
Como para probar este punto, al término del encuentro y en la adopción final del documento, Estados Unidos se quedó solo matizando su voto y afirmando que su apoyo a la declaración estaba basado en sus propias limitadas definiciones de parte del lenguaje redactado.
Según el portavoz de la delegación de EE UU, “Estados Unidos considera que la referencia a la conferencia internacional sobre poblaciones y desarrollos y la frase ‘salud reproductiva’ no genera ningún ‘derecho’ y no puede ser interpretada para constituir apoyo, consentimiento o promoción del aborto. Además, EE UU considera que todas las referencias realizadas en este documento a ‘comportamiento sexual responsable’ se refieren a abstinencia y fidelidad” (evitando intencionadamente realizar referencia a los condones).
Sin embargo, aunque esta declaración constituye claramente una concesión a la derecha religiosa de EE UU, quizá la delegación de EE UU ha considerado también necesario manifestar públicamente esta postura a fin de asegurar un apoyo a la declaración de compromiso de vuelta a casa. Nos guste o no, la derecha religiosa actualmente ejerce una considerable influencia sobre el gobierno de EE UU, del modo en que las fuerzas de opresión son fuertes en otros países del mundo. (Es evidente cuando EE UU se alinea con países como Siria y Arabia Saudita en temas relacionados con las mujeres.) La declaración probablemente representa el mejor resultado que la sociedad civil podría haber alcanzado dadas las circunstancias.
“No debemos permitir que lo mejor sea enemigo de lo bueno”, afirmó el presidente Eliasson. “… La alternativa podría ser escribir algo muy elevado a lo que nadie prestase atención.”
Existen límites sobre lo que se puede alcanzar en un foro como el de la ONU en estos momentos, sin otra oportunidad de cambiar cosas de vuelta a casa. El mundo real, como sugirió el doctor Piot, debe estar ahora en el frente nacional. Y es donde los activistas deben aprender a pelear de forma más eficaz.
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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