Finalmente, la compañía optó por una tercera controvertida opción: un aumento de cinco veces del precio de Norvir en Estados Unidos, llevado a cabo en diciembre de 2003. Esta acción provocó la indignación de médicos y pacientes y dañó la reputación de la compañía.
Norvir se emplea en dosis bajas como un fármaco potenciador de otros inhibidores de la proteasa del VIH debido a su capacidad, sin parangón, de reducir la velocidad de aclaramiento de estos fármacos de la corriente sanguínea, aumentando así su potencia. Ritonavir es también un componente de Kaletra, una combinación de inhibidores de la proteasa también fabricada por Abbott.
En 2003, Abbott se enfrentaba a un serio desafío en su dominio del mercado de los inhibidores de la proteasa en EE UU tras la aprobación de Reyataz (atazanavir) de Bristol Myers Squibb, que demostró tener una potencia igual a la de Kaletra en pacientes con experiencia en tratamiento cuando se potenciaba con ritonavir.
Este documento publicado por Wall Street Journal (un correo electrónico interno y una presentación en diapositivas) muestra que en septiembre de 2003 Abbott estaba sopesando seriamente diferentes opciones para proteger su cuota de mercado. Un documento interno sugería que, si la compañía no hacía nada, cabría esperar que su cuota de mercado disminuyera en un 10% en 2004.
Se plantearon diferentes opciones. La primera, y más radical, era la retirada de las pastillas de Norvir del mercado estadounidense, transfiriendo las patentes existentes a la formulación líquida de Norvir. La acción iba a ser justificada explicando que se necesitaba toda la capacidad de producción del momento para suministrar pastillas de Norvir al mundo en desarrollo.
Sin embargo, una presentación en diapositivas fechada en septiembre de 2003, que Abbott afirma fue preparada por una agencia de comunicaciones externa, ponía de relieve el hecho de que las pastillas de Norvir seguirían disponibles en Europa y dado que el fármaco ya no se empleaba como un inhibidor de la proteasa autónomo, se crearía la percepción de estar suministrando un régimen de tratamiento inferior al mundo en desarrollo.
Se planteó una segunda opción de retirada, en la cual la producción de pastillas de Norvir sería concluida completamente y la compañía resaltaría a médicos y pacientes su estrategia de pasar a una formulación de Kaletra estable al calor y que requiere menos tomas de pastillas.
Sin embargo, se identificaron numerosos problemas con este enfoque. Por un lado, la producción de ritonavir no podía ser eliminada completamente ya que era necesaria para fabricar Kaletra. Además, si ritonavir desapareciese del mercado completamente, el gobierno de Estados Unidos o de otro país desarrollado habría dispuesto de abundantes precedentes para recurrir a una licencia obligatoria para fabricar ritonavir. Potencialmente esto podría haber dañado incluso más la cuota de mercado de Kaletra.
De modo que una tercera opción parece haber ganado terreno: elevar el precio de Norvir. Esto elevaría la cuota de mercado de Kaletra, según afirma la presentación de diapositivas. En el momento de la elevación de precio, los ejecutivos de mercadotecnia de Abbott negaron que ésa fuera su motivación para el aumento de precio, argumentando que éste se realizó para reflejar el valor que la menor dosis de Norvir aportaba a la terapia combinada.
El aumento de precio final estuvo salpicado de requisitos diseñados para proteger a Abbott de una investigación seria por parte de los legisladores o el aparato ejecutivo en Estados Unidos. El nuevo precio solamente sería aplicado a aseguradoras privadas, no a Medicaid, Medicare y a los programas estatales de asistencia de fármacos del SIDA. La compañía también expandió su programa de asistencia al paciente para asegurar que nadie que necesitara Norvir se quedase sin él a causa del precio.
La primera indignada reacción al aumento de precio fue la promesa de un boicot a los productos y eventos educacionales de Abbott por parte de médicos del VIH, y la reputación de Abbott se resintió como predecían los documentos internos, pero la cuota de mercado de Kaletra aumentó y el prometido boicot fracasó en gran medida.
Melissa Brotz, portavoz de Abbott, declaró al Wall Street Journal que los debates sobre la retirada progresiva de las pastillas de Norvir fueron descartados rápidamente y no fueron preparados por quienes toman las decisiones.
Sin embargo, el pasado año Abbott declaró a un tribunal de California que las opciones "fueron preparadas por y para algunos de los ejecutivos de más alto grado de la compañía como parte de una enormemente importante discusión estratégica sobre Norvir". Se defendió que los documentos no fueran expuestos al demandante en un caso antimonopolio entablado por dos personas con VIH y el Service Employees International Union Health and Welfare Fund (que ofrece cobertura médica a miles de sindicados). El caso está previsto que vaya a juicio a principios de 2008.
Abbott está siendo investigada ahora por el establecimiento improcedente de precios a Norvir por parte de la oficina del fiscal general del estado de Illinois, que ha entrevistado a varios altos cargos de la compañía. Entre ellos estaba John Leonard, vicepresidente de investigación y desarrollo farmacéutico mundial, el cual en su entrevista se refirió a Norvir líquido como "ese líquido que ha sido –en pocas palabras– catalogado de saber como el vómito de otra persona".
Puedes ver el texto completo del artículo del Wall Street Journal [en inglés] en: http://lists.essential.org/pipermail/ip-health/2007-January/010379.html
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).
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