¿Qué debo saber sobre el tratamiento?

El objetivo del tratamiento es reducir la carga viral del VIH a lo que se denomina niveles indetectables. Esto permite que la persona pueda evitar el daño en el sistema inmunitario, que de este modo tiene la posibilidad de volver a fortalecerse. El tener una carga viral indetectable no solo contribuye a mejorar la salud de la persona, sino que reduce a cero el riesgo de que el VIH se transmita durante las relaciones sexuales (incluso si no se utilizan medidas preventivas adicionales), lo que se conoce como “indetectable = intransmisible”. Es decir, el tratamiento no solo contribuye a cuidar la salud de las personas con el VIH, sino que, además, contribuye a proteger a sus parejas sexuales.

El tratamiento antirretroviral consiste en una combinación de fármacos de, al menos, dos familias distintas que actúan sobre distintas partes del ciclo vital del VIH, evitando que se reproduzca en el organismo de forma incontrolada. A pesar de que el tratamiento antirretroviral reduce la carga viral, no permite eliminar el virus completamente del organismo, sino que puede permanecer oculto en determinadas células o zonas del organismo a donde no llegan los fármacos. Es lo que se conoce como “reservorio viral”.

La mejor herramienta de la que disponen las personas con el VIH para ayudar a que el tratamiento funcione es tomárselo de forma adecuada tal y como ha sido pautado, es lo que se denomina “adherencia”. Si la adherencia no es buena, se corre el riesgo de que no se controle de forma adecuada la replicación del VIH en el organismo e incluso cabe la posibilidad de que el virus desarrolle resistencias.

La mayor parte de las combinaciones antirretrovirales se toman de forma diaria por vía oral y muchas de ellas se encuentran disponibles en un único comprimido que se tomaría una vez al día. No obstante, ya está aprobada una combinación inyectable de acción prolongada que se administra cada 2 meses y se están investigando otros fármacos de acción prolongada que podrían requerir unas pocas administraciones al año. También se están investigando otras formas de administración como implantes o insertos que permitan administrar la combinación antirretroviral de forma que no requiera la toma oral diaria.

Hace años el nivel de CD4 se usaba como indicador para recomendar el inicio del tratamiento antirretroviral. Sin embargo, en la actualidad se aconseja empezar a tomarlo lo antes posible tras la confirmación del diagnóstico, con independencia del nivel de CD4. No obstante, es una decisión de por vida y debería valorarse siempre de forma individual, ya que la predisposición de la persona a tomar el tratamiento es uno de los elementos cruciales para garantizar su éxito.

Como cualquier otro fármaco, los antirretrovirales tienen efectos secundarios, pero los tratamientos actuales entrañan un riesgo muy reducido de desarrollar efectos secundarios graves y las personas reciben un seguimiento médico que permite detectar cualquier anomalía antes de que suponga un riesgo importante para su salud. Hay que tener en cuenta que cuando una persona inicia un tratamiento por primera vez puede experimentar unos secundarios leves que suelen ser fáciles de manejar y desaparecen por sí mismos en unas pocas semanas. No obstante, recuerda que, si un efecto secundario afecta a tu calidad de vida o no mejora con el tiempo, puedes consultar con el equipo médico que te atiende sobre sobre la posibilidad de cambiar a otra medicación. Como hemos dicho, en la actualidad existen distintas combinaciones disponibles y eso da flexibilidad a la hora de elegir un tratamiento que se adapte bien a las necesidades de la persona.

Fuente: Introduction to ART (junio 2022), elaborado por HIV i-Base, una organización británica con sede en Londres (Reino Unido)

Redes sociales

¿No quieres perderte nada?
Síguenos en todas las redes

Gilead
Janssen
MSD
ViiV
Gilead
Janssen
MSD
ViiV Healthcare
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Gilead
MSD