Todo comenzó cuando conocí al hombre del que hago referencia en el título. Yo vivía en un departamento con un roomate [compañero de habitación]. Al año de vivir yo allí, se mudó un tipo guapísimo frente a mi departamento. Al poco tiempo lo conocí en Grindr. Él contactó conmigo y me dijo que le gustaría conocerme, que había terminado con su novio hacía poco y que quería un amigo hombre.
Yo ya lo había visto antes y lo único que pude hacer fue emocionarme como un adolescente (tenía 27 años). A los dos días nos conocimos en persona y el click fue inmediato. Él tenía una magia en su mirada y en su forma de ser que era indescriptible, ¡tenía algo!
A los pocos días ya estábamos saliendo, hasta llegar el punto de hacerlo todo juntos; parecíamos novios. Sin embargo, él se negaba a aceptar que se estaba enamorando de mí, argumentándome que estaba roto y que no quería dañarme.
En diciembre de ese año me fui a visitar a mi familia y cuando regresé él quedó de recibirme en la terminal de autobuses. Sin embargo, me llamó horas antes de que yo llegara y me dijo simplemente que no podía recogerme. En ese momento me invadió la ira, asumía que seguramente estaba con alguien más. De momento, me sentí traicionado. Pero minutos antes de llegar a la terminal, me envió un mensaje y me comentó que ya estaba esperándome, que necesitaba hablar conmigo. Acto seguido, me recibió de la manera más normal y amorosa (no éramos novios).
Ya en mi departamento, le pregunté acerca de lo que sucedía, para lo que él guardó silencio y su semblante se puso triste y muy tenso. Me dijo: no sé cómo decirte esto, pero me dieron una noticia muy dura el día de hoy. Yo rápidamente imaginé que alguien había muerto y le pregunté de nuevo. Y fue ahí cuando me dijo: me hice pruebas hoy por la mañana y soy VIH+.
En ese momento me dio muchísimo miedo, tristeza, dolor y sobre todo incertidumbre, pensé que yo también lo tenía. Y lo único que pude decirle fue que, pasara lo que pasara, yo le amaba y que estaría con él siempre para ayudarlo. Él me pidió perdón con lágrimas en sus ojos (en este momento en mi mente estaba la aceptación de que yo también era positivo). Le dije que no tenía nada que perdonarle, acepté que ambos éramos parte de una circunstancia donde no éramos culpables de padecer el virus, pero sí responsables de aprender a vivir plenamente con eso.
Le pedí que fuera fuerte por mí y le dije que yo sería fuerte por él y que juntos saldríamos adelante y que esto era solo una condición, no una pena de muerte.
Al día siguiente yo fui a hacerme la prueba. Estaba súper nervioso y él sin duda mucho más. Cuando me entregaron mis resultados él estaba en el exterior de la clínica. El resultado había sido negativo. En ese momento me sentí lleno de culpa y me preguntaba por qué al hombre que yo amo le tiene que pasar eso. Pero a la vez sentía alivio.
Cuando salí de la clínica, llevaba una bolsa llena de condones y lubricantes y mis resultados en la otra mano. Cuando él me vio se puso muy triste, pensó que yo también era positivo. Le mostré mis resultados y le dije que fueron negativos. Me abrazó y me dijo que me amaba pero que entendería si decidía dejarlo. La verdad es que sentí miedo, pero a pesar de todo lo que sentía (miedo, inseguridad, incertidumbre, etcétera), el sentimiento que predominaba era el amor. Decidí amarlo y amarlo con todas mis fuerzas. La respuesta fue positiva, aceptó mi amor y me correspondió.
Ahora hace poco menos de un año que estamos viviendo juntos. Su carga viral es indetectable. El tratamiento ha tenido muy pocos efectos secundarios, él está sano y estoy seguro de que así será por muchos, muchos años más.
La verdad es que hemos logrado una vida maravillosa. Puedo decir que es el hombre de mi vida y que no le quitaría ni le agregaría nada, así como está es perfecto para mí. Por cierto, ya suenan las campanas de boda.
Escribo esto esperando que les sirva un poco mi historia y para decirles que no están solos, siempre hay gente que los amará tal y como son. Por mi parte quiero decirte que, si lees esto y estás en una situación parecida, no importa del lado que estés, también te amo, y ten por seguro que un día (si no es que ya lo tienes), alguien te amará de la manera más real y sin prejuicios que pueda existir.
No dejes de luchar, sigue adelante, toma tu tratamiento, eso te asegurará salud a ti y a los que te rodean. Pero sobre todo lucha, lucha fuerte contra tus demonios y los demonios de la sociedad, pero nunca, nunca, nunca dejes de dar amor. Te amo.