Me siento como si no fuera una persona normal, veo a mi familia y me desgarro de tristeza. Nada más pensar en eso, la verdad… Estamos muy unidos, pero no quiero sentirme rechazado. Además, nadie sabe sobre mi estado.
La verdad, a veces trato de no pensar en eso, pero es difícil. Es difícil tratar de llevar una vida normal, cuando por dentro sabes que ya nada será igual.