He pasado veinte años muy duros, porque perdí al amor de mi vida, tuve que sacar a un hijo de tan solo cinco añitos adelante y porque debí cambiar de ciudad, etc., y sí, con el VIH a cuestas, sobre mi espalda.
Solo quiero deciros que mi vida es dura, pero vivo. Mi salud es buena y mi niño ya es un hombre de veinticinco años. Trabajo, tengo pareja y un nuevo hogar.
Hace veinte años no contaba con que viviría tanto, pero aquí estoy, dando mucha, mucha guerra.
Besitos para todos y cuidaros mucho.