Testimonio: Una vida buena y abundante

Mari Paz

En aquel tiempo, pensaba que ya me moriría ese mismo año, pero afortunadamente no ocurrió así. Salí de aquella experimentando un mundo nuevo, encontrando, gracias al virus, que hay cosas esenciales y otras secundarias, y dando más importancia a las relaciones que a lo material.
 
Después de unos años, volví a padecer una crisis por una tuberculosis y por un tratamiento experimental que casi se me llevó, pero tampoco había llegado mi hora.
 
He vivido muchos años asintomática. Hace cinco, encontré al que hoy es mi esposo —seropositivo también— con quien me propuse recuperar el hogar perdido. Pues bien, este año empecé una nueva terapia que ha fallado y ahora sufro manifestaciones neurólogicas que no sé dónde me llevarán. Como todo es tan complicado, no tengo esperanzas de que encuentren las causas en vida. Estoy de baja y, posiblemente, si esto se alarga en el tiempo, me acabarán despidiendo.
 
Sé que mi vida no está en manos de los médicos, hacen lo que pueden, aunque con la crisis perdemos asistencia, pero no voy a buscar culpables. He hecho todo lo posible para ser atendida y ya solo me queda disfrutar del tiempo concedido y dejar constancia de que, aunque tengas una sentencia sobre ti, aún se puede vivir feliz, dando de ti a otros/as y siendo feliz con lo que tienes.
 
Animo a todos/as a que no se rindan ante la adversidad. Hay mucha gente que sufre en el mundo y no solo por el VIH. Yo soy una más, pero quiero unirme a los que luchan hasta el final con alegría, sin muchas quejas y siendo útil mientras pueda. Seguramente, ocuparé las listas de aquellos a los que diagnostican post mortem, pero ya no me preocupa. He tenido una vida buena y abundante. Haced lo propio y dejad huella en el mundo.
 
Muchas felicidades a los que crearon esta página y a los que participan con su testimonio.

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