Al momento me lo tomé como una prueba más en la vida y no caí en la depresión. Según mi parecer, creo que estaba infectado desde ya hace unos dos años, cuando tuve herpes zóster. Me dijeron que me hiciera la prueba, pero por miedo no me la hice, preferí tratarme y curar esa infección. Tal vez si me hubiera hecho la prueba en ese momento no estaría pasando por todo lo que ahora paso, pero por algo suceden las cosas.
He estado en un proceso un poco difícil, pero ya estoy mejor de la neumonía. Debido a que mis CD4 están muy bajos y a que estoy con la carga viral muy alta he empezado el tratamiento antirretroviral hace apenas dos días. No me ha ido tan mal hasta el momento; lo más feo, por ahora, es que me mareo muchísimo y, de repente, vomito. La verdad es que tengo mucho miedo de los efectos secundarios, pero ojalá todo esto pase pronto. Tengo la esperanza de que voy a estar bien y podré regresar a mi carrera como bailarín profesional.
Esta experiencia me ha dejado muchas cosas buenas. Afortunadamente, mi familia me apoya en gran medida. Mi mamá se vino a vivir conmigo y dejó su trabajo para poder cuidarme. Es una mujer muy trabajadora y, desde que conoce a Dios, su vida ha cambiado. Siempre me habla de Dios y de lo grande que es su poder. Estoy agradecido de la vida porque gracias a mi madre, mi familia y mis amigos he podido salir adelante.
En mi vida he cometido muchos errores, no la he sabido manejar con sabiduría. He sido promiscuo y me dejé llevar por las drogas y el alcohol y, a pesar de ser consciente de todos los riesgos que corría al estar en ese mundo, no lo quería dejar. Ahora sé que no son necesarios y que hay personas que me aman tanto que debo luchar por ellas.
Siempre hay esperanza y un propósito, cualquiera que sea. Espero que les inspire mi testimonio para seguir adelante. Que el sol, las nubes y todas las cosas bellas del mundo y, sobre todo, el amor de la familia son regalos de Dios que, desafortunadamente, a veces no queremos ver.
Gracias.