Hoy, ocho años después del diagnóstico, busco a diario un pretexto para vivir. Únicamente me falta tener un gran amor para ser feliz. Creo que es otra experiencia que me falta por vivir.
Practico la anergia universal y me encuentro muy bien. Sueño con poder dominar mi energía interior y eliminar por completo la medicación.
Estoy asintomático y satisfecho de aceptarme como la persona que soy, con mis defectos y virtudes, como alguien que se ama a sí mismo y a los demás por encima de cualquier circunstancia.
Un beso.