A pesar de todas las adversidades por las cuales pasé, logré bregar e incluso lograr la autonomía económica cuando no tenía nada, obtener buenas calificaciones en una lengua extranjera, hacer amigos de todas partes del mundo, pero… cometí muchos errores y, olvidando las consecuencias de mis actos, caí en la promiscuidad, llegando a tener un compañero sexual por mes, o a veces más.
En la primera etapa tuve sexo oral desprotegido y sexo anal protegido, pensando en que eran actividades de bajo riesgo. Finalmente, el último encuentro que tuve fue tanto sexo oral y anal sin protección, pensando en que eso no podía pasar por una sola vez. Dos semanas después, una erupción leve apareció en mi pecho y una gripe leve también.
Ignoré las señales… hasta que tuve un sueño que me recordó mi error y comencé a hacer las investigaciones al respecto.
Ahora estoy completamente consciente del riesgo que tomé. Soy cobarde por no querer hacerme la prueba. El peso de la culpa me aplasta, me ahoga, me asfixia y me quema, en tanto que mi familia invirtió mucho dinero para traerme hasta acá y mi país está en crisis, además de que tengo un tío que falleció de sida.
Pensamientos recurrentes de suicidio llegan a mi mente. He superado tantas cosas en este país: hambre, estar sin techo, situaciones de dificultad lingüística y lo he logrado. Si me quedo acá sin hacerme la prueba llevaré una vida triste, si regreso a mi país podré dedicarme a lo que me gusta y estar con mi familia, pero ¿me apoyarán después de este gran error?
Siento que además de seguir el tratamiento, estar cerca de ellos y dedicarme a mi verdadera pasión, además de ayudar a otros, me hará feliz y me mantendrá con vida. Pero, ¿qué ocurrirá si no me apoyan?, ¿y si por la crisis en mi país no puedo vivir de mis pasiones?
Amigos, ayúdenme, denme ánimo, esta carga cada vez me hace más moribundo.