Les quiero explicar también que, en el año 1987, contraje matrimonio, pero fue solo para guardar las apariencias, pues en la institución donde ejercía mi trabajo en esa época hablaban mucho y discriminaban, desafortunadamente, a las personas de mi condición sexual: soy homosexual. Pero fruto de esa unión nos llegó un hermoso hijo, al que quiero mucho y que es la razón de mi vida. En la actualidad, tiene 21 años, y ahora va a hacer de papá. Por motivos personales y por desgracia, ocurrió que me retiraron de la institución donde trabajé durante 13 años. Desde entonces, mi vida cambió de forma impresionante.
Fui en mi juventud una persona muy promiscua y tuve relacionas con muchas personas. En el año 2005, me hice la prueba del VIH -siempre me la hacía de manera rutinaria- y di positivo. A partir de entonces, empecé a consultar ya con un infectólogo. El 1 de mayo de 2007, comencé a tomar antirretrovirales.
Hasta este momento me encuentro muy bien, pero lo más triste para mí es que, en la entidad donde trabajo desde 2001 como auxiliar de enfermería -Cosmitet Ltda (Clínica Rey David)-, en el mes de abril, mi jefe decidió que no podía seguir trabajando en mi especialidad y pasé a ocupar un puesto administrativo. Las razones que adujo el señor Humberto Andrade -uno de mis jefes- fue que era para mi protección. Me dijeron que podían poner una multa a la institución -no sé si será verdad o mentira-. Lamentablemente, el gremio para el que trabajo es muy discriminador, como son los docentes o profesores de esta ciudad.
Entonces, hablé con el médico que me trataba, José Fernando García Goes, que ejerció de especialista en España, y me dijo que eso era mentira [lo de que podía poner una multa a la institución].
Les quedo muy agradecido por su atención y ojalá pueda seguir escribiéndoles y comunicándome con ustedes con más frecuencia.
Un abrazo muy fuerte para todos y sigan adelante.
Chao